"Es un error esencial
considerar la violencia
como una fuerza"
Carlyle
Todavía se oye en el cielo caraqueño el eco de la voz de un irresponsable lleno de odio, poseído por el espíritu de la violencia de un militar incitado por el gobierno estadounidense, que, se había mantenido agazapado en las filas de las FANB, hasta que le pareció el momento propicio para aparecer poniendo en práctica el fascismo en su máxima expresión, al dar una orden, como un ciego impulsado por el gobierno estadounidense: ¡Vamos hacia Miraflores! Desde aquel entonces en el que casi se produce una tragedia, el gobierno bolivariano ha luchado por mantener la paz venciendo todas las dificultades.
Las noticias que nos llegan de la hermana República de Colombia por la violencia desatada, por cuanto gobierno ha llegado al poder son aterradoras y solamente se conocen, porque el bravo pueblo colombiano, desde hace mucho tiempo ha perdido el miedo, para salir a enfrentar el desafío en busca de la paz, denunciando las masacres que, no cesan en ningún momento, a pesar de los acuerdos firmados en años anteriores. Esos mismos métodos han tratado de ponerlos en práctica en nuestro suelo patrio venezolano, y la respuesta del ejército y el pueblo, siempre se ha hecho presente.
La incitación a la violencia tiene distintas vías y por ahí se han paseado los incitadores a medida que, han fracasado. Es tanto el descaro y la desesperación de estos infelices dirigidos por el imperialismo, que, dos presidentes de los más rancios y entregados, siguiendo las ordenes del gobierno de turno de los Estados Unidos, hicieron acto de presencia en nuestra frontera –el sonado caso tienditas o la batalla de los puentes– de donde salieron con las tablas en la cabeza. De Sebastián Piñera de Chile, solamente recordamos la sonrisa de comiquita, y de Iván Duque, la seriedad en un evidente contraste, pero, aun así, fueron desenmascarados. Uno, ya se marchó, y el otro servil del imperialismo y de Álvaro Uribe Vélez, pronto se largará despreciado por el pueblo colombiano.
La situación que lamentablemente vive Colombia, y el cual quisieron tapar con la estampida provocada de los emigrantes, queriendo aprovechar el momento para hacerle ver al mundo que, el paraíso terrenal estaba ahí, se ha desmoronado, como azúcar en el agua y ahora la amargura los invade y no les queda otra, que, recurrir a la violencia y por eso cualquier luchador social corre el grave peligro de pagar con la muerte, al enfrentar los desmanes de estos fieles defensores del capitalismo salvaje, penetrado por el poder de las drogas. A pesar que, los gringos mantienen 7 bases militares, lo que no es más que, una abierta provocación en contra de la paz, algo comprobable antes los miles de muertos. Sin embargo, el cambio se vislumbra en el horizonte, como una alborada de esperanzas.
En Venezuela, han intentado crear esa violencia por distintas vías. Desde el fracasado golpe de estado del 2002, los opositores más recalcitrantes, se han montado en aventuras por cielo, mar y tierra, siempre pensando en la lluvia de dólares. Todos los personajes utilizados, parecen salidos de un circo, empezando por un aviador, quien por poco produce una tragedia y, todavía aparecieron defensores presentándolo, como un héroe. Últimamente han tratado de alborotar el avispero en las barriadas caraqueñas, apoyándose en la descomposición existente producto del capitalismo el cual busca en los sectores más vulnerables apoyo incondicional. El trabajo del imperialismo es crear la descomposición sin importarle los resultados. En Venezuela, como dice la canción ¡Se encontraron una piedra en el camino! La paz que vivimos es ganancia en la lucha, y esto lo empiezan a reconocer los mismos opositores, cuando ven la hoguera encendida en Colombia. A pesar de un grupito que, son capaces de encender piedras en el camino con una simple mirada.