El Faro del Araguaney

Coyuntura histórica en el proceso bolivariano

Domingo, 20/02/2022 10:44 AM

El Doctor Rafael Caldera Rodríguez y el líder Rómulo Betancourt siempre elogiaron a nuestras Fuerzas Armadas, porque nunca en esa época estuvieron al margen del orden constitucional y, siempre han estado activas en defensa del orden democrático. Había una lucha moral apegada a las normativas y a una conducta limpia y clara, es deducible que una de sus fuentes constituyó en esa época la lucha contra el comunismo que deseaba como sistema imponer medidas totalitarias y antidemocráticas, pero, la defensa de las instituciones democráticas debe ser un pilar en todo ciudadano. Siempre en nuestro país los marxistas han estado infiltrados e induce al gobierno para estar fuera del ordenamiento constitucional.

“El porvenir de Venezuela- pronóstico una vez Caldera- presenta inquietudes cuyo favorable resultado depende, en grado muy importante, del crecimiento de COPEI y de la mayor eficiencia de nuestros cuadros”. Ya sabemos el resultado actual de ese partido y, las actuaciones de los partidos políticos opositores que no ha reflexionado en la toma de un consenso para contribuir a la estabilidad del gobierno y el mantener posiciones fieles a la defensa de los Derechos Humanos.

Para Caldera, la nueva generación tenía que enfrentar un reto y desafío, como competir en el plano de la inteligencia, que es el terreno de la investigación científica, del avance tecnológico, del ascenso cultural, lo prioritario era organizar la sociedad nueva, son conceptos válidos que no competen a la jerga común y desde lo ideológico, constituía la gesta final que se había iniciado en el año 1936.

Hay razones de coyuntura histórica para revelar un hecho o guardar silencio. Chávez desde que asumió su responsabilidad de presidente prosiguió con el V Plan de La Nación argumentado por Gumersindo Rodríguez y del socialcristianismo tomó la justicia y el desarrollo humano. Había que deconstruir la ignorancia, expresión dada en muchas campañas electorales. Nuestra comunidad nacional estaba plena del goce pacífico de los derechos fundamentales. En cada hogar, los brotes salían hacia la universidad y los parques industriales se diversificaban.

Américo Martín, ex comandante guerrillero y candidato presidencial por el MIR pudo decir en una oportunidad, “El Dr. Caldera logró su propósito, no tuvo que reprimir. El costo político fue bajo. Ganó prestigio con eso, logró un auge de respetabilidad de su gobierno. Fue una decisión inteligente”.

Lamentablemente, los comités de acción política en la actualidad no se encuentran al servicio del Estado, sino a sectores que financian las carreras de los miembros de la actual Asamblea Nacional por la vía de contribuciones electorales y afinidad. Las circunscripciones territoriales se encuentran sujetas al resultado de una relación tripartita- política que dispone de todos los recursos exigidos para operar directamente dentro del campo político y religioso.

Nada es casual, el pastor de la Asamblea Evangélica donde me congrego en la actualidad predico el segundo domingo de febrero sobre la expresión resilencia y en los medios digitales e impresos le he visto como en tres oportunidades. Así son los hechos que se suscitan en la república.

Es una visión fuerte de túnel y con lealtades forjadas hacia el interior de las propias instituciones democráticas y, a eso se le llama traición. Ello, por extensión determina que se mantengan una actitud de resistencia permanente hacia las directrices provenientes de las instancias jerárquicas superiores.

El Doctor Caldera, ya en su ocaso, sabía sobre la traición a su estructura política COPEI y en el contexto de sus funciones en el partido comprendió que esta generación que le hace juego político al Estado Bolivariano de Venezuela le mando a fracturar más de 300 subcomités de base anclados en 85 comités centralizados a las casas de la juventud copeyana, en el tiempo, se convirtieron en grupos de presión.

Vemos, entonces un triángulo de poder que acata, pero no obedece al partido y a sus directivos. Así sucede con los centros productivos, aceites Diana que no se ve por ningún negocio, la autorización para hacer turismo en jeep y camionetas con miaderos y cajones de popo hacia la Gran Sabana y, el último atrevimiento, una fiesta de cincuenta años en la cima de un Tepuy de parte de un personero de confianza del presidente Nicolás Maduro Moros.

Desde 2006, ya había estudios de revertir casos políticos globales y parece mentira, hay patriarcas de la política en silencio, me refiero a James Baker y Lee Hamilton e integrado por un puñado de notables, entre los que destacaba Robert Gates, me refiero en este caso a Irak, ya que era el símbolo tomado para la ofensiva del Medio Oriente y su aproximación a Irán, un aliado reciente de Venezuela, desde luego, también tenemos a Siria.

Es el símil hacia Venezuela, quien ha sufrido un realismo político atroz que solo Jorge Arreaza con su paciencia pudo neutralizar y, a los factores de poder no les convenia y votaron a favor, cuando el presidente Nicolás le nombro como candidato a gobernador por el Estado Barinas, donde Diosdado no logró apuntalarlo porque ya había una fragua de agua enlodada por parte de los copeyanos infiltrados en el Psuv.

Hay una ola de traición encadenada en contra del Psuv.  Se ha llegado hasta el extremismo religioso y sin soportes políticos, el partido revolucionario de Venezuela le dio cargos a personas que reflejaron posturas personales y dañaron el sólido arraigo que el pueblo le había otorgado al presidente Chávez y, ahora al presidente Maduro.

La Derecha Cristiana ha flexionado sus músculos y han reorientado el proceso bolivariano en este último tiempo y amenazan seriamente fracturar la coalición con los otros grupos que apoyan al gobierno nacional. En definitiva, hay una tendencia de parálisis y se necesita cohesión en la coalición paras mantener un nivel de confianza en la base.

El descalabro viene y se hace venir. La CIA y DEA toma cuerpo en una acción jurídica global en mi país y los cuerpos de seguridad solo sirven para detener dos ancianos que apenas ganan para una bolsa de pan. Mientras se mueve la balanza del poder dentro del partido.

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