Matria tovareña (18)

El testamento de un patriota insurgente llamado Hugo Trejo

Miércoles, 06/04/2022 07:27 AM

Una lección de pundonor a los patrioteros de armas.

"La honestidad, la dignidad y la vocación de servicio nada dan, sólo exigen el sacrificio siempre en aras de ideales superiores"

Ese es el camino correcto y así lo señala el coronel Hugo Trejo

en su libro: La revolución no ha terminado…!(1)

El coronel® Hugo Enrique Trejo (n. Mérida, 6 de abril de 1922 - m. Caracas, 16 de febrero de 1998), cuya trayectoria demuestra una verticalidad académica absoluta desde el oficio de aprendiz de sastre, que le permitió cursar estudios de primaria y bachillerato en su Mérida natal y "ciudad de golondrinas" a principios de la década de los años 30, donde con mirada inquieta pudo presenciar los actos conmemorativos del centenario de la muerte del Libertador el 17 de diciembre de 1930 y asistir a la parada militar que precedió a la inauguración de la plaza mayor con su estatua ecuestre.

Culminado el tercer año de bachillerato, el 3 de octubre de 1938 su madre lo envía a la Escuela de Clases de La Grita, estado Táchira; su brillante desempeño en el 2do. curso le permitió ingresar como Cabo 2° a la Academia Militar de Venezuela en Caracas el 11 de diciembre de 1938, donde se graduó el 22 de diciembre de 1942 con puesto N° 1 de Mérito y ser el Alférez Mayor de la Promoción Generalísimo Francisco de Miranda. Fue el 1ero. entre 23, con un promedio sobresaliente de 18.38 puntos(2), calificación que pudo ser mayor a no ser por un 10 en Dibujo en el 2do. Año en 1940.

Inmediatamente con el grado de Sub Teniente ejerció entre 1942 y 1950 los comandos de tropa de las guarniciones de: Maracay, Mérida, Caracas y San Cristóbal. En marzo de 1950 es llamado a participar en el primer curso medio de Artillería obteniendo el primer Puesto de Mérito con promedio de 98%, lo que le valió ser seleccionado para realizar estudios de armas y estado mayor en España. El 5 de septiembre de 1950 ingresa como alumno de la promoción 50 de la Escuela de Estado Mayor del Ejército Español, donde obtuvo los siguientes logros: en el 1er. y 2do. Año N° 1 Bis, en el 3er. Año N° 2 Bis y en el 4to. año N° 7 Bis, posiciones obtenidas entre 30 alumnos de la promoción, siendo calificado por la Dirección de la Escuela al finalizar los estudios como uno de los tres mejores alumnos, incluyendo a los españoles.

A su regreso de España el 11 de junio de 1954, fue nombrado Jefe del Negociado de la Organización de la Tercera Sección del Estado Mayor General. Labor que compartía con la de profesor en distintas cátedras y Jefe de la primera sección académica de la Escuela Superior de las Fuerzas Armadas, preparando una serie de manuales que sirvieron de apoyo a las futuras promociones. Actuación que le valió ser calificado como oficial N°1 en mérito entre los oficiales de planta. Hasta aquí la decorosa y esplendente carrera militar del coronel Hugo Trejo, signada por el epígrafe que da inicio a este escrito en su honor con motivo de su centenario. La dedicación al estudio y la enseñanza, el cumplimiento del deber, el trabajo con denuedo, la pasión y amor por las Fuerzas Armadas fueron su norte; sin olvidar ser leal a la Patria cuando las circunstancias lo exigieron. Nunca le fue impuesta sanción disciplinaria alguna.

Por eso, prefirió salir de la comodidad de la Escuela Superior para incorporarse al movimiento insurreccional del 1 de enero de 1958, liderarlo a escogencia de la mayoría que reconocían su meritoria carrera y dotes de constructor de ciudadanía. Su mayor gloria fue la de encabezar el primer intento de rebelión contra el dictador Marcos Pérez Jiménez, que conllevó a su derrocamiento el 23 de enero de 1958, para algunos de su tiempo y la gran mayoría de quienes ahora deshonran las Fuerzas Armadas hubiese sido más "…fácil adaptarse a la inmoralidad y a las posiciones cómodas, porque esto siempre da buenos dividendos"(3), así al final de sus carreras los espere el degredo de la historia y sus vidas queden marcadas por y para siempre.

Sirva de preámbulo su palmarés académico, para dar paso a su Testamento y legado imperecedero, desde octubre de 1997 asume "la batalla más seria de su vida"(4), sintiéndose enfermo y siguiendo las instrucciones médicas con el deseo de superar el cáncer, además escribe su ultimo escrito político intitulado ¿Cuarenta años de Democracia?, una crítica a la Venezuela que le ha tocado vivir y un llamado esperanzador a la Venezuela que nos merecemos.

