Una de las consecuencias de las sanciones y bloqueo contra Rusia por el operativo militar en Ucrania que se volvió un boomerang es la hegemonía del dólar como divisa internacional.
El Departamento del Tesoro anuncio recientemente el inicio de una resección técnica que se conjuga con los altos índices inflacionarios en Estados Unidos y la Unión Europea.
Sobre el particular quiero recordar que cuando comenzó la pandemia del COVID 19 murió mucha gente sin distinción social, racial o religiosa, incluso empresarios como un importante socio del BBVA.
Ante la situación apocalíptica vimos en los medios y las redes sociales como el pueblo italiano tiró a la calle como basura los billetes de su país como un medio de protesta.
Diría un poeta que "la vida no vale nada" pero es un crimen lo que ocurre en Venezuela.
Mientras en todo el mundo el papel moneda de Estados Unidos pierde valor y es devaluado, en la tierra de Bolívar es empobrecida nuestra moneda para favorecer al mercado especulativo.
Vemos acciones y reacciones que son irónicas y hasta cínicas por parte de los culpables y responsables.
Últimamente hemos visto que la respuesta del pueblo es de rechazo pero la acción del Estado es retórica, condenan el aumento del dólar paralelo pero desde el BCV aumentan el dólar oficial.
El pueblo tiene una campaña permanente para bloquear y denunciar por spam estás páginas web criminales pero el Estado que tiene los instrumentos tecnológicos no hace nada para bloquearlas.
Lo anterior describe un concierto para delinquir agravado por la acción conjunta de criminales apátridas y extranjeros y parte de la dirigencia y funcionariado del Estado porque los primeros son culpables de los crímenes contra nuestra economía y los segundos son responsables porque pudiendo hacer algo no hacen nada creando la idea de complicidad y solidaridad mecánica.
La fechoría no comienza en un CPU desde donde se difunden los precios ilegales sino desde la gran empresa y distribuidora que lo comienzan a aplicar y esto produce efecto dominó hacia abajo, donde estamos los pobres.
Edwin Martínez Espinoza.
@edwinviene