"Nadie puede llevar por
mucho tiempo el disfraz"
Séneca
Quien no tiene la razón termina ahogado en sus propias palabras. Por eso el parecido entre Guaidó y Joe Biden es asombroso –por supuesto no hablo de la edad– pero sus actuaciones las hace coincidir, como dos adolescentes desorientados para frustración de los que manejan los hilos del circo. Son numerosas las expresiones dejadas por el comandante Chávez, el cual retrataban en su justa dimensión a los últimos gobernantes de turno en los Estados Unidos ¡Por mucho que te tongonees siempre se te ve el bojote! Esto se le puede aplicar a Guaidó, quien se ha desplomado, como mantequilla en el calor y hasta su muy repetido mensaje, aprendido, como el abecedario, ya nadie se acuerda. Por su parte, de Biden no se podía esperar nada distinto de un fiel representante del imperialismo, desesperado en su defensa.
A los dos se les cayó la careta en el momento, cuando la hegemonía del coloso norteamericano se empieza a resquebrajar en el plano económico y militar, produciendo peligrosas sacudidas imposibles de medir. El gobierno de Biden ha recurrido a una artimaña tan devaluada, como es una "cumbre" que no pasa de una reunión "Familiar" y los invitados llegan para hacer bulto, pero con la única orden: callar y aplaudir, así, el anfitrión ponga la "torta" en todo el medio del salón. Faltó al club, precisamente el "presidente" ¡Guaidó! Y no lo invitaron, porque el director del teatro, pensó que era seguir echándole paja seca a una pantomima muy conocida y repetida.
De la misma manera, como comenzó el interino vitalicio en Venezuela, haciendo alardes de luchar por la democracia, cuando venía precisamente de ser un exhibicionista guarimbero, a quien poco le importó enseñar el trasero, creyendo hacer una gracia, y menos al convertir en una antorcha humana un humilde trabajador, al "confundirlo" con un chavista. De esa manera se presentó el actual presidente gringo, hablando de la democracia y los derechos humanos; eso sí, cambiando el discurso, pero no las malas intenciones, ya que, su pasado precisamente está manchado por apoyar las invasiones y hablar de bombardeo, como el que, compra globos para reventarlos en una celebración. Más parecidos, ni nacidos del mismo vientre.