El país ausente

Domingo, 03/04/2022 09:03 AM

La guerra en Ucrania se sigue desarrollando con toda su carga de violencia, tragedia humana y destrucción. No cesa la carnicería en el campo de batalla y en las ciudades bombardeadas, con el despliegue de todo tipo de armas sobre el terreno –como si se tratara de la feria de la muerte–, mientras siguen cayendo los jóvenes soldados ucranianos, rusos y muchos civiles.

La propaganda y la desinformación están desatadas con toda la fuerza de las nuevas posibilidades de la era digital e informática, con una hegemonía tremenda de la manipulación y mentira, detrás de la cual, avanzan los intereses políticos y económicos de las partes.

Lo que sí parece cierto, es que la "guerra relámpago" fracasó o no era tal. El ejército ruso luce empantanado en el vasto territorio oriental de Ucrania y ésta ofrece una fuerte resistencia provista de las más avanzadas armas que han enviado los países de la OTAN. El ejército ruso no tiene la superioridad sobre el ucraniano. La gran diferencia es la capacidad nuclear rusa.

Lo hemos dicho anteriormente y lo repetimos, para aquellos que la apoyan desde la irracionalidad del dogmatismo: ésta es una guerra intercapitalista, donde las partes esgrimen la prevalencia de los "intereses nacionales" o el "patriotismo", para justificar la contienda y sus intereses por encima del Derecho Internacional. Es un retroceso a los tiempos de la Primera Guerra Mundial en Europa, donde se hizo hegemónica la cultura de la muerte y donde la voz de Rosa Luxemburgo, en contra del conflicto y el sacrificio de los obreros, sería silenciada a culatazos hasta su muerte. En la Primera Guerra Mundial, murieron más de 17 millones de seres humanos; y, de esa crisis intercapitalista, emergió victoriosa la Revolución Bolchevique en Rusia con Lenin a la cabeza, luego de atravesar territorio enemigo, en el legendario "Trén alemán".

Las partes directamente involucradas y los intereses que se confrontan sobre suelo europeo, despliegan sus estrategias en todos los ámbitos: militar, político y económico, con particular énfasis en el sector de la energía.

Como hemos señalado, el tema de la energía, del petróleo y del gas, ocupan un lugar preponderante en el conflicto, no sólo, porque Rusia es el segundo mayor productor de petróleo del mundo y el primer exportador de gas, sino porque esta guerra –a diferencia de Afganistán, Iraq, Siria y Libia–, se desarrolla en el flanco oriental de la propia Europa, y su extensión o agudización podría afectar el suministro del gas ruso, que equivale al 43% del consumo del viejo continente.

Por ello, desde el mismo inicio de la invasión rusa, el precio del petróleo se disparó desde 96 hasta 139 dólares por barril y el gas llegó a sobrepasar los 300 euros el Mwh en Europa. El mercado pagaba lo que se conoce eufemísticamente como un "premium de guerra", por la incertidumbre del conflicto.

Desde el inicio de la guerra, los EEUU, UK y UE, impusieron masivas sanciones a Rusia, pero se cuidaron de no incluir al petróleo y el gas en ellas. Luego, EEUU, el 08 de marzo, prohibió la importación de petróleo y gas ruso, y ha presionado –sin ningún éxito– a los países europeos, para hacer lo mismo.

A partir de esta decisión norteamericana, se aceleró el tremendo "lobby" que, desde hace tiempo, hace el gobierno de maduro, junto a las transnacionales petroleras en Washington, para entregar el manejo del petróleo venezolano a las transnacionales, con la promesa de que maduro sería capaz de llevar la producción de petróleo a "dos millones de barriles día" –como volvió a prometerlo él mismo–, triplicando la menguada producción actual de 680 Mil barriles día del país.

El gobierno, evidentemente excitado por la posibilidad de verse oxigenado por la propia Administración Norteamericana, no sólo cambió su discurso de apoyo irrestricto a Putin y la invasión a Ucrania, sino que, aceptó los términos y condiciones impuestos por la Chevron, para que ésta se lleve nuestro petróleo, como si se tratase de un favor: entregar el control de la producción de petróleo y su comercialización a la transnacional, no sólo derogando la reserva que hace la Constitución de la actividad petrolera a favor del Estado Venezolano –como propietario y por razones de interés nacional–, sino cambiando la Ley Orgánica de Hidrocarburos vigente. Todo ésto "en secreto", como suele actuar el gobierno.

Ésto es lo que quiere hacer maduro; está dispuesto a entregar lo que queda de patria y soberanía, con tal de mantenerse en el poder; y, de paso, tener mas plata, obtener recursos económicos para sus allegados y "agentes" políticos, como el señor de anaranjado, y seguir comprando conciencias mientras el pueblo está sumido en la pobreza.

