Auditórium

V congreso del PSUV: ¡El pueblo no se alimenta con ideología!

Lunes, 07/03/2022 01:39 AM

"El poder no cambia a las personas, sólo revela quienes verdaderamente son".

José ‘Pepe’ Mujica.

El Pueblo no come con Ideología. VI Congreso del Partido Socialista de Venezuela PSUV. Improvisados lideres desde el primer I Congreso Extraordinario del PSUV, en el mes de abril del 2010 para acá, nuestro Partido ha recorrido un largo camino que ha marcado la historia de nuestro país en el siglo XXI, incluso, me atrevo a decirlo, con la historia hasta ahora incomprendida del socialismo caribeño. Nuestra lucha en defensa de la libertad, y por un proyecto socialista no totalitario interesó al venezolano, y al mundo, y constituyó el acontecimiento político más relevante para América Latina en el año 1998. En 1999 El MVR ensayaba los primeros pasos hacia una constituyente, y buscaba implantarla en todo el país desde el 15 de diciembre de 1999. Salido de un referéndum difícil, con su dirigente principal Hugo Chávez atrapado por múltiples tareas en el Gobierno Provisorio electo el 6 de diciembre de 1998, y en la nueva Administración que comenzaba, con el MVR.

Tuvo que enfrentar una avalancha de seguidores sin tener medios eficaces de control de los nuevos simpatizantes. Así, mucha gente que entró al partido en los albores de un nuevo, y desarrollado modelo económico se equivocó de partido, y algunos oportunistas se equivocaron de autobús, hoy tenemos que admitirlo, otros se aprovecharon de la oportunidad, como los llamados enchufados. La ola demagógica, y la crisis económica que mantiene en vilo, y amenaza subvertir nuestro país, ayuda a aumentar la confusión, y permite maniobras de infiltración de extranjeros asiáticos, y del medio oriente que con el tiempo vienen a revelarse en toda su extensión contra el pueblo venezolano. Los conocidos alacranes que hoy podemos asegurar con plenitud es una operación fríamente montada por la división interna, en colaboración tal vez con servicios secretos extranjeros parece ser un golpe profundo al interior del Partido, como lo demuestra el actual alcalde de El Tigre electo el 21 de noviembre del 2021, con el apoyo del alacrán Brito, ex candidato a la gobernación en noviembre, patean, y desconocen a la dirigencia del PSUV en ese municipio, a través de tres emisoras diariamente de lunes a viernes de 6am, a 8am, en ese municipio, y lo mas grave se toman atribuciones del poder nacional. Ya que hacen propuestas, y se presentan como el ala liberal del PSUV en El Tigre-Anzoátegui, razón por la que engañan, y decepcionan a muchos militantes, y simpatizantes de buena voluntad pero. . . como atentan, y lo meten con vaselina, con total impunidad. A nombre del ‘chavismo’, estos improvisados lideres hoy hacen tremendas marramuncias en contra de lo que llaman las "cúpulas" del partido en este estado, denunciados como "alacranes", por los que se titulan como "socialistas liberales verdaderos" y están influidos por la casi totalidad de la prensa digital, y las redes sociales que poco a poco van cayendo bajo la batuta totalitaria de estos impostores. El escenario montado llega a impresionar a mucha gente pero, que pocos actores no dejamos, que pase, y se vea, como una cortina de humo.

