Hace falta verdaderos capitanes revolucionarios para derrotar al capitalismo.
Solo en un momento de crisis humana y planetaria severa, como la que se nos avecina, se podría derrotar al capitalismo, inclusive de forma parcial, en nuestro país o en nuestra región. Cuando los conflictos no son tan traumáticos, el capitalismo se fortalece, se reacomoda con más facilidad. Es en momentos de incertidumbre como éste cuando se abre una grieta donde se pueden colar las ideas más reaccionarias que nos hagan retroceder a la Venezuela colonial, o pueda tener éxito la restitución de la revolución radical hacia el socialismo, sorprendiendo de nuevo al mundo.
Se necesitan líderes con perspectiva elevada y visión de águila, convencidos y conscientes de que en cualquier momento de estupidez podemos desaparecer como especie, en uno de estos conflictos de poder generados por la histeria capitalista actual, considerando el desarrollo tecnológico militar, la falta de escrúpulos a la hora de involucrar a todo el planeta para lograr sus objetivos y la paranoia de los jefes del capitalismo. Si no se cambia el modelo de vida y producción del capitalismo, su lógica hegemónica de consumismo, privilegios, dominación y explotación, podemos terminar todos desapareciendo de la faz de la Tierra. Como humanidad. Sin embargo, además de conciencia y convicción, hay que actuar, y para eso se necesitan mujeres y hombres valientes, inteligentes, extraordinarios, ¡constantes!, que hagan de la revolución socialista un apostolado en sus prácticas políticas y de vida.
Una revolución socialista no se hace solo en el papel, se necesita una fuerza de cambio y avance sostenido, que necesariamente nace en el corazón humano. Sin individuos revolucionarios no hay revolución posible.
Marx habla de praxis revolucionaria, teoría y práctica revolucionaria. Una sin la otra no sirve, desconectadas, cada una por su lado, se pierde el esfuerzo. Una es la luz y la otra el impulso vital. Como producto teórico Chávez elaboró su último plan (Plan de la Patria 2013-2021) a partir de una experiencia teórica y práctica anterior donde consideró que se cerraba un ciclo dando paso a un nuevo impulso, teórico y práctico; "direccionado hacia una radical supresión de la lógica del capital que se debe ir cumpliendo paso a paso, pero sin aminorar el ritmo hacia el socialismo", así escribió. La teoría, la estrategia: el socialismo; la manera de cumplir el plan: direccionando la acción hacia el socialismo, "paso a paso y sin aminorar el ritmo". Las preocupaciones de Chávez no solo fueron de orden teórico, también de métodos para la acción, y así lo dejó escrito… ¿Y ¡dónde está el socialismo!? Reclamaba el comandante de un equipo de gobierno, en su mayoría indiferentes, fastidiados, haciendo garabatos en una libreta (hasta uno de ellos tuvo el descaro de publicarlos en un libro) en vez de tomar notas, para luego comentar, preguntar, hacer críticas, estimular la discusión, la inteligencia creadora.
La vanguardia de la revolución debe ser moralmente uniforme, en valentía e inteligencia, donde se destaque el más capacitado en un momento dado, pero donde cualquiera puede sustituir a su compañero en otro momento o circunstancia, porque están hechos del mismo temple. No obstante a Chávez lo abandonaron – con algunas honrosas excepciones –, lo dejaron sólo. De ahí la necedad de muchos al hablar de "mesianismo", o de inventarse un "chavismo sin Chávez", lo que sería el colmo de la mezquindad.
La imagen de un "salvador" se la fabrican los pueblos cuando pierden la esperanza, o cuando es manipulada por pícaros, por pastores evangélicos, por sacerdotes, o políticos sinvergüenzas. Para evitar eso debe existir una vanguardia revolucionaria verdadera y vital, un auténtico partido socialista y de socialistas, para que esa imagen del "mesías salvador" que se hacen los pueblos pase a ser un modelo de conducta a imitar, un modelo moral que se expanda en la sociedad.
Los que ven todavía en Chávez a un "mesías", y hablan de mesianismo al referirse a él, para descalificar su vida como líder, lo han hecho, más por impotencia que por tener capacidad psicológica para comprender la mente y la conducta de gente moralmente superior, de más resistencia, de más temple. NO es fácil intentar cambiar el mundo, educar a la gente con el ejemplo, a riesgo de que te acusen de mesías, mesiánico, o ejercer un "súper liderazgo" (lo que a mi manera de ver más bien honraría que deshonran al líder), como lo solían decir de Chávez. Fácil es manipular feligreses en una parroquia diciendo que eres el iluminado, o a la militancia de un partido alicaído presentándote como superhéroe, ante un pueblo amedrentado e ignorante como "súperbigote", el avatar de un titiritero que a su vez es una marioneta de los capitalistas. Difícil es ganar autoridad sobre un pueblo a través del ejemplo y de sus propios valores.
El "mesianismo" como valoración política es una manera hipócrita de justificar la democracia burguesa, descalificando la valentía y la inteligencia de los líderes verdaderos, y a las vanguardias revolucionarias, como ha sido también el caso con Bolívar, en Venezuela, o con Fidel, el Che (y los barbudos), en Cuba. Frente a la fuerza moral de un hombre honesto, muchos se conforman con votar en unas piches elecciones, más por favorecer el sistema (la fiesta electoral) que por la figura que suele votar, porque representa un cambio, casi siempre, para que nada cambie.
Este es un momento de crisis. Crisis capitalista en el planeta y crisis en Venezuela con un gobierno que no sabe ni siquiera administrar el capitalismo. Es la oportunidad de la emergencia revolucionaria socialista, llegó la hora de la vanguardia, de los nuevos líderes para darle continuación al plan de la patria de Chávez direccionado hacia el socialismo, paso a paso y sin aminorar el ritmo, como legionarios de la revolución. Cada vez está más cerca la explosión social de la pobreza extrema y debemos estar alertas para que ella no sirva de pretexto a una tiranía policial y militar capitalista, al fascismo necesario con el fin de terminar de restaurar el régimen colonial que maduro llama "nuevo modelo económico" y la otra derecha, "libertad"… de empresa.
CHAVEZ ES FUERZA MORAL, VOLVAMOS A Chávez