Fruela el "Fratricida" (757-768)

Sábado, 03/09/2022 02:38 AM

Historia de los Reyes de España:

—A la muerte de Don Pelayo, los generales y nobles del reino eligieron para sucederle a un sobrino y yerno de Don Pelayo. Reinaría éste con el nombre de Alfonso I, y sería llamado por los cristianos el Católico y por los árabes el Exterminador. Murió a los diez y ocho años de reinado y fue enterrado en Covadonga (737-757).

Lo sucedió su primogénito Fruela I. Áspero, irritable, cruel y desacertado resultó el hijo del Católico. Por tales características —escribe Enrique Lafuente Ferrari— se malquistó muy pronto con los suyos.

Tuvo que sofocar varias sublevaciones motivadas por su espíritu tiránico y cruel. En una de ellas, acontecida en Galicia, "empleó tal rigor, llevado de su genio irascible, que no reparó en devastar la provincia y castigar a todos los culpables con la pena de muerte". Era extremadamente religioso. A él se le debe la fundación de Oviedo, que con el tiempo pasaría a ser capital de la España asturiana. "No obstante su religiosidad —escribe Ferrari— el nombre de Fruela aparece manchado en la historia, con la mancha del fratricidio. Su hermano Vimarazo se había hecho querer del pueblo y de los grandes. Sin duda inspiraron recelo a Fruela las simpatías de que gozaba, y dejándose llevar el irritable monarca de su arrebatado temperamento, en el mismo palacio y con su propia mano lo asesinó. "Tan excecrable crimen acabó con la tolerancia de los grandes, que ya le aborrecían y conjurados contra él, lo asesinaron a vez en Cangas, haciéndole sufrir la pena de Talión". De su mujer, la hermosa Munia, tuvo un hijo, quién más tarde reinaría con el nombre de Alfonso II.

Los nobles y demás electores, resentidos, sin embargo, con la ingrata memoria de su padre, lo apartaron de la sucesión al trono y llamaron para que gobernase a su primo Aurelio.

De Fruela a Sancho El Mayor (757-970):

La crueldad de Fruela continuará en sus parientes y descendientes por varias generaciones. Su primo Ramiro I (843-850), es de una crueldad inaudita. Su pena favorita era la ceguera. Como un conde palatino le disputase su ascensión al trono, luego de vencerlo, le manda a sacar los ojos. "Horrible castigo —escribe Ferrari— proscrito en las mismas leyes godas cuya severidad vuelve a resucitar el nuevo rey". "No entraba en su corazón la piedad —continua el mismo autor—, era inexorable con sus enemigos y despiadado con todos".

Igualmente terrible y encarnizado fue su nieto Alfonso III (866-910). Como sus cuatro hermanos proyectasen una conspiración contra él, le sacó los ojos y los condenó a prisión perpetua. Dignos hijos de Alfonso III fueron García, Ordoño II y Fruela II (910-925). En sus catorce meses de reinado, éste último dejó una intensa estela de odios, atribuyéndose a castigo divino la lepra que lo cubrió y la temprana muerte de que fue víctima.

Al fallecer Fruela II lo sucedió en el trono su sobrino Alfonso IV, llamado el Monje (hijo de Ordoño II). De carácter suave y bondadoso, pronto se cansó de gobernar y llamó para que lo sustituyese a su hermano Ramiro, al poco tiempo de ingresar al claustro, se arrepintió de su decisión y le hizo saber a su hermano su deseo de volver al trono. Ramiro, por toda respuesta lo encerró de por vida en una fortaleza, no sin antes sacarle los ojos.

Ramiro II tuvo dos hijos, Ordoño III y Sancho el Craso (950-9555) quienes, por años, se entregaron a una enconada lucha fratricida. El hijo de Ordoño III será Bermudo el Gotoso (982-999), abuelo del último rey de la dinastía asturiana.

Bermudo el Gotoso fue el padre de Alfonso V de León (999-1027). Murió éste a los treinta y tres años de un flechazo. Su hijo y sucesor, Bermudo III (1027-1037), falleció combatiendo a su cuñado, Fernando I de Castilla, el hijo de Sancho el Mayor. A su muerte el reino de León pasó a manos de su hermana Sancha de León, quien al casarse con Sancho Garcés, "El de los buenos fueros", unió definitivamente a Castilla con León.

