Cuándo A.L. se negará a recibir como mandatarios, a esos miserables reyes españoles… (El triste caso de Gilberto Correa)…

Sábado, 22/01/2022 03:22 AM

  1. Ya el cursi rey español Felipe se apresta para asistir en Honduras a la toma de posesión de la presidenta Xiomara Castro. Una monarquía plagada de ladrones, con su Juan Carlos refugiado en la tiranía de los Emiratos Árabes Unidos (EAU). Se fue el tal Juan Carlos de "vacaciones" y por allá se quedó este connotado hijo de puta, asesino de elefantes. Este fue REY CANALLA que se irguió en sus infinitas patas de barro para gritarle al comandante "por qué no te callas", y lo hizo así porque esa infernal España siempre había tenido la pretensión de mandar a callar cuando les apetecía a los mandatarios latinoamericanos.
  2. Recuerdo con arrechera profunda, un día en que por causalidad enciendo el televisor (por allá, por la década de los ochenta), cuando me topo con aquella bazofia de programa llamado "Sábado Sensacional". Estaba Gilberto Correa entrevistando al cantante pataruco Rafael, y va y le pregunta, en su imbecilidad, por el rey de España. En eso Rafael le corta, le dice: "No señor, usted debe expresarse correctamente y decir SU MAJESTAD EL REY JUAN CARLOS, MÁS RESPETO". El deplorable y triste animador "corrige" su cháchara, y repite lo que el cantante pataruco le ha exigido. Verdaderamente que me dieron ganas de sacar la pistola…
  3. Pero eso era lo que aquí se venía estilando con esos burdos gachupines, cobardes y miserables. Eso mismo del pataruco hacían los reyecitos españoles con nuestros mandatarios. El caso de Carlos Andrés Pérez (CAP) con Felipe González es igualmente deplorable. CAP, Felipe González y Gustavo Cisneros formaron una triada para esquilmar a Venezuela y se embarcaron en 1984, en el negocio de comprar a la arruinada y en bancarrota Galerías Preciados.
  4. Cuando en 1983, se celebraba en Caracas el Bicentenario del nacimiento del Libertador Simón Bolívar llegaron delegaciones de casi todos los países del planeta. El acto central se realizó en el Panteón Nacional y lo presidía el presidente Luis Herrera Campins. Llegó la delegación de España comandada por el rey Juan Carlos, y dijo unas palabras cargadas de malas intenciones y sutiles odios, redactadas por Francisco Javier Solana de Madariaga (nieto-sobrino de Salvador de Madariaga) entonces Secretario General de la OTAN. En sus palabras, el rey Juan Carlos cada vez que mencionaba a Bolívar lo llamaba simplemente "general", jamás Libertador. Era el mismo hijo de puta rey, repito, que en la Cumbre Iberoamericana en Chile le gritaría al Comandante Chávez: "¿Por qué no te callas?"
  5. En estos leves trazos del rey Juan Carlos está retratado todo el canallesco sainete de la bufa realidad española de ahora y de todos los tiempos. La España con sus deprimentes cortes bizantinas, la de aquel Fernando VII intentando envenenar a sus progenitores para encasquetarse la corona; la del rey Carlos IV que amaba con locura a Manuel Godoy, el amante de su prostituida esposa (María Luisa); ese mismo rey que abdica a favor de su cretino hijo. De los catorce hijos que tuvo María Luisa varios fueron engendrados por Godoy. Todo esto denotando el defecto más propio del temperamento español: ¡LA TRAICIÓN!
  6. Todo aquel burdel de la corte española lo conoció Simón Bolívar, quien llegó a tratar a los amantes de María Luisa, Manuel Godoy y Manuel Mallo. Fue tal el asco que le produjo a Bolívar todo este depravado y aberrante mundo de la monarquía española, que el Decreto de Guerra a Muerte surgió en su mente el día que le dio un pelotazo al birrete del entonces príncipe de Asturias Fernando, mientras jugaban en los jardines del palacio en Madrid.
  7. Con el Comandante Chávez se puso de nuevo de relieve, esa urgente necesidad del Libertador de cortar de manera absoluta, neta y formal con todo lo que España ha traído a América. Nosotros en esencia no tenemos ni queremos tener nada de esa España que aquí se impuso durante tres siglos, de sus godos y conquistadores, de sus hombres de garnacha y de espada, de sus enfurecidos traidores, de sus enardecidos curas y gachupines, de su enfermiza y deprimente estructura monárquica y súper corrupta; con su cutre y pastoso mundo de toreros, del botijo, de las tonadilleras, el "furbo", el tricornio, el garrote vil, los señoritos del Rocío, sus parques