1. Mi muy querido amigo, el pastor cristiano Alberto, me ha reiterado que la "maldad de los hombres (seres humanos) viene de nacimiento; yo, por el contrario le he reafirmado con convicción el planteamiento de Jack Rousseau en el sentido de que el hombre nace bueno y que es la sociedad de clases sociales, de desigualdad y consumismo, la que lo transforma a su imagen y semejanza capitalista. Le he planteado que si la maldad es la naturaleza de los hombres entonces la labor de los cristianos por un mundo de justicia es gigantesca y casi imposible.
2. He buscado lecturas que me convenzan de que el filósofo y educador Rousseau no tiene razón, pero mi convencimiento por el escritor del "Contrato Social", me parece muy obvio a pesar de la herencia que traen los niños desde el seno materno producto de un mundo con gigantesca agresividad. Parece que los niños al nacer son como una página en blanco donde todo mundo anota cosas e influye: padres, maestros, iglesias, compañeros, amistades, juegos, cuentos, comercio, economía, trabajo, etcétera. Toda la sociedad es determinante en la formación.
3. En última instancia esto del hombre "bueno" o "malo" es un problema difícil de definir, sobre todo en una sociedad de clases sociales con intereses antagónicos. Para mí es buena la persona que se organiza y lucha para defenderse de la explotación y opresión; es una persona que nunca aconseja la sumisión, la paz de los sepulcros. Para otros –por el contrario- un hombre bueno es el que no ofende a nadie, es respetuoso con todos y cuando le pegan en una mejilla pone la otra; lo verás siempre amable, sonriendo y odiando cualquier enfrentamiento. ¿Es bueno o malo hacer o no favores?
4. Al hombre como ser humano no puede estudiarse individualmente, aislado, para ver a todos los hombres; debe analizarse como un ser social que se desarrolla integrado en un mundo complejo, para encontrar sus tendencias. En general, en bloque, los hombres se desarrollan imitando o siguiendo el ambiente social, económico, cultural, dominante, parecido a lo que sucede en una familia con buenos ingresos o muy limitados, que demuestra maldad o bondad, alegría o tristeza, agresividad o paz. La inmensa mayoría sigue estos cánones, aunque habrá algunos que no.
5. Pienso que estos problemas de la bondad y la maldad que preocupa tanto a mi amigo el pastor, sólo tendrá visos de mejoría cuando logremos que los seres humanos alcancen los mismos derechos y por ello se acerquen o logren la igualdad. Por ello, en tanto nuestros intereses sean más divergentes, las confrontaciones –por las distancias en las formas de vida- serán cada vez mayores. Por ello concluyo con Rousseau que lo malo no es el ser humano sino las circunstancias en que se desarrolla; la única salida es cambiar esas circunstancias absolutamente negativas y construir las que permitan una vida más cercana a la igualdad. (6/I/22).