Cuantas cosas se han estado reflexionando sobre el impacto político del triunfo electoral de Gustavo Petro, como Presidente de Colombia, desde el domingo 19 de junio del 2022…y que las múltiples interpretaciones no se han hecho esperar y en especial sobre las distintas conjeturas políticas que han surgido sobre una dualidad de fechas estratégicas: por un lado, lo que puede pasar de aquí al 7 de agosto, cuando se juramenten tanto Gustavo Petro, como Francia Márquez, en los dos más altos cargos del poder ejecutivo nacional, y que están sólidamente legitimados por más de once millones de votos y por otro lado, si los dejan instalarse y que no suceda ninguna situación sobrevenida, por un brutal acto de intolerancia política por parte de la oligarquía colombiana…lo que queda es especular sobre las cosas que puedan ocurrir en el Palacio de Nariño, después del 7 de agosto…
En caso de que los dejen gobernar, los movimientos políticos progresistas y movimientos sociales que forman parte de la vida política en la región suramericana y en especial desde Colombia y Venezuela, hay altísimas expectativas sobre cuáles serán las acciones administrativas, políticas y judiciales que impulsará el nuevo gobierno colombiano para resolver y aclarar el tenebroso y complejo "caso Monómeros"…en donde existen serias sospechas sobre los sinuosos caminos sobre una dudosa ética política y las sombras y atajos administrativos – financieros sobre una empresa que tenía una gerencia exitosa…antes de la existencia de un ilegal autoproclamado interino y que en un delincuencial pacto entre la derecha binacional, le arrebataron de la manera más descarada al Estado Venezolano, una organización empresarial que es filial de Pequiven y por lo tanto, pertenece legalmente a Petróleos de Venezuela…
Sin embargo, una derecha binacional convirtió a Monómeros, en una estratégica caja chica, en donde el trio de la eficiencia (Duque, López y Guaidó)…nombró a sus representantes en la junta directiva, que le produjo muchas ganancias a una particular derecha binacional, que se autoproclama como "muy decente y mejor preparada"…
Ahora el cinismo de los autores intelectuales, es que niegan cualquier responsabilidad, colocando las caras del "yo no fui"…