España / Comisionistas, corrupción, espías,... Digamos que hablamos del PP

Martes, 22/02/2022 02:20 PM

Hagamos abstracción del ruido mediático. Concentrémonos en los hechos. En plena pandemia, cuando los muertos se contaban por miles, un desalmado (y seguramente no es el único) se embolsa cerca de 300.000 euros aprovechándose de las urgencias sanitarias de la población. No tiene que arriesgar ni invertir nada, es un conseguidor, un comisionista que puede hacerlo solo porque es el hermano de la presidenta. Esa comisión salió del dinero público, en este caso de todos los madrileños. Estos son los hechos a los que pretenden dar normalidad. Hacerse ricos a costa del dinero público y, en muchos casos, del sufrimiento de la población.

Vayamos ahora a la política. El enfrentamiento entre las diversas bandas del PP no es para defender la ética (no está claro que conozcan su significado) contra la corrupción, sino para controlar el aparato del partido y dirimir si el futuro de esa derecha depende o no de sus pactos con la extrema derecha. Y el dilema no es pequeño, ni siquiera depende solo de ellos sino de si los que controlan la economía están dispuestos a lanzarse a una aventura reaccionaria, antieuropea y antidemocrática con la extrema derecha. Y las dudas son enormes, pues ponen también en cuestión el futuro del régimen del 78.

He ahí la importancia de esta crisis y las dificultades que las derechas van a tener para resolverla. Porque, a buen seguro que saldrán más contratos comisionistas (El diario Público ya ha informado de un contrato con la madre de Ayuso por en medio) porque ya conocemos las prácticas mafiosas que se gastan (como espiarse entre ellos mismos) y porque, para seguir la tradición, los y las presidentes del PP de la Comunidad de Madrid tienen que abandonarla por prácticas corruptas. Casado parece tener los días contados y Ayuso saldrá tocada de esta crisis, si no acaba imputada judicialmente.

Vale la pena insistir que toda esta inestabilidad forma parte de la readaptación de todas las fuerzas políticas al fracaso del bipartidismo y, complementariamente, de las dificultades para la gobernabilidad del Reino, que arrastra una dura crisis económica, una desigualdad social abismal, una justicia desprestigiada, una monarquía inútil y una profunda crisis nacional-territorial sin resolver. Las derechas quieren dar un giro reaccionario a la situación, menos derechos, especialmente contra las mujeres, libertad para seguir viviendo de las corruptelas y comisiones, más libertad aún para los negocios y mano dura contra las reivindicaciones de catalanes, vascos y gallegos.

Las izquierdas deberían aprovechar esta situación para reforzarse y dar un vuelco a la situación. No para buscar entre el electorado de derechas, sino para movilizar y dar respuestas a la mayoría de la población trabajadora. No para agarrarse a un régimen en crisis que no puede ofrecer soluciones, sino para generar una alternativa social, democrática y republicana. Reforzando la alianza que dio la mayoría a Pedro Sánchez, apoyando la movilización social y sindical para mejorar los salarios y las condiciones de trabajo, decidiendo lo que se prometió, como derogar la Ley Mordaza, apoyando prácticamente las medidas contra la violencia de género, poniendo en marcha la mesa de negociación con Catalunya, en fin, dando un giro claramente de izquierdas apoyado y sostenido en la movilización.

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