Siguiendo al escritor e investigador Ernesto Wong Maestre, en estos tiempos borrascosos, es preciso tener un pensamiento estratégico que precise bien la complejidad histórica y situacional, que trace bien los horizontes para "estudiar el cuadro, los escenarios y las posibilidades de éxito de una política transformadoras y revolucionaria, que se aleje del reformismo, siempre presente, y de cierto evolucionismo antidialéctico de los procesos de cambio" (Wong, 2020. El Discurso del Líder Socialista, p. 13).
Precisamente, eso es lo que requiere el líder transformador, ir construyendo los argumentos discursivos que le permitan interpretar esa realidad y junto al reconocimiento de su liderazgo por parte de los liderados, en este caso el pueblo que lo apoya, lo sigue y le respalda cada una de sus acciones para avanzar en la dirección de un proyecto y la ruta del destino y los objetivos históricos de la patria. Para consolidar todo esto, los componentes estructurales del discurso del líder transformador deben estar inmersos en una teoría revolucionaria y en total correspondencia con los objetivos nacionales y, a su vez, que abran los espacios para una nueva cultura y una nueva conciencia revolucionaria (Cf. Wong, p13).
Insistimos, el sentido epistémico y metodológico que debe tener el discurso del líder debe estar en correspondencia con la realidad. Es decir, debe estar impregnado con el agua de la verdad, que viene de todas las fuentes y todas las nacientes; porque no se puede andar inventando corrientes superficiales ni muchos menos inventar palabras para imitar el sonido del viento, ni tampoco crear tormentas para que se pierdan en el sentido de la nada. Más allá de los impulsos, el líder transformador debe adentrarse, calle adentro, pueblo adentro, patria adentro, para palpar el sentir de la gente y conocer sus llantos, sus alegrías, sus necesidades, sus padecimientos, sus sueños y sus esperanzas.
En el marco de las perspectivas y de las responsabilidades asumidas por el líder y el reconocimiento por parte de los liderados, el discurso debe construirse con una direccionalidad definida, donde el planteamiento central sea la transformación estructural de la realidad y su real posibilidad de concretarla; porque -tal como lo señala Enrique Dussel- "No se debe hacer lo que no se puede (ilusión moralista); no se puede hacer lo que no se debe (ilusión normativa); lo que se debe hacer hay que hacerlo eficazmente (realismo critico normativo" (Dussel, 2009. Política de la liberación, p.470).
De acuerdo con Bolívar, tres son las cualidades necesarias que debe poseer un líder: Virtudes, talento y valentía (Bolívar, 1819). Y en el mismo Bolívar esas cualidades se combinaron para pasar de la palabra a la acción y del discurso a la praxis; pero siempre con un proyecto definido para lograr la independencia y construir la Gran Colombia. Igualmente, con Hugo Chávez, se alinearon todas las constelaciones terrenales para que naciera el líder, se construyera el discurso y se dieran las condiciones objetivas y subjetivas para iniciar las transformaciones estructurales del sistema político venezolano, que incluyó también transformaciones políticas, económicas, sociales y culturales).
El discurso de Chávez, como líder transformador, no se quedó sólo en planteamiento ni muchos menos encerrado en el lenguaje y el habla, sino que lo llevó a la acción transformadora. En ese sentido, Chávez fue un gran líder transformador, revolucionario y socialista que dejó un legado y un gran proyecto, sustentado sobre los cinco pilares de los objetivos históricos del Plan de la Patria, para terminar de consolidarnos como República. ¡Qué así sea!