En la Francia de fines del siglo XVIII, el llamado "enciclopedismo", se convirtió en el arma ideológica y cultural más letal contra el "antiguo régimen".
La monarquía era la negación de los derechos fundamentales de la población. El despotismo y la barbarie, la inexistencia del libre comercio, la falta de libertad económica, la pobreza y el déficit financiero, hundían a esa nación del viejo continente.
Se buscaba entonces, instaurar un nuevo orden social, económico y político bajo las ideas liberales. Estaba por iniciarse un novedoso modo de organización de la sociedad con un cambio en las relaciones de producción.
Las ideas de la ilustración, representados en Rousseau, Voltaire y Montesquieu, abrían las sendas para un nuevo modelo de vida.
Las revolucionarias tendencias del pensamiento, estaban muy emparentadas con el surgimiento de nuevas clases sociales: la burguesía y los asalariados que junto al fenómeno de la revolución industrial y el invento de la máquina de vapor en Inglaterra, causó un efecto dominó e hizo temblar la estructura política francesa, rompió las barreras económicas y también las fronteras, convirtiéndose en el fantasma que en los finales del siglo XVIII, recorrió Europa y se posicionó.
De modo que las teorías del liberalismo económico, fraguaban una nueva época, una verdadera transformación. El capitalismo marcha a pasos gigantescos.
La toma de la bastilla (prisión del Estado en París), el 14 de Julio de 1789, por la rebelión popular, donde los sublevados contra el rey, procuraban obtener las armas y el asalto a las tullerías (palacio real y centro político de París), fue el principio del final del régimen feudalista en Francia y el comienzo de un nuevo sistema social.
La convocatoria a los Estados Generales, organismo donde cesionaban la nobleza, el Clero y el Estado llano o los pobres, marcó la pauta para producir una ruptura con el sistema vigente, y con la sublevación de las masas fue sustituido por la convención y esa realidad aceleró la caída del rey Luis XVI, aprobándose una monarquía constitucional que luego a su vez permitió la creación de la República y la desaparición definitiva del absolutismo.
Uno de los legados de la revolución francesa que aún perduran en la actualidad, por su influencia y vigencia en todo el mundo, es la declaración de los derechos del hombre y el ciudadano (realizada el 27 de agosto de 1789) y la división de los poderes públicos (poder ejecutivo, legislativo y judicial), para contrarrestar el personalísimo de los que ostentan el poder político.
Pero estos avances democráticos fueron empañados por el régimen de terror impuesto por los jacobinos, sector político dominante que dirigió los primeros años de revolución. Sus máximos representantes Maximiliano Robespierre y Marat, impusieron la pena de muerte sin juicio, ni derecho a la defensa, ni pruebas a sus adversarios. Los girondinos y otros grupos de la política moderada, por solo oponerse al régimen de terror, fueron condenados al guillotinamiento y de esa forma le quitaron la vida a miles de personas opuestas al gobierno terrorista y asesino que justificó la muerte a nombre de la revolución. Intelectuales, políticos destacados y hombres del pueblo, fueron conducidos a la guillotina. Uno de esos condenados a muerte y prisionero en la carcel "le force" fue Francisco de Miranda, precursor de la independencia de Venezuela y América del Sur, quien se destacó en la batalla de Valmy (1792), bajo el mando del general Dumoriez, obtuvo el grado de Mariscal de campo y General de los ejércitos franceses. Francisco de Miranda murió un 14 de Julio pero de 1816 en la prisión de la carraca, Cádiz. Era partidario de los girondinos, salva su vida en la Francia revolucionaria, a raíz de los acontecimientos.
Ante tanta crueldad, persecución y muerte, los que impulsaron esas medidas represivas e inhumanas, fueron sometidos al mismo castigo que le habían impuesto a sus enemigos políticos, siendo Robespierre guillotinado bajo el aplauso del pueblo y Marat ajusticiado por Carlota Corday, quien era girondina.
Los principios de igualdad, libertad y fraternidad, fueron tergiversados y olvidados por los lideres radicales de la revolución francesa, propiciando el desmoronamiento de la República y surgiendo otro dirigente militar y político de gran influencia: Napoleón Bonaparte. Militar exitoso, triunfador en el sitio de tolón, donde se gana su rango de general y quien se convierte luego en emperador, disuelve el directorio que había sustituido a la convención y crea un consulado como poder ejecutivo de tres cónsules siendo el principal, Napoleón Bonaparte. Desde ese momento culmina el periodo republicano en Francia y comienza la etapa del imperio.