Hoy con esta crisis híper inflacionaria, nuestras bases verdaderas, los socialistas sinceros, se están desilusionando. El peligro inminente debe alertar al Partido, y no lo hace, hay que accionar de Norte a Sur, y de Este a Oeste, en todo el país, con una militancia formada, y ejemplar. Con militantes, con espejo de socialistas, y de conciencia moral dentro de nuestro Partido, levantando la cuestión de la unidad sindical, profesional, y social, así las bases comprenderán, que ha sonado la hora del combate decisivo, y se levantaran unánimes en defensa de la libertad económica, y de la calidad del buen vivir. Desde ahí el partido puede ganar una dinámica de masas, que ya no perdería más, y que no nos tarde varias veces la victoria, por venir en los momentos más decisivos, y que, literalmente, salve a la Revolución Bolivariana de la versión totalitaria. Socialismo Sí, Totalitarismo No. Que ha tenido como consecuencia principal una aceleración inesperada de la inflación, no prevista en el programa de la recuperación de las industrias productivas, dentro del proceso revolucionario, revelando al mismo, tiempo, y claramente, la desviación hacia un proyecto socialista no democrático, impuesto al país en contra de su voluntad por la fuerza de los llamados " colectivos revolucionarios". El PSUV hoy, pese a las nuevas conspiraciones que se intensificaron en esta época en contra del gobierno, no ha vacilado en relación a su campo de lucha. Fiel a sí mismo, hay que lanzar la palabra de orden en la pea: "Socialismo libertario Sí, Totalitarismo No" y batallar con un objetivo supremo: la recuperación económica de Venezuela. Hoy el pueblo venezolano esta preparado para el ejercicio de la libertad y, es necia la teoría de que el electoralismo es incompatible con el proceso revolucionario. El PSUV mayoritario, y libertario ha sido defensor de las elecciones, a favor de las cuales se acepta el "Pacto de Partidos", considerado a veces como una abdicación por algunos puristas del estalinismo. Pero el hecho es que las elecciones se realizan a pesar de las fallas del psuv, las ha ganado todas, indubitablemente, convirtiéndose en el mayor partido político venezolano, y en el único con una implantación verdaderamente nacional, y equilibrada en todo el territorio nacional. Es Preciso Respetar la voluntad popular, de que la dinámica revolucionaria, se aparte del oscuro sentido totalitario a estas alturas, y no se sobreponga a los resultados electorales venideros. Los militantes socialistas no deben ser impedidos de entrar a las reuniones del partido, y a las sedes de los gobiernos municipales, y regionales, a mi mismo, me ha sido vedado el acceso a la gobernación, donde se encuentran mis correspondencias no contestadas, entre otras cosas.

Las bases del Partido ajenas a las UBCH, a veces sienten la afrenta. Largas decenas de miles de trabajadores, en el Pueblo de Anzoátegui, en la calle me dicen, y porque a ti no te invitaron a ese congreso del psuv, para que exijas a nombre de nosotros que: "es preciso respetar la voluntad popular, de tener una mejor calidad de vida". No pueden existir dos proyectos contradictorios de sociedad en lucha: el socialismo totalitario, y el socialismo en libertad.

Aparentemente todo esta en contra de nosotros, la militancia silvestre. Y para muchos, que abandonaron el país o se remitieron al silencio, hoy la lucha parece perdida de antemano para los combatientes de la libertad. La mayoría del Consejo de la Revolución, y del Gobierno, Donde todo lo manejan los comandos militares, las direcciones políticas, con una imponente masa de maniobras, y de choque constituida por los activistas en el cinturón de los colectivos, los órganos de comunicación social manipulados, la administración pública infiltrada en sectores vitales, y un embrión de la policía política qué comienza a intimidar, todo hace creer que Venezuela esta tomada. Yo no quiero ser a estas alturas de mi vida un Kerensky. En Venezuela, no hay espacio para el Parlamento, y las futuras elecciones no pueden ser entre el "totalitarismo", y el "fascismo". Falta entretanto un pequeño pormenor: la voluntad del pueblo. Fue el pueblo que impuso la democracia, al defender palmo a palmo la libertad de prensa, como en el caso del 23 de enero de 1958, hecho que se hizo conocido en todo el mundo, como unos campeones de la libertad.

