Crítica ácida

Opositores y oficialistas muro de lamentaciones

Lunes, 06/06/2022 12:49 AM

Me convenzo y cuento, transcurridos varios años de la muerte de un vecino, rubicundo, emprendedor y con estabilidad económica, no olvido que su esposa, hijos y una nieta me expusieron por separado lo veían angustiado, cambiaba de canales de TV siguiendo noticias opositoras y gubernamentales, dejaba de comer a las horas de los informativos y se preocupaba en exceso por opiniones diversas de moderadores e invitados a programas de opinión. De pronto debieron hospitalizarlo y al poco tiempo falleció.

Los riesgos de muerte por la política vale la pena conocerlos, lo pensé leyendo que el ministro italiano de Exteriores, Luigi di Maio, aseguró la llegada de la guerra mundial del pan, debido a la falta de suministro de cereales ucranianos, impedimento a países vulnerables en el acceso al grano, riesgo de actos terroristas, inestabilidad, angustia ciudadana, golpes de estado como excusa y crisis generalizada. Ucrania ha sido de los principales exportadores mundiales de cereales y fertilizantes agrícolas, mercancías fundamentales para la seguridad alimentaria del Oriente Medio y el norte de África, puestos en peligro por politiqueros lejanos a las fronteras euroasiáticas y africanas.

No basta rezar el padrenuestro, porque el infortunio de la bastardía politiquera de interesados no cesa ni tiene fe de ningún tipo, salvo el gusto por el dominio bélico con "demócratas" siglo XXI, emulando a líderes del siglo XX que llevaron a la humanidad a dos guerras mundiales. La OTAN quiere ingresar a Ucrania al grupo de naciones a la orden de quienes disfrutan la guerra lejana a ellos y se nutren vendiéndoles armas y provocando víctimas.

El panorama internacional continúa afectando la alimentación y todo tipo de actividades, sin que seguidores de la potencia mercantilista motor del capitalismo salvaje, tenga en cuenta que favorecen en el poder a grupos extremistas sin gloria. Ucranianos en el actual gobierno dan el saludo a lo Heil Hitler y nos acercan a conflagraciones de las que nunca en la historia se han beneficiado las colectividades, salvo una banda de pillos que entre ellos escogen el peor, para colocarle la banda presidencial que convenga a la ferocidad acostumbrada de los explotadores.

En la Venezuela de paz observo en ciudadanos empecinados en campañas opositoras, hacer críticas traídas por los cabellos, sin embargo en el accionar diario los veo complacidos de asistir si les es posible a conciertos y otros actos artísticos, deportivos, programas de festividades religiosas, cumpleaños de empresas, fiestas familiares, vecinales y eventos de todo tipo, graduación de bachilleres o de universitarios, aunque descuidando el riesgo a la cercanía entre unos y otros. No consideran peligro a la pandemia que prosigue, se dejan guiar por los festejos, se cuelgan los tapabocas del cuello o de cualquier parte del cuerpo y los extravían por descuido.

Es como si un ciudadano de la tercera edad que por la misericordia divina aprecie cada amanecer, se dedique a molestar y molestarse "chocheando" para llamar la atención, coloca entre el y sus semejantes dentro o fuera de la familia, el vecindario o el trabajo, un muro personal de lamentos profusos e inconvenientes. Abuelas y madres que gimen o sollozan, y en el sexo masculino algunos muy propensos a las lágrimas las acompañan, pronunciando frases como estas: "nada alcanza", "no es como antes", o la muy usada "y pensar que esto podía hacerlo antes" o lamentándose al decir "hoy no puedo hacerlo".

Con actitud desafiante afirman tener familiares en el exterior y admiten que ellos no les pueden enviar lo que soñaban, cuentan a veces las vejaciones xenófobas padecidas por sus familiares: mujeres, hombres, hijos, o los nietos, algunos estudiando, por lo tanti menores de edad. Hay titulares desagradables y preocupantes, en el momento que escribo leo "asesinado venezolano en Ecuador, el cadáver estaba balaceado y maniatado, tenía 23 años de edad, trabajaba en construcción". La tristeza debe invadirnos como es natural y en particular a quienes tienen familiares en el exterior.

Supongo que los quejosos de la amargura en su muro de los lamentos, pensarán si siguen culpando al ejecutivo nacional, por la campaña nefasta de inducir a venezolanos y venezolanas a salirse del territorio patrio, porque en el exterior todo les saldría mejor. El consejo es que lo tomemos con calma, pues sorpresivamente esa clase de hechos puede impresionarnos y conducirnos a problemas de salud. Luego vendrán los rezongos por los precios de las medicinas, a las que empresas privadas han subido el costo implacable y exageradamente.

Hablan del gobierno, expresan que vamos hacia el comunismo, repetición insertada al muro de sus lamentos personales, sin darse cuenta que son parte de las estrategias del pitiyanquismo cobarde, cruel y organizado en delincuencia psicológica. Infórmese, cuídese del coronavirus, deje de ser auto imprudente fijo, y lo manifiesto con entera buena fe revolucionaria, quiera DIOS que usted no esté jugando con su salud mediante el odio y la deformación mental, inducida y malsana.

 

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