Luís Urdaneta: héroe zuliano desaparecido por la "historia oficial"

Lunes, 29/08/2022 07:18 AM

I

Poco se saben las razones del porqué Udón Pérez dice en su letra del Himno del Zulia:

En la defensa olímpica

de los nativos fueros

tus hijos sus aceros

llevaron al confín;

ciñendo lauros múltiples

los viste, con arrobo

del Lago a Carabobo,

del Ávila a Junín;

y en Tarqui y Ayacucho

vibraron su clarín.

Y cada vez se conocen menos porque esa estrofa ya ni se canta en los colegios.

La enseñanza de la historia llegó a ser borrada de los pensum de estudio. Muchos intereses juegan a invisibilizar la épica de nuestros pueblos. También mucha modorra burocrática, anemia de patriotismo, mediocridad empoderada.

El colonialismo campante en lo cultural-ideológico, el centralismo burgués por dos siglos acaparador de la historiografía oficial, la falta de voluntad política para subvertir la anquilosada superestructura heredada de aquellas imposiciones opresoras.

Todo ello nos trajo a este punto donde aún es tímida o escurridiza la posibilidad de revolucionar el ideario predominante.

Algunas personas pro-colonialistas de alma, víctimas inocentes (otras no tanto) de los mitos alienantes y la ausencia de una educación liberadora, defienden y ensalzan la iconografía de los invasores, sus nomenclaturas y monumentos invocando absurdos localismos o idiosincrasias tradicionalistas, pero ni un hálito de sus energías mal encauzadas lo dedican a reivindicar el heroísmo de patriotas nativos que hicieron historia por los anchos caminos del continente.

Es la paradoja terrible que nos toca enfrentar cada día. Hasta qué punto las marcas del régimen colonial determinaron el surgimiento de economías (y culturas) dependientes, al punto que siguen inviabilizando la consecución de los niveles de productividad y justicia social que hicieran posible el bienestar colectivo de nuestros pueblos y la estabilidad política de nuestras repúblicas.

El Libertador exclamó que sólo la Independencia (política) habíamos logrado sacrificando todos los demás bienes. Y, mortificado por los escenarios avistados, siendo severamente autocrítico: "hemos arado en el mar".

II

Luís Urdaneta es uno de esos héroes olvidados por quienes fijan la agenda. Las pocas fuentes que lo mencionan generalmente confunden datos básicos de su biografía. No las culpo, es parte de la desinformación reinante. Dicen que nació en Maracaibo en 1796; pero se referirán a la provincia, porque la localidad natal correcta se denomina Los Puertos de Altagracia, capital del actual municipio Miranda, ubicado en la costa nororiental del lago maracaibero.

Este Urdaneta, primo doblemente del General en Jefe Rafael Urdaneta Farías, fue uno de los promotores de la causa independentista en Perú, en el seno del famoso Batallón Numancia, en el cual servía como oficial de carrera militar, comenzada muy temprano, cuando fue reclutado para las milicias de blancos un 27 de agosto de 1810.

En esa movida andaba con el hermano de Manuela Sáenz, José, cuando fue descubierto y expulsado del batallón y del Perú, junto a dos venezolanos más: su paisano León Febres Cordero y Miguel Latamendi. Luego ese batallón realista Numancia, se pasó al bando patriota cuando San Martín llegó a Lima, tal como lo promovieron secretamente Manuela y su hermano José María Sáenz con los venezolanos deportados.

Deportados pero no derrotados. En Guayaquil Luís Urdaneta hace contacto con el movimiento revolucionario local a través de sus tocayos Luís de Antepara y Luís de Villamil, quienes le reconocen su formación castrense y lo ponen al frente de la operación cívico-militar que emanciparía a la ciudad del río Guayas del dominio español.

Una vez proclamada la independencia el 9 de octubre de 1820, se crearon las condiciones para comenzar las acciones libertarias desde ese afinque estratégico por su acceso naval desde el océano Pacífico, hasta el cual se dirigieron las fuerzas enviadas por Simón Bolívar con Sucre a la cabeza.

El Capitán Luís Urdaneta fue ascendido por la Junta de Guerra a Teniente Coronel y jefe de las operaciones que se emprenderían sin dilación, algunas de las cuales resultaron exitosas, aunque las fuerzas guayaquileñas no bastaban para contener la reacción realista.

La llegada, primero del General José Mires, y luego del General Antonio José de Sucre con refuerzos bolivarianos, cambió radicalmente la correlación de fuerzas, y Luís Urdaneta pudo alcanzar la gloria como segundo jefe de la División Piura que comandaba Andrés de Santa Cruz en el triunfo del 24 de mayo de 1822 en la Batalla de Pichincha.

Muchos servicios hizo a la Independencia la audaz acción de los patriotas en Guayaquil. Allí llegó Bolívar a verse con San Martín. El disciplinado Comandante Luís Urdaneta estuvo siempre cerca para ofrecer sus aportes en un terreno que ya había asumido como Patria.

En septiembre de 1823 El Libertador Simón Bolívar pasó al Perú, donde Luís Urdaneta desempeñó varias misiones previas a las históricas victorias de Junín y Ayacucho. El 10 de octubre de 1825 el Consejo de Gobierno del Perú le confirió la Medalla con el Busto del Libertador. Por méritos acumulados llegó al grado de General de Brigada, que ostentaba cuando viajó a Bogotá en 1827.

En 1828, al producirse la invasión de la oligarquía peruana contra Guayaquil, territorio soberano de aquella Colombia original que Luís Urdaneta contribuyó de manera determinante a liberar, acudió presuroso bajo la jefatura del Mariscal Sucre, a dar viril respuesta a la pretensión expansionista de los traidores aristócratas peruanos azuzados por los agentes yanquis, y el 27 de febrero de 1829 estuvo allí entre los vencedores de Tarqui.

El General de Brigada Luís Urdaneta, hombre de acción y de palabra, de convicciones firmes, luchó hasta su último aliento por sostener el Proyecto Bolivariano de unidad y emancipación social. En los acontecimientos fatídicos de 1830, hizo todos los esfuerzos por mantener la unión colombiana enfrentando el divisionismo de Juan José Flores en Ecuador, y de los santanderistas en la Nueva Granada; siempre en favor del retorno al poder de Simón Bolívar, apoyó al gobierno transitorio del General en Jefe Rafael Urdaneta, combatiendo a quienes después tiranizaron a esos pueblos. Sólo al enterarse de la muerte del Libertador, depuso las armas, de lo cual se arrepentiría al ver los desmanes del santanderismo y los caudillos arribistas.

Habiendo sido expulsado a Panamá, se puso a la orden de los patriotas del Istmo para enfrentar a los opresores venidos desde Cartagena a imponer el nuevo régimen antibolivariano. Defendieron la plaza y creyendo en las ofertas de paz prometidas por los atacantes, cayeron en la trampa. Ya estaba sentenciado que si era venezolano y encima bolivariano, sería pasado por las armas sin mediar juicio.

Así murió fusilado el héroe maracaibero nativo de Los Puertos de Altagracia, un 27 de agosto de 1831, en Panamá.

Se llamaba Luís Urdaneta, hizo historia, pero se le niega estar en ella.

¿Ya comprenden un poco más la letra del poema Sobre palmas y Lauros de Oro del bardo zuliano Udón Pérez?

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