Durante este período de tensiones agudas, y de incertidumbres que se elaboró en la Constitución de 1999, que nos rige, y que refleja las contradicciones inevitables del proceso que vivimos. Muchos de aquellos que hoy la invocan como un escudo protector contra las embestidas de la reacción, que de hecho lo es, fueron los mismos que hicieron de todo para evitar que ella fuese elaborada. Los venezolanos no se olvidan, porque no tienen la memoria corta, pese a la impudicia de los vaivenes de la política de ciertos partidos. Sin embargo, la verdad es que, pese a las dificultades, la Constitución fue elaborada en tiempo oportuno. De acuerdo a las indicaciones en ella contenidas, se procedió a nuevas elecciones para la Asamblea Nacional, y para la Presidencia de la República en el año 2000. El PSUV, aunque haya perdido miles de votos, ganó de nuevo las elecciones regionales del 2021, confirmando su posición de ser el mayor partido político venezolano, con la más equilibrada implantación territorial. Por todas partes surgió, o bien como el primer partido en algunos estados como Anzoátegui, o bien como el segundo en otros como Barinas: el primer partido en las grandes ciudades, y en las regiones más desarrolladas del país; el segundo partido, después de la MUD en el Zulia. La estrategia aplicada por el PSUV de no hacer alianzas hacia la derecha, ni con la MUD, por ser un partido esencialmente respetuoso de la democracia política, que tanto aquellos como éste habían puesto en duda en un pasado reciente, fue comprendida por el pueblo venezolano, y recompensada en las urnas. Es cierto que nuestra estimativa de llegar a un alto % de los votos no se confirmó. Eso se debió, así lo creo yo, a razones coyunturales, y también porque muchos venezolanos, impresionados por la propaganda opositora, y confusa de la MUD, y los alacranes, temieron que el PSUV, terminase por dejarse tentar por las sirenas de la "mayoría de izquierda totalitaria". Lo del 21 de noviembre del 2021 en Barinas, fue un acto de lucidez política que hoy todos los militantes aplauden, aunque, en aquel momento, debido a la erosión de la propaganda adversa, hubiese generado algunas incomprensiones. Pese a nuestras múltiples carencias, y deficiencias de organización que son generalmente reconocidas, y que somos los primeros en admitir, y lamentar, sin conspiraciones, ni golpes, apoyados solo en la confianza, y en la voluntad de las masas populares, el PSUV se ha transformado en el fiel de la balanza política venezolana, y en el garante supremo de la Revolución. Tenemos que reconocer que ha sido un camino difícil pero que valió la pena. Ser gobierno no representa un fin en sí mismo. El MVR cuando se legalizó nunca ambicionó el poder por el poder. Aceptó ser gobierno sacrificando tal vez intereses partidarios porque tiene conciencia de que representa la única solución democrática que se ofrece a la nueva sociedad en este momento. El PSUV asumió las responsabilidades del poder para "vencer la crisis y salvar a la Revolución" y mientras sienta, como ha sentido hasta ahora, que cuenta con el apoyo o por lo menos con el concurso favorable de una buena mayoría del pueblo venezolano. Pero esto impone una orientación precisa a nuestra acción, y limitaciones que no podemos evadir. Nuestra meta debe ser el socialismo democrático, pero deseamos llegar allá con el acuerdo expreso del pueblo venezolano, sin violentarlo, y no mediante métodos antidemocráticos. Por otra parte, si somos fieles a nuestro programa que viene del tiempo del MBR-200, con algunas modificaciones de detalles introducidas en el I Congreso del PSUV, tenemos que aplicarlo por etapas, considerando las condiciones objetivas de la realidad venezolana actual. Sucede que la situación de nuestro país es inmensamente compleja. La revolución liberó fuerzas importantes que quieren llevar adelante el proceso de transformación de la sociedad venezolana, consolidando lo que podemos considerar como las conquistas del 11,12, y 13 de abril del 2002: las libertades fundamentales, la democracia política, las nacionalizaciones, la reforma agraria, la participación de los trabajadores en las empresas a través del control de gestión, las experiencias autogestionarias, los derechos sindicales, las comisiones de trabajadores, muchas de estas gestiones fracasaron, y hay que revisarlas. El PSUV, en este VI congreso 2022 se encuentra en la primera línea de este combate, y dada la firmeza, y la coherencia de su empeño político a lo largo de los casi 23 años, de experiencia revolucionaria, no debe aceptar lecciones de socialismos fracasados del siglo XX en la URSS, y toda la Europa Oriental, sea de quien sea, y mucho menos de algún partido, movimiento o asociación política que haya conspirado en contra de la democracia. Sin embargo, considero que la teoría leninista del vanguardismo revolucionario, derrotada en el referéndum del 2007, no puede ser aplicada a la realidad venezolana, ya que traería consecuencias fatales a las masas trabajadoras e incluso a la democracia. Ahora bien, eso es lo que es preciso evitar. La aceleración del proceso revolucionario, las exageraciones, los abusos, los errores, y las