Diosdado Cabello, primer vicepresidente del PSUV, con el clásico estilo populachero y desgarbado de esos programas de VTV –que tanto disfrutaban y celebraban cada semana casi todos los miembros del Buró Político–, en las últimas semanas le dedicó unos cuantos «mazasos» a Oscar Ramón Figuera.
Uno de los más llamativos fue el del supuesto financiamiento recibido del expresidente de Pdvsa, exministro y exvicepresidente del Área Económica, Rafael Ramírez.
Ramírez –como también ocurrió con Luisa Ortega Díaz y otros tantos en las pugnas psuvistas por cuotas de poder–, pasó de ser símbolo y adalid del chavismo gobernante, a ser repudiado por quienes lo ensalzaban; todos corresponsables de la debacle política, económica y moral del país.
En su momento, Diosdado no dudó en manifestar solidaridad con Rafael Ramírez, así como también lo hizo el BP en solidaridad con Diosdado.
Ahora, cuando los «mazasos» son para ellos, ponen a algunos de sus más reconocidos «chavistas radicales» para decir la nueva posición del BP sobre Diosdado, quien pasó de ser uno de los «cuadros que […] expresan resistencia permanente» y «voluntad y disposición de defensa al proceso bolivariano», a tener una recién descubierta «formación anticomunista de la Cuarta República» y una antes desconocida «posición de poder y bienestar económico».
Por cierto, ante alguna duda, hace un tiempo ya había expresado públicamente mi conocida, vieja y vigente opinión sobre Diosdado y su programa.
HAY QUE SER SERIOS
En todo caso, aunque no tenga ni un ápice de respeto por Oscar Ramón y sus cortesanos, por elemental honestidad debo decir que mientras fui miembro del BP (hasta octubre de 2019) conocí de las vías de financiamiento –las normadas y las «discretas», gubernamentales o no–, y nunca escuché mencionar a Ramírez en ese tema.
Hay que ser serios y hablar con sustento, no emular a Pedro Carreño y sus barrabasadas del año pasado cuando dijo que Oscar Ramón era «delfín del CIA», «tarifado del Departamento de Estado» y «agente de la CIA». Por cierto, unas rebuscadas acusaciones que personajes del BP también han puesto a rodar acerca de mi persona.
Pero, bueno, lo concreto es que los crímenes de Oscar Ramón no son esos que Carreño y Diosdado dijeron, son otros, una parte de los cuales, con pruebas irrefutables, he estado presentando.
EN ESTE MOMENTO…
Durante las últimas dos décadas, ¿qué genuino revolucionario no se ha indignado cuando un efervescente seguidor del presidente de la República le ha increpado, con tono recriminatorio, que «en este momento no es conveniente hacer críticas»?
¿Olvidamos que para acallar los justos señalamientos de muchos acerca de deficiencias, errores y desviaciones, les esgrimían que en el momento lo más importante eran «las agresiones imperialistas», «la ofensiva de la derecha», «los peligros de invasión» o «la guerra económica»?
¿No recordamos que por más de 20 años gran cantidad de críticos realmente honestos han sido tildados de «contrarrevolucionarios», «apátridas», «escuálidos», «traidores» o «infiltrados», sólo por atreverse a hacer denuncias?
Pues, en estos días, para llamar a «cerrar filas» en torno al BP y «dejar a un lado las diferencias y las críticas», los apologistas de Oscar Ramón y su grupito han tenido el descaro de pretender equipar las declaraciones de Diosdado con los sustentados señalamientos de los artículos que he publicado; hablan de un imaginario «plan coordinado», «un plan dirigido a deslegitimar y asaltar la dirección del PCV».
Incluso, algunos buenos pero incautos camaradas, me han dicho que «no es buen momento» para hacer estas críticas y estas denuncias.
Aunque también ha habido quien correctamente me manifestó: «La crítica no se puede quedar en los cajones a la espera de "tiempos mejores"».
LOS PUNTOS SOBRES LAS ÍES
A los buenos camaradas, sinceramente preocupados de que mis artículos «en este momento» sirvan para generar condiciones para una «intervención» por parte del TSJ, les he dicho y ratifico:
1º) Las «condiciones» las han generado los cabecillas del BP al violar sistemáticamente los principios, postulados y Estatutos del Partido;
2º) Cualquier consecuencia que derive de la actuación de esos corrompidos, es únicamente atribuible a ellos, no a quienes los señalamos;
3º) Si el Gobierno-PSUV quiere activar al TSJ para intervenir un partido, nunca –ni hoy ni hace 10 años– ha necesitado de sustentos legales;
4º) Este BP tiene dos años alertando de una «inminente intervención», con el objetivo de enterrar toda crítica escudándose tras el conveniente discurso de que lo más importante es «defender el Partido»;
5º) Las destempladas declaraciones de Diosdado facilitan las poses de victimización nacional e internacional de los cabecillas del BP, quienes atizan los temores para posicionar la supuesta necesidad de ser apoyados y relegitimados;
6º) El planteamiento de quienes estamos luchando por la reconstrucción revolucionaria del PCV, no contempla iniciar, impulsar, alentar o apoyar una acción de ese tipo por parte del TSJ, por muy legal o legítima que pueda ser, sino que, de entrada, en el próximo 16º Congreso la militancia de base y los dirigentes honestos corrijan la política socialreformista que se ha impuesto en el Partido y depuren el Comité Central y el BP.