feriales, la del Gordo de la lotería, con sus vírgenes de siete puñales, donde todo es artificial o copias malísimas de franceses, ingleses o alemanes. E insistimos que ese fue en el fondo lo más profundo y vital en su lucha de independencia, plasmado en todos sus documentos: en el Decreto de Guerra a Muerte, en el Discurso de Angostura, en el Manifiesto de Cartagena, en la Carta de Jamaica y en casi toda su correspondencia. De esa España hoy sólo se salvan los campesinos, los gitanos, las celestinas de los burdeles de arrabal y los magos ágrafos que perciben el futuro en las bolas de fuego del día de San Juan, cuando las hay. Lo demás es puro esputo y verborrea rajoyana.
  8. Existe una España, pues, goda, imperial, franquista y asesina que hace grandes esfuerzos por resucitar en nosotros los eternos incendios de su tierra. Pero gracias al Decreto de Guerra a Muerte quedaron aquí pocos de aquella estirpe de los Boves, de los Tízcar, Zuazola, Carvajal, Morales o De la Calzada. De esos malolientes restos más bien reposan hoy en la Nueva Granada, Colombia, a donde no llegó tal Decreto. Éstos godos de la catadura de Aznar, de Felipe González o de Rajoy, sólo existen por las reverberaciones del fuego y el crujir de la carne humana bajo ese fuego. Ya esa España no nos manda arcabuceros, curas o veedores, sino la esencia de sus asesinos con papelitos almibarados y gachupines veedores como Andrés Pastrana, Vargas Llosa, Piñera o Calderón, los "pacificadores" purpurados de la ultraderecha. Vienen con sus papelitos o papelotes a defensor los derechos humanos de sus asesinos y terroristas. Porque la gran madre de todas las guerras en España ha sido la Iglesia católica, por eso dentro de cada Filipillo viene solapado un requeté que sueña y suspira con sangre, fuego y maldiciones de infiernos eternos. Aquí el supremo piromaníaco que anda en procura de un gran incendio social, a lo español, lo encarna el denodado golpista Cardenal Urosa.
  9. Claro, tengo que diferenciarla de la España republicana, generosa y noble que representan genios como Federico García Lorca, Rafael Alberti, Miguel Hernández, Manuel Azaña, Luis Buñuel, La Pasionaria, Miguel Hernández, Ramón J. Sender entre muchos otros. Desgraciadamente el egoísmo capitalista ha infeccionado a sus escritores más recientes que ya no tienen aquella vena humana y solidaria con el mundo de los desposeídos que distinguió a los arriba mencionados (y por cómodos hasta se han dejado confundir con la propaganda norteamericana sobre lo que realmente pasa en América Latina). Pero esa España con sus cortes plagadas de piojosos, que anduvo durante tres siglos hedionda a ajo y cebollas, enjuta y miserable, la pordiosera africana porque en Europa se le despreciaba y no se le consideraba ni siquiera nación; esa España a quien Estados Unidos en un acto de supremo desprecio le arrebató su última colonia en América Latina en una guerra vil como todas las que sabe hacer (porque el Míster Dólar se auto-hundió el "Maine" para luego invadir Cuba); esa España púrpura y sangrienta, ahora entumecida por la moda del consumismo y las puterías del "corazón", aliada con el imperio norteamericano, apunta sus baterías de manera vesánica y brutal contra nuestra revolución bolivariana. Ahora no hay en esa España un Rafael Alberti sino escritores mercantilizados, dolarizados, que se venden al por mayor. Si hubiera un escritor "de altura" que opinase a favor del chavismo inmediatamente lo aplastarían los enardecidos cerdos de ABC, El País y El Mundo.
  10. Todo respondiendo a la cadena mediática mundial cuyo centro se encuentra en Washington. Sus ejes mercenarios moviéndose desde Madrid con José María Aznar, Mario Vargas Llosa, Carlos Alberto Montaner, Plinio Apuleyo Mendoza, Andrés Oppenheimer y la cohorte de mercenarios de CNN, The New York Times, Newsweek y The Washington Post. Todas las baterías de esa España horriblemente sucia, vieja, traicionera y vil, se dirigen contra Venezuela, porque tanto a ella como a Estados Unidos les duele perder a sus viejos vasallos y sus mercados. Pero el tema tiene que centrarse en lo mediático. Ya no sólo desvirtúan todas las noticias que sobre nuestro país se difunden, sino que inventan con delirio bestial e infame contra Venezuela. Y ahora el revoltijo de sus demencias se les está devolviendo.

 

 

 

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