violencias cometidas a nombre de una revolución concebida en abstracto, según moldes caribeños, asiáticos, y del medio oriente, extraños a la realidad venezolana, que aíslan a los activistas de las masas, y reducen peligrosamente la base social de apoyo de la revolución. Sólo así se puede explicar, además, el regreso de las fuerza de la derecha, y el reflujo revolucionario al que hemos asistido, inexorablemente, en los últimos meses. La teoría del: "Chávez vive, y la lucha sigue, y viva el poder popular" sólo nos puede conducir a nuevas derrotas, y al desmantelamiento, y a la destrucción, inevitables, de las posiciones conquistadas. Hoy existe una política de desesperación, y de progresivo aislamiento propia de grupos activistas aislados de las masas, y que éstas las rechazan instintivamente. Sin Estabilidad Económica no hay Democracia. En este año 2022 las condiciones económicas del país siguen deteriorándose progresivamente lo que crea dificultades suplementarias que no pueden ser ignoradas por el psuv. La fuerza de las cosas tiene mucha fuerza, y condiciona necesariamente todas las opciones. Confrontado a la herencia gráfica del fascismo, y las consecuencias inevitables de las nuevas colonias de árabes, y chinos, hay que implementar una política de descolonización, necesaria e incluso imprescindible pero que evidentemente, ya se hace onerosa para el país, condicionado por los desvaríos, y por la demagogia destructiva del estalinismo, el gobierno, si quiere salvar a la democracia, y evitar una ruptura peligrosa, que abriría la puerta a nuevas aventuras de derecha, tiene que tener el coraje de promover una política realista de gran pragmatismo, capaz de asegurar una cierta estabilidad económica, y social a este país. Sin estabilidad económica no hay democracia. Y si las instituciones democráticas, puestas en pie con tantas dificultades a lo largo de estos 23 años, se viniesen abajo, mediante la agudización de la crisis económica, no sería el psuv ni la izquierda radical la que avanzaría, sino la derecha que se instalaría nuevamente. Urge pues evitar, con coraje, que la situación económica se deteriore más, y tomar medidas, que lleven a la resolución de los problemas, y no a su agravamiento continuo. El pueblo conoce bien la situación en que se encuentra el país, y comprende, y apoya el esfuerzo del gobierno para superar la crisis, aunque griten lo contrario los demagogos, o los principales responsables, que son los enchufaos, del estado de disgregación económica, a que hemos llegado. No tengamos pues recelo de emprender las medidas necesarias, y de aplicar una política realista, porque ser de izquierda no es cantar loas a la revolución, o a la clase obrera; ser de izquierda es defender en concreto los intereses de las clases trabajadoras, sin discriminaciones regionales abusivas, y saber evitar el regreso del guaidosismo, con una política de buen criterio, y prudencia. Durante los años el gobierno se ha esforzado de poner en funcionamiento la máquina económica, buscando dinamizar los diferentes sectores de la administración. Tenemos que partir del principio que durante el 2013 al 2019, hubo el propósito deliberado de destruir los mecanismos económicos, y el aparato del Estado porque esas serían las condiciones necesarias, y previas a la instalación de un totalitarismo comunista. Era necesario aislar a Venezuela del mundo, donde viven, y trabajan unos 5 millones de venezolanos, y pese a que nuestra economía depende de USA, Colombia, Brasil, y Europa en cerca de un 80 por ciento, y destruir, empujándolos al exilio, o marginándolos, a las clases intermedias de la sociedad venezolana, y principalmente a los técnicos, y profesionales liberales que podrían llegar a constituir un fuerte apoyo al proyecto. Por otra parte, además de obstruir la máquina administrativa con el objetivo de impedir reacciones saludables, existe el propósito deliberado de destruir las empresas, mediante el desmantelamiento de sus instalaciones, y venderlas como chatarra, y la permanente desconsideración hacia los gerentes, y los técnicos, para perjudicar su funcionamiento, descapitalizarlas, y arruinarlas. La finalidad consistía en forzar la intervención estatal, que sería otra manera de hacer avanzar el sector público, en detrimento del privado, asegurando la colectivización forzada o la estatización completa de la economía en aquellos sectores donde la política de nacionalizaciones, no podía justificarse de ninguna manera con reformas estructurales. En el dominio de la producción agropecuaria se procedió de la misma manera; en lugar de distribuir a los campesinos las tierras ocupadas, y productivas, incentivando a los productores exitosos, y la creación de verdaderas cooperativas, se organizaron "unidades socialistas de producción", auténticos "sovkozes" en que los campesinos pasaron a ser indigentes agrícolas dependientes del colectivo, siendo éste manipulado, como se sabe por el partido. Hay que aceptar la democracia política, y buscar adaptarse a un tipo de parlamentarismo a través de nuestra práctica constitucional. Y así asumir las consecuencias necesarias de la mutación en el plano de la política económica.

