Venezuela: otro modo de pensarla

Sábado, 30/04/2022 08:19 AM

Los años ochenta y noventa del mil novecientos, fueron años de grandes expectativas. El pensamiento neoliberal, que parecía haberse consolidado a nivel planetario, mostraba sus falencias. Sus verdades, comenzaron a ser cuestionadas. Nuevas formas de pensar comenzaron a abrirse camino, en medio de la incertidumbre que lo rodeaba. Pero, sobre todo, el atreverse a pensar de una manera, no solo diferente, sino, distinta; sin certezas preconstruidas, y sin nostalgia por el pensamiento heredado, comenzó a interpelar las verdades establecidas y ver que escondían estas en su significado y su significante. El pensamiento occidental fue colocado en el banquillo de los acusados, y su condena se ha hecho universal.

La crisis del capitalismo, no solo como un modo de producción, sino, como un sistema histórico, como lo ha llamado Inmanuel Wallerstein, nos terminó de convencer que pensarla es una tarea urgente. Sobre todo, para quienes no hemos perdido la esperanza de reencontrarnos con la utopía de que construir otro mundo es posible.

Pensarla desde una perspectiva heterodoxa. Esto es, desde una visión radicalmente distinta a las concepciones que hasta ahora han "explicado" el mundo; porque, cuando uno revisa las variables que determinan la crisis financiera y económica que estalló en el año 2007 en los Estados Unidos, y afectó al resto del mundo, constata que no es solo la expansión del capital financiero especulativo, lo que la explica; sino que, es una crisis de mayores dimensiones; constata que es una crisis civilizatoria; ya que, es la modernidad occidental capitalista, como un todo, la que está llegando a su ocaso.

El "pánico" se apoderó del mundo capitalista. Por lo que, los estados tuvieron que adoptar políticas proteccionistas y de subsidios para "salvar" al neoliberalismo. Es por ello que, la crisis del capitalismo neoliberal debe llevarnos a imaginar la edificación de un nuevo sistema socio económico, radicalmente distinto a los modelos de desarrollo, de acumulación y reproducción del capital conocido hasta ahora, en donde impere la justicia social y el respeto al medio ambiente.

El Presidente Hugo Chávez, en su incesante prédica por construir una Venezuela mejor, permanentemente preguntaba: Entonces si no es el capitalismo ¿qué? Yo no tengo duda: es el socialismo. Ahora ¿qué socialismo?, ¿cuál de tantos? Pudiéramos pensar incluso que ninguno de los que han sido, aun cuando hay experiencias, hay logros y avances en muchos casos de socialismo, tendremos que inventárnoslo y de allí la importancia de estos debates y de esta batalla de ideas; hay que inventar el Socialismo del siglo XXI y habrá que ver por qué vías, muchas vías, lo sabemos, lo táctico es tan variado como la mente de cada uno de nosotros.

Decía, asimismo, que había que construir una vía venezolana al socialismo; construir el socialismo venezolano: En ello se nos irá la vida, toda la vida, pero no me cabe la menor duda de que ese es el único camino a la redención de nuestro pueblo, a la salvación de nuestra Patria y a la construcción de nuestro mundo donde se haga realidad el sueño de tantos y de tantas, y aquellos de Bolívar en Angostura: La mayor suma de felicidad posible.

Afirmaba, asimismo, que: …, el socialismo en el siglo XXI que aquí resurgió como de entre los muertos es algo novedoso; tiene que ser verdaderamente nuevo, y una de las cosas esencialmente nuevas en nuestro modelo es su carácter democrático, una nueva hegemonía democrática, y eso nos obliga a nosotros no a imponer, sino a convencer […] cómo lograrlo, cómo hacerlo. El cambio cultural. Todo esto tiene que ir impactando en ese nivel cultural.

A este respecto, el Presidente Hugo Chávez, fue claro y preciso. De su inagotable veta reflexiva, sobre el modelo de sociedad socialista que debemos construir, nos dejó un legado que estamos obligados a hacer realidad: el Socialismo del siglo XXI.

Se equivocan quienes afirman que Chávez se hizo socialista a partir del año 2005 cuando, como Presidente de la República, anunció que avanzábamos hacia la construcción de ese modelo de sociedad. Muy por el contrario, la idea de construir un nuevo proyecto de nación estaba presente en el planteamiento político del Presidente Chávez desde mucho antes de su triunfo electoral de 1998.

Nosotros recordamos que en el año 1995 tuvimos la oportunidad de leer una versión mimeografiada de: La Agenda Alternativa Bolivariana. En ella se hacía un análisis de la situación social, económica y política que vivía nuestra nación. Y, se exponían un conjunto de líneas estratégicas para transformarla.

En ella, el Presidente Hugo Chávez se preguntaba: ¿Cuál es la razón por la que estamos aquí y ahora anunciando y promoviendo cambios profundos al comenzar la última década de este siglo "perdido"? (…) Sin embargo, todas las que aquí pudieran señalarse serían tributarias de una misma corriente, cuyo cauce viene de muy lejos y cuyo lecho aparece y desaparece de manera intermitente en los recovecos y vueltas, casi siempre oscuros, de la historia patria.

Y, se respondía afirmando que:.. la razón se encuentra en el proyecto de Simón Rodríguez, El Maestro; Simón Bolívar, El Líder; y Ezequiel Zamora, El General del Pueblo Soberano; referencia verdaderamente válida y pertinente con el carácter socio-histórico del ser venezolano, que clama nuevamente por el espacio para sembrarse en el alma nacional y conducir su marcha hacia la vigésimo primera centuria. El clamor se hace indetenible por los caminos de Venezuela. Se acerca, se hace torrente y se confunde en el estremecimiento del pueblo venezolano. Este proyecto ha renacido de entre los escombros y se levanta ahora, a finales del siglo XX.

De eso se trata, de pensar distinto, de impulsar un nuevo estilo de reflexionar y de discutir, de imaginar lo nuevo y construir una nueva teoría que nos permita reinventar el socialismo como poder plural, como modo de vida.

Pensar de otro modo es un pensar distinto, es impulsar un nuevo estilo de reflexionar y de discutir. Pensar de otro modo, significa para nosotros avanzar en una reflexión que nos conduzca a redefinir los marcos teórico conceptuales que han acompañado los cambios y transformaciones que ha vivido la humanidad.

Pensar de otro modo, al decir de Pablo González Casanova, es el estudio de ese nosotros, incluyente y variable; de ese nosotros, que como nos lo dice Lipovetsky, es superior al narcisismo colectivo el cual se alcanza a través de los mismos objetivos existenciales, ya que éste no sólo se caracteriza por la auto absorción hedonista sino también por la necesidad de reagruparse con seres idénticos; de ese nosotros que, como igualmente lo dice Lipovetsky, es superior a la escatología revolucionaria, base de una revolución permanente de lo cotidiano y del propio individuo.

Pues bien, es hora de reflexiones profundas. De reflexionar sobre la necesidad de vivir libremente, sin represiones. De alcanzar el Buen Vivir. Por lo que, debemos desarrollar una cada vez mayor participación de los colectivos sociales, en los asuntos que le son inherentes para su existencia humana; debemos entender que lo político y lo existencial no son distintos. Que entre ellos no existen fronteras que les separen.

El reto es fraguar una Venezuela en donde reine la justicia social, la equidad, la igualdad, la libertad, la felicidad, la fraternidad. Pónganle el nombre que les parezca, pero esa nueva sociedad tiene que ser radicalmente distinta a la modernidad capitalista neoliberal. Nosotros nos sentimos cómodos con llamarlo: Socialismo del siglo XXI.

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