La llegada de Cristóbal Colón a este continente, le vino a significar un aliento jamás imaginados por los Reyes de España y la misma Europa. Comenzaron a ver estos confines como la verdadera joya de la corona, a la cual había que sacarle el mayor provecho. Las Indias, como fueron llamadas, pasó a ser su principal fuente de riqueza.
España una vez apoderada de todo este vasto territorio, impuso un control absoluto de su comercio. A las colonias bajo su poder de inmediato se le impuso la prohibición de poder comerciar con alguien de forma directa; y por supuesto, a todo extranjero en territorio indiano le era prohibido comerciar sin la autorización imperial.
Todo el comercio con las Américas españolas, se realiza no con entera libertad para España entera, sino con mil trabas y por un exclusivo puerto español, que fue primero Sevilla y más tarde Cádiz. De ese único puerto zarpan los pocos buques que las guerras de Europa, la apatía y los piratas permiten.
De esos buques dependía la vida mercantil de España en el continente. Las rutas marítimas se transforman en zona de guerra, donde piratas y bucaneros europeos, todos los días salían a navegar en busca de esos galeones repletos de mercancías, oro y plata, espoleados por los españoles a sus colonias