Ahora bien hay que acarrear en el terreno social, donde las ubchs, aparentemente reforzadas, sigue siendo una correa de transmisión del partido intensificando las políticas sectarias, y de gran rigidez que vienen siguiendo, lo que bloquea por completo cualquier desarrollo constructivo. Económicamente la situación venezolana debe ser extremadamente original, y puede venir a constituirse en un campo de experiencia, de primordial importancia para los partidos, y movimientos progresistas latinoamericanos, con la condición de que funcione, y de que pueda conducir a la superación de la actual crisis. En esto consiste el gran desafío histórico que estará enfrentando el PSUV. En verdad, el ensanchamiento del sector público, con la estatización de los sectores básicos de la economía venezolana, las experiencias auto gestionarías, la reforma agropecuarias, pese a sus perversiones totalitarias, el control de gestión, fue aplicado, destruyendo el pleno funcionamiento de las empresas. Ahora bien, en Venezuela - no nos hagamos ilusiones - dada nuestra situación geoestratégica, y la relación de fuerzas al interior de nuestra sociedad, el socialismo no es para ahora, y en la fase histórica por la que atravesamos no podemos ir más allá que instituir una "democracia avanzada", cuando el país se alinee al campo de los países democráticos. Sin embargo, con una condición esencial: que esa "democracia avanzada" sea viable económicamente, o sea, que no permita la destrucción de aquellos mecanismos económicos de mercado fundamentales al desarrollo de cualquier país que quiera conservar la democracia política. Reducir el consumo aquí reside, además, una de las ambigüedades de la actual coyuntura. El país ha vivido durante estos últimos años del recurso permanente de la producción petrolera, y de las reservas de oro. Ahora bien, la disminución de reservas, o mejor dicho, su afectación a compromisos externos, está alcanzando el límite de alarma. El consumo ha aumentado, la producción se mantiene estacionaria, y la inversión cayó en forma alarmante, y la inversión representa el futuro del país.

