A finales del mes de marzo de éste año 2022, le fue presentado a las y los docentes universitarios, una tabla salarial que indica los términos numéricos y en bolívares, la cual expresa los distintos niveles y escalas, que se convierte en el referente administrativo para establecer los salarios a devengar por las y los profesores universitarios…pero sorpresa!...es una tabla salarial regresiva, en cuanto aparecen una serie de desmejora con respecto a unos beneficios que ya estaban disfrutando y el ejemplo más concreto son las llamadas primas de profesionalización…cuando las y los docentes que tienen un doctorado aprobado recibían un 60% del salario base, ahora tendrán un 40%...y uno se hace tantas preguntas, tales como: ¿Qué sucede con la intangibilidad y progresividad en materia laboral establecida en La Constitución Nacional?...¿ cómo queda reflejada en esa tabla salarial, la materialización de un salario digno y decente?...¿ no se está violentando el sentido y significado de los derechos adquiridos?...
Ésta lamentable situación de injusticia social, por las cuales tienen que pasar históricamente, las y los docentes en Venezuela…nos permite hacer todo "un paquete de reflexiones" que vienen acompañadas por unas interrogantes claves: siempre se ha dicho por el discurso gubernamental y desde hace muchísimos años, que se ha considerado como el mejor acto de justicia social y un reconocimiento a la importancia que tiene para una sociedad, tener al personal docente devengando los mejores salarios de toda la estructura de la administración pública y que en muchos sectores sociales, hay un acuerdo: a las y los profesionales de la educación, hay que pagarles salarios competitivos, que les permita tener una vida digna y estar en las mejores condiciones personales para poder cumplir con sus obligaciones laborales, con la mayor efectividad…
Interrogante clave: ¿cómo pueden impartir clases y transmitir conocimientos con eficacia, las y los profesores, si se están alimentando mal?...las personas saben que no se hacen docentes, para convertirse en millonarias, pero es justo que devenguen un salario digno, decente y competitivo que les permita satisfacer sus necesidades…y así evitar la deprimente aplicación de una pedagogía del hambre…