«La democracia es el peor sistema de Gobierno diseñado por el hombre, con excepción de todos los demás» Por lo tanto no se trata de desmontarla, sino de mejorarla, de limitar sus excesos o desvíos, de corregir las fallas. Porque vivir en democracia es el mayor privilegio para una comunidad de ciudadanos, para un país o un Estado, para el mundo. Fin de la cita. Winston Churchill.
Moraleja. Muchas de las veces me he hecho esta trillada pregunta: ¿Es necesario mantener tantos políticos para asegurar la buena gestión del Estado venezolano? Siempre he estado tentado a responder que No, cuando a veces me doy cuenta de que el problema en si no es la cantidad, sino la politiquería de albañal resultante. Por esto hoy me limitaré a decir que la cuestión no es la «cantidad» sino la utilidad real en ese noble trabajo, para el que tiene vocación de servir, no de servirse del cargo. ¿Parece una evasiva? A veces Sí, porque no sé cuántos políticos, con vocación de servicio, se necesitan para salir de este desastre.
Pero ciertamente no es fácil construir una democracia impoluta, respetuosa con todos, y siempre justa, y equilibrada. Por eso celebramos elecciones con regularidad, para juzgar lo ocurrido y, en caso de necesidad, corregir el rumbo, con el oportuno cambio de Gobierno. Porque la perfección no consiste en hacer muchas cosas, sino en lograr que las que se realicen estén bien hechas, y sean provechosas para el bien común.
Dos escritores podrían servir para poner fin a esta moraleja. Uno, Octavio Paz, quien dijo que: «las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo… del miedo al cambio». El otro, Walt Whitman, quien aseguró que: «el mejor Gobierno es el que deja a la gente más tiempo en paz».
Es cierto que la política es indispensable. Y es muy deseable que nunca decaiga en la descarada politiquería, sin otro ánimo que conseguir el poder, y beneficiarse de él como sucede en Venezuela. Porque la politiquería, como nos lo recuerda el Diccionario de la Real Academia Española (RAE), es una «práctica política que consiste en tratar de conseguir o mantener el poder mediante licencias, falsas promesas, y regalos». Ni más ni menos. Y esto es lo que nos sobra. Fin de la moraleja.
Siempre se ha dicho que la política es una ciencia y, más aún, que es un arte. Desde tiempos muy antiguos se hace política. Según los mas ilustres griegos, en su momento expresaron, que el ser humano es un: "animal político ". Esos pensadores griegos no se equivocaron con esa esencial definición, por lo tanto, se debe cuestionar a quien diga que no lo es, especialmente aquí en Venezuela, cuando la política es utilizada para hacer negocios.
Cada día que amanece el ciudadano venezolano hace política. No es necesario para esta actividad ser militante de un partido, grupo o movimiento, para ejercer este noble oficio ciudadano. Hasta cuando se compra el pan de cada día se hace política. También se dice de ella que es la madre de todas las ciencias, indiscutible información.
Muchos pensadores han precisado certeramente este mencionado concepto. Hoy vemos con tristeza como la política venezolana ha sido denostada, maltratada, y hasta desprestigiada, ser político en Venezuela es sinónimo de ladrón, nuevo prontuario introducido por los alacranes. Pero la política no tiene culpa de estas injustas imputaciones. Siempre seguirá siendo la noble ciencia u oficio universal. Sin ella es imposible la vida en la sociedad humana. Todavía existen los políticos, que contra la corriente, ejercen la política, pero la que es entendida como ciencia, como contribuyente a crearle mejores condiciones de vida a los ciudadanos. Quienes sí son delincuentes, son aquellos cínicos, y siniestros personajes que por sus funestos, dolosos, y corruptos ejercicios en los cargos públicos que obstentan, o han ostentado, en nombre de la política, la siguen dañando cada día que pasa, como lo son los politiqueros de oficio, los arrimados a ella, con intenciones reñidas contra toda ética, y moral pública. En estos períodos preelectorales presidenciales hacia el año 2024, en el lado de la oposición vemos como aparecen como chiripas sin ningún chance, cerca de un centenar de pre-candidatos; ya que esos ilustres desconocidos, y funestos personajes, no son conocidos por el mayoritario electorado venezolano: donde si son reconocidos es en los medios de comunicación, donde periodistas, y analistas políticos, que hacen periodismo de investigación, como unos vulgares oportunistas, mediocres, incultos, corruptos, que no aguantan la mas leve auditoria judicial, que justifiquen el tren de vida, de la dolce vita que llevan.
En estos días recientes del mes de septiembre de este año 2022, que finaliza, Venezuela se ha visto estremecida por la hiperinflación, y especulación con el dólar, debido a la devaluación de nuestra moneda el bolívar, y el clamor público de millones de ciudadanos venezolanos, que demandan justicia ante la terrible precariedad en sus condiciones de vida. Bajos salarios, miserables pensiones, precarias condiciones laborales, ahora explotados en empleos indignos por comerciantes campesinos inmigrantes ilegales árabes, y chinos. Sumándose ahora las alzas del transporte publico, de los apagones, y la escasez de luz, del agua, y de otros servicios públicos esenciales. Por otra parte, están los obscenos privilegios de la casta gobernante, donde gobernadores, y alcaldes opositores incluidos, y las rémoras empresariales apátridas, que se han mantenido por años chupando de la teta del estado.
El actual gobierno del presidente Nicolás Maduro Moros, no está dando respuesta a las demandas de la población, algunos huyen despavoridos por el Darién. Calmantes no sirven, y en las promesas, los ciudadanos ya no creen, cuando ven a los alacranes sentados juntos en la misma mesa. El modelo neoliberal-ruso-chino, ha fracasado. La ‘clase política gobierno-oposición ‘– irritante expresión – ha caído en el más absoluto desprestigio, ante la mirada impávida del venezolano sobreviviente de esta tragedia.
Los escasos políticos gobierno-oposición, bien inspirados están siendo retados por el pueblo. Estamos en un Estado de emergencia, con militares, y policías en las calles, y en los puntos de control en las carreteras destruidas del país matraqueando, esto no resuelve nada.
¿Qué es hacer una política, que identifique los problemas, pero a la vez, darle poder, y energía a las soluciones? "Es el saber adónde se va, cómo se va, y a qué se va". No basta con tener una política, para tener un ideal político.
El ideal político, es indivisible de la moral política. Politiquería en la cabeza la tienen todos. "Pero moral política, No, y lo han demostrado".
Para reforzar el concepto, y la práctica política como sociedad humana de estos tiempos, en particular en nuestro país, existen muchos ejemplos, históricamente algunos muy notables, y otros que dan arrechera…, francamente lamentables. La política no es el arte de la zancadilla, y menos ha de ser la práctica del embuste.
Estas nefastas conductas deben ser desterradas. Los medios de prensa, los periodistas han de ser creíbles, decir la verdad, y no responder a los monopolios de la información.
Existió otro ilustre pensador que habló también del "Analfabeto político", como lo fue el filósofo, y dramaturgo alemán Bertolt Brecht, quien dijo: "El peor analfabeto, es el analfabeto político. No sabe que el costo de la vida, donde el precio del pan, el pescado, la harina, el alquiler, el precio de los zapatos, y de las medicinas, dependen de decisiones políticas. De esa ignorancia política nace la prostituta, el niño abandonado, y el peor de todos los bandidos que es el político trampero, granuja, corrupto, y servil de las empresas nacionales, e internacionales, legitimadoras de capitales". Fin de la cita.