Alianza, plataforma y outsiders

Martes, 12/07/2022 02:15 AM

No existe un mejor calificativo para la política venezolana que el de complejo. En momentos en que la población venezolana se encuentra harta de sus actores políticos, estos no hacen más alimentar el repudio hacia ellos, por el lado del Gobierno la economía de élites execra a la inmensa mayoría del país y por el lado de la oposición contrasentidos, colaboracionismo y lideres aislados que hacen el papel de denunciante.

Mientras el lado colaboracionista, de una pretendida oposición, clama la intervención de las instituciones psuvizadas como el CNE, en el proceso de primarias para la elección del candidato presidencial, por otro lado, la Plataforma Unitaria Democrática aún no tienen claro el escenario. Respetadas figuras como María Corina Machado y Henrique Salas Feo no cesan en su exigencia de no plantear ningún proceso comicial hasta tanto los venezolanos podamos disfrutar de condiciones electorales favorables, competitivas, transparentes.

Ahora bien, es de suma importancia que las organizaciones políticas realicen, indistintamente de la proximidad o no de un proceso electoral, sus primarias internas para legitimar sus autoridades, a través de un proceso que goce de la confianza de sus militantes.

El rescate de los partidos políticos hoy se hace necesario, pero más allá de eso, la reconexión social está primero. Existen posturas mucho blandas y otras más radicales, por ejemplo, la alianza democrática y la plataforma unitaria coinciden en adelantar un proceso de primarias de cara a las presidenciales 2024, cada una con metodologías distintas, pero como señalamos, también existen actores políticos de gran envergadura que se rehúsan a vislumbrar cualquier proceso electoral mientras no existan garantía reales que permitan asegurar el respeto al voto, como se sabe, ganar una elección no implica simplemente obtener más votos, lo realmente importante es poder ejercer el espacio obtenido con total disfrute de las competencias, facultades y recursos que la Constitución dispone, de lo contrario el país solo continuará sucumbiendo a causa de los intereses de quienes hoy mantienen en condición de secuestro el poder.

La complejidad de la política venezolana hace que, por ejemplo, lo sucedido con el Estado Barinas tenga dos caras disímiles de una misma moneda. Para unos el triunfo obtenido, a pesar del faraónico ventajismo del régimen, es más que suficiente para alardear la ruta electoral está vigente, que es útil. Para otros es una demostración más que lo electoral está muerto, porque a pesar se pueden ganar espacios, el régimen obliga a quienes resultan triunfadores lo reconozcan a él, además de limitarles o condicionarles competencias, facultades, recursos e impone un poder paralelo, más es lo que se pierde que lo que se gana.

La complejidad señalada se hace mucho más palpable cuando observamos que en momentos en que el régimen es brutalmente rechazado por al menos 8 de cada 10 venezolanos, la comunidad internacional comienza flexibilizar las sanciones contra él, motivado a la crisis energética que se ha producido en el mundo por la genocida invasión rusa a Ucrania, ello permite oxigenar finanzas al chavismo, así como rediseñar su geopolítica mundial, es decir, internacionalmente ha recobrado fuerza, mientras que dentro se debilita, tanto que Maduro no se atrevió dar la cara públicamente en los desfiles militares alegóricos al 5 de julio.

El compromiso con la realidad nos obliga señalar, la vía electoral será inútil sí el candidato electo no se corresponde con lo que realmente los venezolanos desean. En segundo lugar, tampoco podrá brindar los frutos deseados sí no nos aseguramos que, de resultar electo, podrá ejercer todas sus funciones y facultades, para eso es imprescindible crear condiciones antes de cualquier aventura electorera, pues las elecciones en condiciones mínimas, que hoy son absurdas, son el origen de la destrucción del país.

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