Fusión y Convivencias.

Bullying, puerta de violencia latina hacia venezolanos. La ética como principio integrador de equilibrio social

Martes, 10/05/2022 10:29 PM

Aprendí con Alejandro Rossi procesar la lengua y, busco ser cuidadoso al tomar un libro y leer sus páginas. Lo fundamental es que cada una de ellas tiene una secreta seguridad de hallazgo y busco acariciarlo, como hago con La Biblia, para que sean mis compañeros de ruta. Necesitamos esbozar nuestro destino, nos ligamos a un mundo sanitario, escenario político y, a una mal entendida liturgia, donde cualquiera se dice pastor o cura para ganarse un dinero en nombre de la ignorancia de cada ciudadano.

Llevamos una existencia desordenada y, se debe caminar lo suficiente para llegar a nuestro destino para tener en nuestra posesión un mapa mental que es fundamental, es un mesianismo que lleva la verdad en nuestro cuerpo. Es necesario entender la historia que algunas veces se expresa oscura y tumultuosa, cuya verdad resulta ser autóctona.

Conocer la geopolítica latina exige paciencia para develar nuestras semillas viejas y arraigar las voces de nuestros padres que provocan una memoria que preserva detalles que logran no estar ausente ante nuestra realidad.

El universo circunda nuestra existencia para crear y recrear historias, una de ellas es la política que se manifiesta mediante la dualidad a nuestra conciencia. E s el gran pórtico a nuestras almas que condensa y justifica la posibilidad de atravesar el espacio celeste y terrestre, porque estamos delante de nuestro Dios que representa el mismo destino.

La imaginación, tiene una condición de modelar la figura humana y, de allí conformar el espíritu que forma parte de un pensamiento racional en base a la identidad que genera un conjunto de movimientos e imágenes que le dan identidad a nuestro horizonte hermético- esotérico y, que representa nuestra territoriedad. Así que no necesitamos absorber contenidos de algunas doctrinas políticas o religiosas que nos llevan a deslumbrar el laberinto de las ideas.

Latinoamérica es un frenesí donde nacen Cosmópolis, donde es posible la especulación, la movilidad social fluida y el consumo de los nuevos e inusitados bienes de la modernidad. De México a Buenos Aires, de La Habana a Sao Paulo, de Maracaibo a Guayaquil y Valparaíso, son grandes y menos ciudades que han triplicado su población y han mudado sus calles, casas y costumbres.

La migración es un presente, al igual que el bullying en nuestras escuelas y países extranjeros, absorbiendo sus ambientes.

El bullying, merece toda una atención porque determina una moral cuyos orígenes tiene una data de los hogares, cualquiera sea su destino u origen. Hay mucha ignorancia cultural y los discursos muy bajos en sus contextos omnatopoyetico.

Esto, se produce por la hibridez de la escritura latinoamericana y el Estado no moviliza a sus psicólogos y psiquiatras para dar una adecuada información sobre este malestar que convulsiona a grupos familiares que desconocen leyes, normativas y motivaciones recreacionales.

Familias ansiosas e inestables que perciben mensajes de algunos políticos que poco tienen para forjar su propio liderazgo y, lo más inmediato es ofender su propio gentilicio.

Necesitamos leer. Entrar a ese vasto mundo del horizonte literario y, debemos entender que el indígena latino y el hombre urbano en Latinoamérica tienen los mismos derechos ancestrales y, además, somos parte de un cristianismo que es una verdad y dinamiza movimientos para conquistar ese destino de los Derechos Humanos, es decir, tenemos que despertar a un presente siglo, ‘’ Somos, seremos y Soy’’.

Hay que crear mecanismo de regreso del venezolano a su país. Entendiendo que europeos y latinos vinieron a nuestras tierras huyendo de la violencia en sus países de origen. Estamos enmarcados en un túnel de conceptos que nos trae intranquilidad y, ya esta bueno, Julio Borges y Juan Guaidó deben ser detenidos de una vez por las razones motivadoras de sus expedientes. No por las riquezas que hurtaron, sino por su lenguaje despectivo hacia la tierra de Bolívar y los Libertadores.

Es un drama que se despliega con rapidez con un destino trágico y debemos detenerlo como un rayo, se refleja como una morbosa exageración de una conducta inútil, donde los padres tienen responsabilidades al no darle cultura, ética y costumbrismos a sus hijos. Lo que hacen es hablar mal delante de sus hijos de los problemas de sus orígenes.

Hay que defender ideales y no se vayan al margen de la ley, tengamos una conducta transparente y escenifiquemos la armonía y el equilibrio para tener una conducta apasionada y nuestros hijos asuman un carácter racional y no vivan como búhos y palomas.

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