Diario de una Cuarentena Capítulo 326

Es imperativo el debate

Viernes, 21/01/2022 09:56 AM

A 677 días del inicio de la contingencia en la República Bolivariana de Venezuela producto de la pandemia global de la Covid 19, en la finalización de la semana 97, y siendo el viernes 21 de enero de 2022, espero formular algunas reflexiones con respecto a las líneas que ha lanzado el Presidente Nicolás Maduro en su pasado mensaje anual dirigido a la Nación el pasado sábado 15 de enero de 2022.

Quiero hacerlo así, puesto que estos días han sido para mí de profundas reflexiones, y la idea de mis modestos aportes que comparto con todos y todas ustedes tienen que ver con una alternancia entre algunas alertas que considero debo hacer, junto con temas de formación y de propuestas, que también creo importante abordar en este espacio, sin descartar en ningún momento la humanidad que podría aflorar en estas líneas.

En ese sentido, entrando en materia, estas fueron las líneas estratégicas lanzadas por el Presidente Maduro en el contexto de su mensaje anual la semana pasada desde la Asamblea Nacional:

1.- El 1x10 para el buen gobierno, el cual debe basarse en un sistema de participación e interacción del Poder Popular con todas las instancias del gobierno.

2.- Un mapa de soluciones para la atención de los asuntos nacionales y problemas reales de nuestro pueblo.

3.- La Agenda Concreta de Acción Comunal que tiene que ver con la comunicación, acción y desarrollo de las actividades que se realizan en cada territorio.

4.- Enarbolando las 3R NETS; en esto último es el relanzamiento de las denominadas "3R" dentro de la Nueva Etapa de Transición hacia el Socialismo (NETS). En este acrónimo, no se imaginan el debate que se ha generado, e imagino que esa ha sido la intención del Presidente. Pero en el caso de las "3R", estas tienen que ver con la Resistencia frente a las agresiones criminales; la r de Renacimiento del espíritu nacional y la r de Revolucionar permanentemente desde el gobierno y desde el pueblo.

Uno de los primeros que leí e hizo sus comentarios respecto a este último punto, que es objeto de las ideas que a continuación quiero expresar, fue del camarada Julio Escalona. Tal vez mi expresión no llegará a la expresión literaria y sublime de Escalona, pero si espero plantear algunas ideas que considero necesarias a propósito de estas líneas planteadas por Nicolás Maduro, no sólo en su rol de Jefe de Estado y de Gobierno, sino como líder de la Revolución Bolivariana en este tiempo histórico que nos ha tocado vivir.

En estos momentos, creo que es imperativo el debate, porque hay tantos casos que nosotros debemos explicárselos a las bases de nuestras organizaciones políticas, pero también a esas bases sociales de nuestro proceso revolucionario. Por ejemplo, el problema en Caracas con respecto al agua debemos entenderlo como un problema serio e histórico que afecta a la capital de la República y reconocer que no hemos estudiado el tema ni lo hizo el puntofijismo ni el gomecismo, cuando hubo un planteamiento que ya estaba en el propio siglo XIX que era congelar el desarrollo de Caracas desde la década de los 60 y 70 de ese siglo.

Debemos debatir de manera descarnada el tema de la ineficiencia y corrupción como flagelos que carcomen los cimientos de la Revolución, que no son dominantes en muchos integrantes del chavismo y de su dirección política. También el tema del sectarismo debe ser debatido y que autocríticamente debemos reconocer que lo hay.

Además de ello, hay que reconocer que hay falta de comunicación y falta de debate entre la dirigencia y las bases. En ese sentido, debe darse un proceso esencialmente de democratización de los mandos institucionales, de los mandos políticos, todo ello dirigido a llegar a las catacumbas de nuestro pueblo, tal como lo expresaba el Comandante Chávez, tal y como lo señala el presidente Nicolás Maduro.

La entrevista que concedió a comienzos de este año el Presidente Maduro al periodista franco español Ignacio Ramonet, ninguno de nosotros la hemos tomado para abrir la discusión que allí plantea Nicolás Maduro. Creo importante reproducir la misma y llevarla a nuestras bases.

Debemos volver a los orígenes del chavismo, así como en su momento histórico, el partido Acción Democrática realizó en el año de 1958, en la que su dirección política nacional se reunía los días lunes, los días martes se reunía sus direcciones políticas regionales y los miércoles se celebraban asambleas populares con su militancia de base. Esta estrategia hizo que la referida organización política en su momento pasara de 300 militantes en la parroquia 23 de enero a medio millón de adecos organizados en todo el país en esos tiempos.