Pero la realidad es muy distinta. Nosotros hemos demostrado, en artículos y opiniones, que maduro ha destruido nuestra industria petrolera, provocando un colapso del 80% de nuestra producción de petróleo en apenas 8 años. Lo repito una y otra vez: la producción promedio del país en 2013 la dejamos en 3,015 millones de barriles día de petróleo, mientras que, la producción promedio de 2021 cerró en 550 mil barriles día, una pérdida de 2,465 millones de barriles día de petróleo. UN VERDADERO DESASTRE para el país.

Los EEUU saben que maduro no es capaz de levantar la producción de petróleo –no serán más de 200 MBD en el transcurso de un largo año–; y, mucho menos, que Venezuela pueda jugar un rol estratégico para su país, como lo hizo durante el Embargo Petrolero Árabe a los EEUU en 1974. Pero eso no les importa, ni a las transnacionales, ni a sus lobbistas en Washington. Aquí, de lo que se trata, es de aprovechar la guerra y la muerte en Ucrania, para tomar una VERDADERA GANGA: el control y manejo del petróleo venezolano, entregado por maduro, quien hará el trabajo sucio de violar las leyes y acallar las voces, en una reedicion del triste papel entreguista de Juan Vivente Gómez. Un Gómez 2.0

El precio del petróleo cerró este viernes en 104 dólares el barril, muy cercano a los valores pre guerra – sin embargo, a niveles de "Revolución a Cien", como decían los infames maduristas–. Lo que ha sucedido, es que, como hemos explicado, a pesar de la guerra y el discurso guerrerista, nadie en Europa ha tocado ni el suministro de petróleo ni del gas ruso. La OPEP+ decidió, en su 27ª Conferencia de Ministros, dejar invariable su política de recortes de producción, aumentando los 432 MBD previstos antes de la guerra. La OPEP+ ni se dividió, ni expulsó a Rusia, ni aumentó en 4 millones su producción, como creía EEUU.

Es por ello, que el Presidente norteamericano, Joe Biden, decide liberar de sus Reserva Estratégicas de Petróleo, un millón de barriles día de petróleo durante 6 meses, es decir, 180 millones de barriles de petróleo en ese período.

En el seno de los países petroleros hay un gran debate, cómo defender sus propios intereses con un precio del petróleo favorable a sus economías, así como, defender la unidad en el seno de la OPEP+, y esperar que pase la guerra para posicionarse en el nuevo orden mundial que emergerá de ésta.

El Presidente Putin firmó un Decreto para cobrar el gas ruso en Rublos, y de esa manera defender el valor de su moneda, ante las masivas sanciones y la confiscación de más de 300 mil millones de euros de sus reservas internacionales. Es interesante ver que Putin NO DECIDIÓ DOLARIZAR SU ECONOMÍA, ni entregar su soberanía por "culpa de las sanciones".

Europa busca diversificar sus suministros de petróleo y gas para no depender de Rusia; los países del norte de África se activan para aumentar sus suministros de gas; mientras, el Canciller Lavrov visitó China y la India –los grandes importadores de petróleo–, para estrechar sus lazos estratégicos.

Todos los países petroleros tienen algo que decir. El gobierno de maduro sólo atina a dar un saludo a la bandera de su ministro de petróleo en la reunión de ministros de la OPEP+, acompañado de la inefable tendencia de twitter. Venezuela, es el país ausente del escenario petrolero, su espacio natural. Se ha perdido, en manos de este gobierno, un posicionamiento estratégico que recuperamos con Chávez desde la Cumbre de Caracas del año 2000 y nuestra gestión de 12 años dentro de la Organización, luego de la derrota del sabotaje petrolero.

En 2008 con 3,3 millones de barriles día de producción, el país ocupaba el 4to lugar en importancia en la OPEP; hoy, con 680 MBD, estamos en el sótano de la Organización, sólo superamos a los nuevos miembros: Gabón, Congo y Guinea Ecuatorial.

No hay desde Venezuela una postura correcta, revolucionaria, en contra de la guerra entre capitalistas; una postura que de un alerta al mundo ante el peligro que se cierne sobre la humanidad; bien sea, por una conflagración nuclear o por la destrucción del ambiente. El país no tiene nada que decir en este debate mundial. Es un país ausente.

El gobierno madurista, negocia, maniobra, medrando en la tragedia para entregar el petróleo a las transnacionales, mientras el PSUV –el otrora partido de Chávez–, desarrolla una discusión interna intrascendente, de espaldas al pueblo, y sus dirigentes, alcaldes y todo tipo de oportunistas, escandalizan en la redes con aspectos de su vida personal que a nadie les interesa. En el país, ahora todo se compra y vende, mientras el pueblo vive la peor tragedia material y espiritual de nuestra historia colectiva. Estamos en la noche más oscura del país ausente.

 

 

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