El sexto sentido del cuarto poder

Lunes, 28/03/2022 08:23 AM

No siempre necesitamos una noticia para decir la verdad, y no siempre necesitamos una fuente para justificar esa verdad, porque a veces el periodista puede usar su sexto sentido para conseguir la noticia, y a veces el periodista puede usar su cuarto poder para encontrar la fuente.

El sexto sentido no se compra con un título académico de la universidad, y el cuarto poder no se compra con una bomba lacrimógena de la calle, pero hay que llorar todas las lágrimas que se puedan llorar, y hay que tocar todo el fondo que se pueda tocar, para finalmente conseguir el sexto sentido que se escribe con sangre, y para conseguir el cuarto poder que rompe el anzuelo.

Tocar fondo es cosa de todos los días en la vida del venezolano, pero tocar fondo en la Fosa de Cariaco, es una desgracia que corrompe la existencia humana, y aunque la extensión de una palabra no equivale en medida a un metro de distancia, pues como buen pescador de hombres, a veces quisiera tocar el gran fondo de mi sucia indignidad.

Yo fui el mejor pescador de hombres, y logré pescar a un pez muy gordo, me cansé de hacerlo mío y él se cansó de hacerme suyo, nos usamos, nos convertimos, nos celamos.

El Sudario de Turín, el Santo Grial y la Santa Cruz de Jesús, son secretos cristianos supuestamente revelados y encontrados por la muchedumbre, pero nadie se pregunta dónde está el manojo de cuerdas convertido en látigo, usado por Cristo para expulsar a los mercaderes del Templo de Jerusalén, durante su ministerio en el planeta Tierra.

Tras recibir una genuina revelación de Dios, yo puedo asegurar que el manojo de cuerdas usado por Jesús para purificar su Templo de Jerusalén, se encuentra en el profundo fondo marino de la Fosa de Cariaco, ubicada en el tropical Mar Caribe.

Así es mi querido hermano lector, el látigo de Jesús está reposando en la Fosa de Cariaco, y me complace mucho saber que Dios me reveló la ubicación del santificado manojo de cuerdas, lo cual me demostró que la oración es muy poderosa, pues yo llevaba más de una década pidiéndole a Dios, que me dijera dónde estaba el látigo de Jesús, y cuando mi Padre me reveló el lugar, yo sentí el deseo de compartir la verdad.

Tal vez algunas personas ateas o sin fe cristiana, no comprendan cómo es posible que un manojo de cuerdas usado hace más de dos mil años en tierra de Jerusalén, terminó viajando y reposando en el fondo marino de la Fosa de Cariaco de Venezuela.

Está bien, no se preocupen, yo acepto el escepticismo cristiano del pueblo venezolano, y aunque ciertamente yo nunca fui una oveja mormona pastoreada por Joseph Smith, como para afirmar que Jesús estuvo visitando los territorios de América, tampoco voy a desacreditar el clamor de una oveja cristiana, que por su fe es libre de creer en Cristo.

Aunque yace dentro del violento abismo marino caribeño, todavía yo puedo sentir el santo fuego del manojo de cuerdas usado por Jesús en Jerusalén; sigue bien empapado de sangre, caliente por tanta injusticia, no quiere desatar sus tres cuerdas de ataduras, sigue oliendo a vinagre, sigue coronado de espinas, es un ancla de dolor.

Una simple cuerda no puede hundirse en el fondo del mar, porque el peso del mar es más fuerte que el débil peso de la cuerda, por lo que la cuerda flotará sobre el mar.

Pero no debemos olvidar que el manojo de cuerdas de Jesús, tiene el peso de todos los pecados capitalistas cometidos por la Humanidad, por lo que el descomunal peso del manojo de cuerdas cristianas yace en el fondo marino, y mientras más peca el Hombre en la Tierra, más pesa y más se hunde el manojo de cuerdas de la expiación de Jesús.

Ese furioso látigo sigue bien vivo en Cariaco, pero si yo decido tocar el fondo, hallaré el manojo de cuerdas de Jesús, pero después de tocar el fondo, ya no podré subir a flote para fanfarronear por mi gran tesoro, entonces me pregunto:

¿Acaso vale la pena perder la vida por una cuerda?

Por un simple y mundano manojo de cuerdas, no vale la pena perder la vida.

Pero no debemos olvidar, que el manojo de cuerdas ubicado en el fondo marino de la Fosa de Cariaco, no son las sucias cuerdas de toscos pescadores orientales, no son las cuerdas de viejas redes pesqueras que se cansaron de pescar peces, y no son las cuerdas de algún frustrado guitarrista, que se cansó de romper sus seis desafinadas cuerdas.

El manojo de cuerdas que reposa en la Fosa venezolana de Cariaco, fue el revolucionario látigo de justicia usado por nuestro Señor Jesús, para expulsar a los malandros y para purificar su Templo de Jerusalén, y como bien dijo Cristo, el que pierda la vida por su causa, la hallará, así que morir por amor y por fe en Jesús, es ganar la vida eterna, pero quien se niegue a morir por Cristo, perderá su aliento de vida.