Es como lo señaló un buen camarada, y tomó su idea que plasmo en este escrito, de que también desde el chavismo debemos aprender a generar coyunturas que permitan favorecer nuestras ideas y nuestro proyecto político, sin olvidar desde mi punto de vista, que debemos hacer gestión porque estamos en el gobierno.

El chavismo que ya está y que es un movimiento que cuenta con una simbología, que tiene una historia, debe revisar toda la situación política-económica y social y aprovechando este diagnóstico, proceder al reordenamiento de sus fuerzas, como en un ejército. Recordemos que después de cada combate, y en este caso después de cada coyuntura que nos ha tocado afrontar, se nos impone la necesidad del reordenamiento de nuestras fuerzas políticas. Tal y como lo señala el oráculo del guerrero: "Guerrero no envaines tu espada, pues nuevas batallas se avecinan en el horizonte…"

La derrota electoral en Barinas debe ser revisada y las fuerzas políticas de allí reordenadas. Teniendo claro que la salida y las respuestas podrían no darse en 2 o 3 meses, sino que, a través de labores de formación política e ideológica, formar a los cuadros que allá se encuentran, preparándolos en un proceso que puede ir en uno, dos y hasta tres años que vaya construyendo un liderazgo que permita recuperar el control en esa entidad federal, por sólo citar un ejemplo.

Hay que fomentar el debate en todos los espacios. Y con la gente, reconocer los errores cometidos, cambiar lo que se debe cambiar y no tenerle miedo a este tipo dinámicas y la adopción de las decisiones que se deban adoptar.

Ahí también está el ejemplo de los que tuvimos la oportunidad de conocer a Hugo Chávez, que tuvimos la oportunidad de hablar con él en igualdad de condiciones, respetando eso sí, su sabiduría y su liderazgo. Hubo cosas pequeñas con Chávez, como, por ejemplo, cuando le tocaba irse para La Habana para tratarse de su enfermedad y donde solamente llamó a 8 personas para tomar esa decisión y otras de particular importancia para el país en ese momento histórico.

Por eso hay que debatir lo público y notorio, debatir lo que es clandestino, incluso lo que en ocasiones es secreto. Porque debemos tener claro que estamos en una guerra. Guaidó y Biden recientemente lo acaban de ratificar y de eso volveremos en próximas entregas de esta columna, y esto porque la violencia y los sabotajes ante las buenas perspectivas que hay para el país en este año, van a continuar.

Hay gente buena tanto en la oposición de base como en el chavismo y bandidos y bandidas en todas partes también hay.

Es por ello, que debemos tener un discurso que vaya mucho más allá del denominado "voto duro" (mi amigo y mentor Isaías Rodríguez prefiere referirse al "voto consciente"), de la militancia convencida. Que vaya más hacia el centro político para captar, movilizar a aquellos sectores que hoy no se sienten identificados con los dos polos o mejor expresado, con los dos bloques históricos que se disputan le hegemonía, si aplicamos las categorías gramcsianas.

Es por ello, que nuestro mensaje debe señalar que a partir de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela podemos debatir todos los temas. Fuera de ella, absolutamente nada.

Hay un liderazgo indiscutido e indiscutible del Presidente Nicolás Maduro, quien ha demostrado capacidad, inteligencia, inteligencia estratégica. Ha tomado decisiones difíciles, ha avanzado en la actualización económica del país. Ha demostrado tener un potencial emocional extraordinario que viene de abajo, hasta el punto que la gente así lo identifica porque saben lo que es esperar 15 días para lavar la ropa por falta de agua. Maduro y el chavismo en general tienen una épica, que evidentemente se ha comunicado poco, pero que está allí. Todo esto son elementos de fortaleza que no podemos despreciar de buenas a primeras.

Debemos creer profundamente en el pueblo y en su organización que va desde la familia, consejos comunales, la comuna y hasta su síntesis que es el partido revolucionario, que estamos construyendo en estos momentos.

Los símbolos del chavismo están intactos, pero el reto que tenemos tiene que ver con la renovación del discurso, la renovación de todas las capacidades simbólicas que sigue teniendo el chavismo. Allí está uno de los grandes retos, además de traducir los logros y las políticas económicas en experiencias emocionales gratificantes que deleiten a los sectores populares.

Esto porque es importante que tengamos claro que no basta con tomar medidas, sino que hay que transformar los logros en emociones porque, a fin de cuentas, los estados de ánimo son los estados emocionales que se convierten en los auténticos estados de opinión, con los que se ganan elecciones y se mantiene o puede perderse el poder político.

¡Bolívar y Chávez Viven! ¡Y sus luchas y la patria que nos legaron siguen!

¡Independencia y Patria Socialista!

¡Viviremos y Venceremos!

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