Esta situación no puede seguir ni siquiera mantenerse. Los déficits de nuestra balanza comercial, y de pagos nos crean problemas financieros cada vez más graves, y apremiantes. Es pues indispensable revertir urgentemente esa tendencia, ofreciendo estímulos al sector privado para que aumenten sensiblemente la producción. En estos términos es decisiva una nueva política en el mundo del trabajo, disciplinando la producción, respetando la jerarquía de las competencias, combatiendo el ausentismo, normalizando la vida de las empresas. No se trata de una "política anti obrera, y de recuperación capitalista". Se trata de una política de sobrevivencia nacional, que si no es puesta en ejecución por un gobierno que se dice socialista, cuya principal preocupación es defender los intereses de los trabajadores, será inevitablemente impuesta, porque las circunstancias lo exigen, por una nuevo gobierno, que respete el derecho a la huelga, o a la libre organización de comisiones de trabajadores, y este abierto al diálogo con los sindicatos, y con los trabajadores en general. Sea de derecha, sea de izquierda, como está comprobado por todos los ejemplos históricos conocidos. Y para esto basta que el pueblo lo desee sin equivocaciones, porque nunca se puede gobernar en contra de la voluntad popular, y luego se verá lo que ocurre en este país a cortísimo plazo.

Una política de reconstrucción económica, es evidente que este tipo de política exige del país ciertos sacrificios, y que éstos deben ser bien explicados a los trabajadores, porque sin el apoyo de los trabajadores un gobierno socialista nunca podrá gobernar. Reconozco que el diálogo entre los trabajadores, y el gobierno tal vez no haya ido tan lejos, y es muy necesario. Medidas esenciales para el funcionamiento de las empresas. No se trata, como es obvio, de destruir el empleo, o de entregar a los trabajadores al arbitrio de los patrones, sino de suscitar la creación de nuevos puestos de trabajo, castigando a aquellos que no quieren trabajar, o prosiguen conscientemente una política de destrucción de las empresas. Hay que reconocer que el sector público, ya es demasiado grande para las posibilidades de los burócratas que tenemos, no puede seguir creciendo indefinidamente, absorbiendo empresas quebradas, o en dificultades, y manteniendo el salario de aquellos que no producen a costa del erario público. Es pues necesario que nuevas exigencias salariales, u otras no obstaculicen la viabilidad económica de las empresas porque, caso contrario, se destruiría sin remedio la fuente misma del trabajo. Y el Estado se vería forzado a declarar sectores en crisis, con todas las consecuencias necesariamente graves que resultarían para los trabajadores. Todos tenemos que convencernos de que para que haya mejoría en las condiciones de vida del pueblo venezolano, y no apenas mejoría de ciertas elites privilegiadas de *trabajadores * es necesario aumentar la producción, y desarrollar de todas maneras los recursos, y la riqueza que la naturaleza le dio a nuestra nación. Para esto es imprescindible la cooperación de los trabajadores, del sector público, y de los empresarios nacionalistas, que no pueden seguir sin asumir sus responsabilidades, tirando sobre las espaldas del Estado la resolución de todas las dificultades. Las representaciones de los trabajadores, y los sindicatos tienen igualmente que comprender la gravedad de la situación socioeconómico que se vive en Venezuela, tienen que comprender que hay un tiempo para reivindicar, y un tiempo para consolidar, lo adquirido, y que la crisis exige un diálogo, la concertación, y la buena voluntad de todos, evitando así una grave ruptura del tejido social venezolano. Es muy importante reconocer que el gobierno sabe muy bien lo que quiere, y presentar si tiene un proyecto económico viable para este país, y la suficiente autoridad moral, y política, legitimidad de desempeño, y fuerza para aplicarlo.

Hasta el momento se desconoce si existe un proyecto bien perceptible para quienes hemos seguido con atención las legislaciones promulgadas hasta ahora, o sometida a la Asamblea Nacional, y las medidas y resoluciones del Consejo de Ministros, propiamente sobre materia agropecuaria, relaciones laborales, políticas de salud, construcciones civiles, políticas habitaciones, y política relativa a los que han emigrado, y quieren retornar. Con esto se colocarán en mayor evidencia las grandes líneas de fuerza, y los parámetros de una política de recuperación económica que pasaría, naturalmente, por la dinamización del sector público, especialmente en los puntos de despegue inmediato o que ya estén por despegar, junto al incentivo al sector privado, junto a una política atractiva para las inversiones nacionales, y extranjeras. Con discursos no se resuelven los problemas ¿Qué proyectos tendrá bajo la manga el gobierno a corto y mediano plazo? Sino es el crear las condiciones para la superación de la crisis actual con el restablecimiento de la confianza en un proyecto claro de reconstrucción económica del país; ampliando la base social de apoyo a la revolución bolivariana, quitándole argumentos a la oposición, y restableciendo la autoridad del Estado, y la legalidad democrática; evitar la vuelta al pasado, combatiendo todas las formas, incluso las disfrazadas, de neo-totalitarismo; finalmente buscar resolver los problemas neurálgicos que más afligen al pueblo venezolano. Además, una de las cosas que seguramente más choca a los expertos económicos de las realidades venezolanas es cómo varios años de demagogia seudorevolucionaria dejaron prácticamente olvidados, sin ninguna corrección, aquellos sectores que más atañen a las poblaciones más vulnerables de este país. ¿Qué se ha hecho en materia de asistencia médico-hospitalaria? ¿Qué se ha hecho para resolver el problema habitacional, y eliminar los barrios de hojas de lata, y cartón que siguen rodeando a nuestras principales ciudades? ¿Qué se ha hecho para poner en funcionamiento un sistema auténtico de seguridad social, que libere al pueblo de la angustia de la vejez, y de las enfermedades? Son estos sectores primordiales, aquellos que más interesan a los ciudadanos, los que debieron haber sido atacados en primer lugar, produciendo una obra consistente en el tiempo. Fue en esos sectores donde menos se avanzó porque el revolucionarismo de pacotilla, rechaza el enfrentamiento con los problemas reales, y se esconde, para ocultar su ineficiencia o falta de preparación, en el terreno infértil, aleatorio, y fácil presa de los debates ideológicos inconsistentes. Simplemente, no es con palabras huecas, ni con teorías inocuas que se resuelven los problemas de esta gran nación. Gran parte del pueblo venezolano pasa hambre, aparte de otras carencias de primera necesidad, y no será las ideologías el que les dará de comer. El pueblo no se alimenta con ideología. El Gobierno Bolivariano está consciente de esta situación, y por eso tiene que jerarquizar prioridades de acción de acuerdo a las necesidades básicas y sentidas de manera más aguda por el pueblo venezolano, y las debe llevar a la práctica con perseverancia, determinación, y coraje. Cuando el ministro de educación por ejemplo, se preocupe por encima de todo, que las escuelas funcionen, y se transformen en locales de enseñanza de calidad, y no siga siendo el terreno preferido de los enfrentamientos ideológicos se estaría aplicando la política social, y cultural del gobierno, tal como siempre la he definido, y que es, además, común a todos los otros sectores de la actividad gubernamental.