Por eso mismos días, contacta a su sobrino y abogado Ivor D. Mogollón Rojas, hijo de su cuñado y compañero de luchas el Dr. Elio José Mogollón a objeto que le de forma legal a su "DECLARACIÓN FORMAL DE VOLUNTAD"(5), la cual quedó plasmada en los siguientes términos:

Primero: Que después de su velorio sus restos sean incinerados y lo que quede llevados "…al lugar denominado "Pico del Águila", ubicado en el Parque Nacional "Sierra Nevada", en el Estado Mérida y sean los mismos esparcidos al viento"

Segundo: "…por razones personales que no infieren para nada en mi amor, devoción y respeto a la institución que formó mi carácter, mi intelecto y profundo sentido de patriotismo, RENUNCIO a que sean rendidos cualesquiera tipos de honores o ceremoniales, tal como lo acostumbra la institución militar en estos casos. De igual manera como Ciudadano activo que fui en la Sociedad Civil & Democrática, RENUNCIO a cualquier acto u honor que las Instituciones Civiles de la República quieran conferirme"

Tercero: "Igualmente RENUNCIO a ser vestido, al ser preparado para mis exequias, con el uniforme militar, sino con el alba, cíngulo y escapulario que están preparados para tal formalidad".

Cuarto: De acuerdo a lo dispuesto en los artículos 967 y 971 del Código Civil, designó albaceas especiales para el cumplimiento de su voluntad a sus tres hijos: Humberto, Héctor y Hugo, todos de segundo nombre Enrique, Trejo Mogollón y a su sobrino Ivor D. Mogollón Rojas.

Manifestaciones de voluntad que nos dan una clara idea de su forma de pensar y actuar, porque el hombre es pensamiento y acción. Que también fueron cumplidas a cabalidad por sus albaceas, con la excepción que, a los 10 años de su muerte en el 2008, el presidente Chávez mediante parodia lo ascendió post morten al grado de general, hasta ahora se desconoce la resolución oficial del ascenso.

Quizás el coronel Hugo Enrique Trejo con su renuncia a los honores que le correspondían fue premonitorio. Ahora se le rinden honores militares a cualquiera, sin siquiera ser parte de la vida castrense por el sólo hecho de formar parte de la revolución; así como al ascenso que él bien se merecía, que después ha sido un descenso en tantos cuatrisoleados sin mérito alguno, en cuyos pechos cuelgan tantas insignias como ceros en sus cuentas bancarias. Ya el honor ni se divisa, son las divisas el deshonor. En Venezuela ya uno no sabe si es el alto mando o el circo que manda.

El coronel Hugo Trejo murió pobre pero lleno de merecimientos, rodeado de su familia y el cariño de muchos, con la paz espiritual de haber dedicado los últimos años de su vida a llevar la comunión y consuelo a los ancianos y enfermos en su parroquia de Vista Alegre, las autoridades de la Iglesia Católica Venezolana lo habían nombrado Ministro Extraordinario de la Comunión, aunque mereció ser Ministro de la Defensa o Presidente de la República. Fue velado vistiendo el hábito de la Tercera Orden de San Francisco de Asís -de la cual fue miembro por más de 30 años-, ya desde el inicio de su carrera militar ejercía el voto de pobreza. Brilló con luz propia y sus cenizas sobrevuelan las gélidas cumbres más altas de Venezuela: límpidas, valientes y orgullosas como lo fue su vida, su legado es menester rescatarlo para que sirva de asidero en la Venezuela por venir. Como lo dejó escrito para la posteridad en enero de 1998, a escasos días de su muerte el 16 de febrero. "Venezuela está necesitando el concurso de esa gran mayoría de hombres y mujeres, que día a día, desde las oficinas, las fábricas, el campo, con su diario trajinar le han hecho frente, silenciosamente a ese otro país que se ha nutrido del oportunismo, de la trampa de lo fácil, del negociado y la traición. Venezuela necesita que se le dé una visión de futuro, comúnmente compartida, proyecto que priorice nuestras necesidades problemas y deseos, que debe definirse sobre la base de procedimientos democráticos, participativos y diáfanamente representativos y honestos y justamente distributivos, que le den la posibilidad y el derecho al común de los venezolanos de transcurrir en una vida honesta, productiva y creadora. Es prioritario abordar el enorme desafío de recuperar el sentimiento, el orgullo de ser venezolano. Darle a nuestra sociedad un sistema político que garantice los derechos inherentes al ser humano, donde se administre la Justicia Social por todos y para todos, donde se evadan los peligros de la utopía, pero no se sacrifiquen los sueños de darnos ese gran país llamado Venezuela" Sintetizo en una "visión de futuro compartida" y recuperar el "orgullo de ser venezolano" y militar.

Néstor Abad Sánchez

La Abadía, abril 5, 2022

nestorabadsanchez@gmail.com

Notas:

  1. Hugo Trejo: La revolución no ha terminado…! Vadell hermanos editores, Caracas, 1977. p. 175.

  2. Record de actuación académica expedido por la Academia Militar el 26 de marzo de 1980 y anotado bajo el N° 1432, folio 179, tomo IV del libro correspondiente.

  3. Ídem. p. 175.

  4. Biografía inédita escrita en mayo de 1998 por su hijo Hugo Trejo Mogollón.

  5. Documento inédito, en dos folios, que quedó listo para ser protocolizado.

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