El gozo material y la ética revolucionaria

Viernes, 04/02/2022 02:00 AM

Cada vez que ocurre algún bochornoso acontecimiento en donde estén involucrados personas que hacen vida política en una nación determinada…y que la noticia tenga que ver con acciones reñidas con la moral y la honestidad administrativa…cíclicamente surgen debates sobre el fenómeno de la corrupción en cualquiera de las épocas de la humanidad…y que permite distinguir una serie de perspectivas que intentan explicar las causas y la sobrevivencia de éste terrible mal que acompaña a muchas y muchos políticos en el mundo, está desde el enfoque más "radicalmente pesimista", en la que aseguran que el mal de la corrupción es imposible exterminarla…porque forma parte de lo humano, y que la única forma de que desaparezca de "la cultura universal"…habría que acabar primero con toda la humanidad, para que emerja una nueva forma de vida y educarla desde un principio sobre que no debe permitirse que jamás crezca el germen de la corrupción y la deshonestidad…

Hay una posición intermedia, que considera a la corrupción como un mal de la conducta humana (somos débiles y es fácil caer en la tentación) y por lo tanto es imposible erradicar, pero que debería lucharse, por mantenerlo "en niveles controlables"…mejorando los sistemas educativos, fortaleciendo los valores positivos y un duro castigo sin impunidad a las y los que cometen éste tipo de delito, en cualquiera de sus modalidades como hechos punibles, consagrados en los ordenamientos jurídicos internos de todos los países que forman parte del sistema mundo…

Existe otro enfoque que va dirigido a lo cultural – ideológico…en la que se reconoce lo difícil de acabar con ese perverso flagelo…pero que los sistemas políticos tienen que proyectar la importancia de la necesaria honestidad administrativa que debe acompañar a las personas a lo largo de su existencia…que las prioridades políticas tienen que ir dirigidas a la felicidad colectiva con justicia social, que el goce material y acumulación de riquezas de manera individual no debe ser un fin en sí mismo…y que toda persona que asume la defensa doctrinaria del pensamiento revolucionario…debería convertirse en un ejemplo de humildad y que el mejor enfoque de vida, es luchar para construir a una sociedad más sana y honesta…

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