Sancho Garcés, El Matricida:

Una tremenda mácula —de ser cierta la historia, que algunos tildan de falsa— pesaba sobre este conde castellano. Según la leyenda, García I, primogénito de Fernán González, quien había casado con una princesa gala llamada Argentina, fue abandonado por ésta quien fugose con un apuesto noble francés. Enardecido García por los celos y sediento de venganza, se dio a perseguirlos, y disfrazado de un mendigo llegó al feudo de su rival. Tenía éste una hija llamada Sancha habida en su primer matrimonio y que adiaba conjuntamente tanto a su padre como a la casquivana Argentina.

Enamoróse Sancha o Abba del vengativo conde, y entre ambos planearon la muerte de los amantes, hecho que ejecutaron, casándose al poco tiempo. De este matrimonio nacería Sancho Garcés, "el de los Buenos Fueros".

No tardó la cruelísima princesa en cansarse de su esposo y valida de una estratagema, logró que el conde de Castilla cayese en poder de los musulmanes, encontrando al poco tiempo la muerte entre ellos. No satisfecha con esto, planeó asimismo la muerte de su hijo Sancho, haciendo preparar un veneno para tal objeto. Advertido a tiempo "el de los Buenos Fueros" de los feroces propósitos de su madre, no sólo logró evitar su muerte, sino que tomó cumplida y no menos feroz venganza, haciendo beber a la fuerza a Doña Sancha, el tósigo letal que solicita ésta le presentaba. Del matrimonio del presunto matricida con la hija de Bermudo el Gotoso de León, nació Doña Mayor de Castilla, quien habría de casarse con Sancho el Mayor, rey de Navarra (930-1035).

Los hijos de Sancho El Mayor:

Trágica fue la historia de esta pareja. Tan pronto hubo muerto el Cuatromanos, como también se llamaba a Don Sancho, sus hijos y herederos iniciaron una tremenda pugna entre sí. García el primogénito, quien había heredado el reino de Navarra, fue el primero en desencadenar las hostilidades. So pretexto de una enfermedad, hizo llamar a Pamplona a su hermano Fernando, quien a la razón reinaba en Castilla, y trató de matarle.

A uña de caballo pudo salvar su vida Fernando I. Poco tiempo después García entraba a sangre y fuego en los territorios de aquél. Fernando I le mandó a decir: "Id a Nájera y recordad al rey García que la sangre que corre por mis venas es su misma sangre; hacedle ver canto importa la paz y la estima entre dos hermanos, que además, son padres de unos grandes pueblos. ¿No podemos vivir tranquilos y aun felices en nuestros respectivos dominios?

García hizo caso omiso de esas palabras y al alborear la mañana del 1º de setiembre de 1054, abre batalla campal en el sitio de Atapuercas. La suerte le es adversa, mal herido cae de su caballo; en esta situación lo encuentra su sobrino Sancho, quien sin vacilar remata al tío con su lanza.

Los nietos de Sancho El Mayor en Navarra y Cataluña (1054.1082):

Ocho hijos tuvo el rey García de Navarra en la reina Estefanía. Una nueva catástrofe se abatirá sobre su familia. Dos de sus hijos, Ramón y Ermensinda que codiciaban el trono del primogénito, Sancho II, luego de hacerle preso lo asesinaron precipitándolo desde una peña (1076). Por eso se le conoce en la historias como Sancho el de Peñalen. El pueblo y la nobleza de Navarra se levantaron en armas contra los fratricidas y eligieron por rey al de Aragón.

Una hija de Sancho y de su mujer, Doña Mayor, es la princesa Sancha de Gascuña. Casaría ésta con Berenguer Ramón I, conde de Barcelona (1018-1035), trasladando a los sosegados descendientes de Wifredo el Velloso (874-898) la sangre inquieta de su familia.

Ramón Berenguer I el Viejo (1076-1082), el hijo de la princesa, ya no tuvo la misma trayectoria de equilibrio y bonanza que tuvieron sus antepasados. Moriría de pesar por el pavoroso drama que conmovió a su estirpe cuando su hijo, Pedro Ramón, mató con sus propias manos a su madrastra.

El padre, viendo las manos de su hijo manchadas por la sangre de su propia esposa —dice Ferrari— presintió que no resistiría el agudo dolor que traspasaba su corazón. Quedó abatido y poco a poco se fue consumiendo su vida.

No acabaría así la tragedia en los hijos del conde de Barcelona, pues otro de sus hijos, Berenguer Ramón II, asesinaría a su hermano gemelo Ramón Berenguer, a fin de birlarle la herencia pro-indiviso que les había dejado el padre.

Berenguer el Fratricida fue depuesto por el pueblo en armas y murió abandonado de todos en Tierra Santa (1082).

¡La Lucha sigue!

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