Las plantas ornamentales, al igual que las del conuco, están sufriendo los azotes impíos del látigo de la sequía y la falta del servicio de la misma, y por eso el periodista Juancho Marcano, tomaba agua del envase que recoge la que desprende el aire acondicionado de ventana, y regaba los helechos a fuerza de un potecito para cada uno. Una vez que terminó, tomó asiento bajo de dichas plantas y ahí se quedó pensativo y escuchando al fondo, en la emisora comunitaria, la canción de Simón Guerra en la voz de Dalmirito Malaver: "Ay campesino, dónde vas tú/ yo voy para mi conuco/ porque ese será mi cruz/".
El perro Pipo que se encontraba en el portón observando el movimiento de la calle, se acercó y al ver al reportero pensativo, le preguntó:
- ¿En qué piensas, Juancho?
- El periodista volvió en sí, con la interrogante de su perro, y señaló: "En esta situación de sequía, Pipo, y al mismo tiempo, pienso, y no es nada original, que el tiempo se va desgranando poco a poco, y no vamos acabando físicamente, bien por la situación externa y por la interna.
- Es decir, Juancho, que el tiempo es como una mazorca, que lo puedes desgranar, dijo el perro.
- No, exactamente, Pipo, pues tú puedes desgranar una mazorca rápida o lentamente, de acuerdo al tiempo que tenga para hacerlo. Sin embargo el tiempo con que se mide la edad de los humanos, no lo podemos parar, y cuando menos lo pensamos, ya tenemos una edad considerable, que vamos perdiendo fuerza física y mental.
- Pero hablando de eso, Pipo, ¿Ustedes los perros piensan en el futuro?
- No, Juancho, vivimos el presenta y después vemos como nos viene el otro día, y cuando llegamos a la edad de la vejez, que no sólo vamos perdiendo fuerza física, sino que nos quedamos hasta ciegos, enfrentamos la vida sin mucha angustia. ¿Qué te parece?
El periodista le contestó a su perro que le parecía muy bien, y se dispuso a atender una llamada de su esposa, que había salido a hacer algunas diligencias.