Venezuela no es una isla aislada del resto del continente americano, ni tiene condiciones para ser una autarquía económica. Venezuela debe integrarse necesariamente al espacio geográfico e histórico a que pertenece la América Latina. Esta opción de gobierno cuenta con el apoyo manifiesto de la gran mayoría del pueblo venezolano, y tiene el asentimiento, sin discrepancias, de por lo menos de los principales partidos de la oposición.

Ahora bien, el proyecto revolucionario es inseparable del proyecto de reconstrucción de la economía nacional, al cual me referí anteriormente. La voluntad política, sin duda, existe, y la lógica de nuestro desarrollo posible nos conduce hacia la misma dirección, incluso porque cerca de un millón de nuestros trabajadores participa ya, querámoslo o no, en el mercado común de varios países latinoamericanos. Es cierto que no es fácil pertenecer a un club de naciones con economías mas sanas cuando son conocidos las debilidades de nuestra economía, y nuestro deterioro estructural de nuestras principales empresas como pdvsa. Tenemos que crear condiciones políticas excepcionales para la recuperación económica de Venezuela, en términos altamente favorables, favoreciéndonos con el antecedente colombiano, y antes que la desolación golpee igualmente las puertas, lo que ocurrirá con seguridad casi absoluta. En el presente contexto nacional, se trata de una opción irrechazable que se impone por la lógica de los intereses venezolanos, que nos toca salvaguardar. ¿Qué otra alternativa permitiría desarrollar, con igual ritmo, nuestras propias potencialidades y mejorar por igual, y aceleradamente, el nivel de vida de los venezolanos? ¿Qué otra sería compatible con una democracia política que es la mayor conquista de la Revolución Bolivariana? No ignoramos que muchos de los que plantean una perspectiva de alianza mundial, con sede en un país extranjero. Sin embargo, el imperialismo nunca se escribe en lo singular.

Y no desconociendo la existencia de imperialismos, concurrentes además, que innegablemente proyectan su sombra sobre las naciones en crisis, el PSUV debe considerar que la evolución de nuestro país hacia el socialismo tiene que ser hecha en coordinación con la de nuestros vecinos latinoamericanos, respetando una problemática que nos es común, y algunas de las exigencias, principalmente en materia de libertades, que nuestra revolución, no ha puesto muy bien en evidencia.

En relación a la "recuperación capitalista de los bodegones", es oportuno que nos preguntemos ¿cómo podrá ser ella intentada en un país que liquidó el gran capital privado, y que tiene estatizada más del 70 por ciento de su economía, y propiamente aquellos sectores que pueden determinar el modelo de desarrollo a seguir?

Sin embargo, hay que rechazar igualmente el capitalismo de Estado con fachada socialista porque ese no conduce, como el transcurso del tiempo, lo ha demostrado, al término de la explotación del hombre por el hombre, sino, a nuevas, y tal vez más duras formas de alienación.

Es por esto que en la discusión del programa de gobierno, en este VI congreso del PSUV, se ponga mayor énfasis en la parte de un proyecto de desarrollo que plantee un modelo original de transición a una economía social de mercado por etapas, basado en la coexistencia concurrencial de los sectores públicos y privado, en formas de economía mixta, y en el incentivo al cooperativismo no politizado.

 

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