Porque aunque la ciencia del Mundo, afirma que en las profundidades de la Fosa de Cariaco, no hay oxígeno, no hay luz, no hay esperanza, y no hay ningún manojo de cuerdas cristianas en el suelo marino, pues la fe de Jesús nos confirma que en la Fosa de Cariaco sí hay infinito oxígeno para ser inhalado, sí hay un resplandeciente arcoíris de luz para ser visto, sí hay un torrente de esperanza para ser abrazado, y sí hay una gran oportunidad de vida eterna, que será sagrada y bendita por la fe de Cristo Jesús.

Mis hermanos, la vida es fe, hasta el Universo se expande por fe, sin fe nada existe.

El cáncer no mata a nadie, lo que realmente mata, es la falta de fe para curar el cáncer.

Por falta de fe, la gente se enferma, por falta de fe, la gente muere.

La gente no muere ni por enfermedad ni por pecado, la gente muere por falta de fe.

Yo llevo diez años muerto en vida; perdí el amor de un hombre que yo amaba, que yo idolatraba, que yo envidiaba, y aunque todos los días pienso en suicidarme, porque yo sé que no he podido superar el desamor, pues mi fe en Jesús es más grande que mi desamor, y yo sé que si Dios quiso que una tormenta oscureciera mi vida, es porque Dios sabe que por la fe en Jesús, mi tormenta algún día será un feliz edén de gracia.

Pero los venezolanos perdimos la fe, perdimos la gracia salvadora, perdimos la brújula cristiana, por eso no podemos creer que el manojo de cuerdas usado por Jesús para purificar su Templo de Jerusalén, siga reposando incógnitamente en el suelo marino de la Fosa de Cariaco, porque por desgracia, no podemos creer en lo que no vemos.

Gracias a mi Dios, yo sí tengo fe para creer sin ver, yo no soy como el apóstol Tomás, que creyó en la resurrección de Cristo porque tocó su piel, pero si no hubiera tocado su cuerpo, Tomás no hubiera creído en la resurrección de Jesús, y otra vez por culpa de la legendaria incredulidad cristiana del pueblo venezolano, mis compatriotas no aceptan que el látigo de Jesús reposa en la Fosa de Cariaco, y mis propios hermanos de sangre bolivariana, piensan que yo estoy chiflado, que soy un maldito embustero.

Yo acepto la maldición, pero no acepto el embuste.

Si me voy a ahogar en el abismo de mis palabras, pues me ahogaré diciendo la verdad, tal vez me ahogaré estando maldito para el Mundo, pero siempre ahogado en la verdad, porque como dijo mi amado Jesús, la verdad os hará libres, y hoy yo quiero ser libre.

Mis hermanos, Dios es bueno, es muy bueno, es tan buena gente, que hasta oscurece el azul del agua de la fosa, para que sus hijos reconozcan el peligro del abismo, para que regresen a tierra firme y se arrepientan de sus pecados, para que no se ahoguen por siempre en el infernal lago de fuego y azufre, así de bueno es Dios, por eso quien decida hacer caso omiso de la advertencia divina, y quien decida navegar por las turbulentas aguas oscurecidas por tantos pecados, pues terminará cayendo en la fosa de un abismo en Cariaco, que no tendrá ni compasión, ni piedad, ni lástima de los viles.

Voy a caer en el abismo, no por culpa del pecado, sino por la gracia de la fe, porque quiero caer a los pies de Cristo, porque estoy cansado de luchar en la vida, porque estoy cansado de tantos sueños rotos, porque estoy cansado de estar tan cansado.

Si yo he de encontrar el manojo de cuerdas en el fondo de la fosa, no lo tocaré, no lo tomaré, no lo besaré, porque la fe en Jesús no depende de una cosa mundana, la fe de Jesús depende de nuestra capacidad de creer en su bendita sangre, que fue derramada un viernes en la cruz del Calvario, y fue por la sangre de Jesús que ahora tengo la suficiente libertad en mi vida, como para saber que mi muerte será vida eterna en Cristo.

El buen periodista debe usar su sexto sentido para informar las eternales palabras de vida, que el cuarto poder debe difundir para salvar más almas del implacable fuego eterno, porque el medio es el mensaje, y el Evangelio debe predicarse a toda lengua, tribu, pueblo y nación.

Yo conocí el satánico periodismo del Mundo, y sinceramente lo aborrezco. La santificación periodística del comunicador social, solo es posible a través de la ferviente oración a Dios, porque sin divina bendición del cielo, el Ser Humano es proclive a ejercer el amarillismo y el sensacionalismo, para fabricar bodrios informativos que prostituyen la ética y la moral.

No hay que despertar la imaginación para informar mentiras mundanas del Mundo. Hay que despertar la objetividad para que el periodista comprenda cuán relativa es la verdad y cuán relativa es la mentira, porque para decir la verdad, primero hay que darle la vuelta al Mundo sin decir una mentira, y quien se encuentre libre de pecado, pues que hoy tire la primera piedra.

Por un periodismo sin levadura y libre de manipulación informativa, digamos solo la verdad.

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