La última organización política dónde milité fue el MAS. En mi época de estudiante en la UCV, estuve en lo que se conoció como el Los CLER, que fue la versión en el ámbito estudiantil del Comité de Luchas Populares (CLP).
Más tarde pasé por el MIR y en la fusión con el MAS, decidí ser parte de la fusión MAS/MIR. Ocupé funciones directivas municipales y regionales. A pesar del carácter reformista que se le endosaba al MAS que no lo disimulaba; la vida interna era muy convulsionada por la existencia de tendencias que adoptaron nombres de animales (perros, tucanes y halcones). Una reunión por ejemplo del comité ejecutivo estadal eran debates que a veces terminaban con sillas en las manos de los miembros del Comité Ejecutivo. Las sillas, se usaban como fuerza para drenar finalmente las contradicciones, que no eran muy ideológicas.
En la mayoría de las veces, las reuniones eran caóticas. Hoy, conociendo cómo se "debate" en el PSUV o cómo se ejerce ejemplarmente la democracia, no tengo otra opción, que extrañar y añorar esos debates en el MAS con las sillas a punto de salir por los aires en busca de la humanidad de un camarada. No olvidó, las trompadas que estuve a punto de darme con Lenin Hernández y que Argelia Laya evitó.
Llegado un momento, los perros mostraban sus colmillos, los tucanes sus grandes picos y los halcones sus garras y picos. Si eso no funcionaba, venía la manera de los puños y las sillas. Hoy esto puede parecer una manera de funcionar muy caótica y poco civilizada, pero ante la obediencia y disciplina sumisa que se capta en el PSUV, extraño mucho al MAS o la dinámica de algún partido de izquierda del momento, donde hasta divisiones, que se sucedían con frecuencia, resultaba ser situaciones bien interesante, frente a esta "unidad" tan impuesta por la fuerza y manipulación, que vemos hoy en el PSUV.