Creo que fue Rómulo Betancourt, quien viendo tantas divisiones en AD, llegó en un momento a dar una sentencia: "Adeco es adeco hasta que se muera". No pasó así, como presagió Betancourt. Murió AD como organización o está en un largo proceso de muerte lenta. Los adecos o lo que ha quedado de ellos vienen matándose a ver qué dirigente se queda con el cuero en la mano. Vive casi artificialmente, junto al otro partido principal de la derecha en la época de la llamada IV.
Vino luego el golpe de Chávez y los partidos de la IV continuaron en agonía y los adecos de a pie que quedaron, no murieron; probablemente migraron. Llegó Chávez y entre las tantas cosas que nos prometió, se le ocurrió darle cabida a un cambio que nos hiciera sujetos políticos y tal vez, la estrategia que tomó no fue la más acertada o adecuada para ese objetivo.
Chávez se empeñó en hacer un partido muy grande y estuvo también interesado en tener un partido único, que afortunadamente; el PCV cuestionó porque pensó que esta propuesta no era saludable para la política y tuvo razón en ello.
Si uno se pone sin pasión a observar, está corta historia de situaciones, se encuentra con algunas lecciones: Un partido no tiene que ser grande en gente. Esto no augura de por sí, una actitud militante que refresque permanentemente a un partido político. Siendo pequeño tampoco garantiza nada en la consecución de sus objetivos que no siempre tiene que ser la conquista del poder. Grande o pequeño, un partido debe reunir militantes para luchar por sus propuestas programáticas y no gente que espera una orden o un milagro a través de incorporación a un sistema de datos para asegurar votos cuando la dirección de ese "partido" lo necesita.
Las políticas programáticas de ese partido y la condición de militante de sus inscritos, son claves en la vigencia, la importancia y los problemas que esa organización pueda ir resolviendo. A veces, las victorias van tapando vicios y lamentablemente la 'tapa' de esos vicios es la gente que espera algo de ese partido como un impacto en la sociedad, pero la espera, se hace pasiva como el que espera un milagro.
Chávez prometió esforzarse por crear una situación donde se alcanzará un desarrollo político a tal punto, que nos convirtiera en sujetos. Esto lo dijo tantas veces y hay situaciones que nos permiten ver está propuesta como franca y deseable.
Siendo así, no es lo que puede verse hoy en un plano general y un plano más particular. La sociedad volvió a enfermarse de la antipolítica y el PSUV, si es un partido y no un cuartel, su gente tiene un déficit de política protagónica y superávit en obediencia. La regla parece ser no decir nada, no advertir nada y menos cuestionar algo. Esto no es nuevo, empezó con Chávez y debemos acordarnos de Luis Tascón. Fue más fácil salir de Luis Tascón, que investigar y tener un sistema de participación que sirviera de contrapeso a la descomposición que comenzaba a tomar camino. Como consecuencia de esto, puede contarse con esa cantidad de líderes que se fueron con los bolsillos llenos.
Hoy el protagonismo es como la decisión del TSJ: no existe. Aunque saben colocarle disfraz, la militancia la metieron en un congelador y está bien fría. La organización se ha vuelto una red de burócratas dónde la participación se limita a recibir órdenes.
Con esa poca gente registrada y votando cada vez; el PSUV puede seguir ganando elecciones, pero con políticas que nadie va discutido, muy a pesar de los cientos de congresos que se preparan y que la gente simplemente va de oyente a calentar una butaca y a oír decisiones ya preparada por una organización burocrática.