Manuel Piar fue fusilado el jueves 16 de octubre de 1817 en la población de Angostura hoy Ciudad Bolívar. En el expediente sobre su juicio, Daniel Florencio O’Leary refiere lo expresado por este:
"Que todo esto reunido a la nueva invención que ocasiona el último cargo que se me ha hecho, cuya falsedad pueden comprobar todos los individuos que existían en Cumanacoa y al árbol genealógico que falsa y maliciosamente se supuso encontrado entre mis papeles, debía haber hecho al jefe Supremo patentemente, que había un tejido de calumnias, forjadas solo para mi ruina".
Bolívar responde ante el enjuiciado por traición:
"El general Piar ha infringido las leyes; ha conspirado contra el sistema, ha desobedecido al gobierno, ha resistido la fuerza, ha desertado el ejército, ha huido como un cobarde; así pues, él se ha puesto fuera de la ley, su destrucción es un deber y su destructor un bienhechor".
Cuenta el Capitán Conde, quien hacía de su carcelero, que Piar asombrado al conocer su sentencia, entre otras cosas exclamó:
"El hombre ha nacido para morir, sea cual fuere el modo que la suerte le depare. Conformémonos pues. Cerró los ojos y quedó inmóvil en una especie de sopor. Después de media hora se levantó y me dijo: Capitán Conde, no crea usted y aun manifieste a todo el que se lo pregunte, que esto que ha advertido en mi sea una debilidad: no es cobardía, es solo el efecto de lo que ha debido sufrir mi corazón al oír esa bárbara sentencia porque nunca creí que mis compañeros me sentenciarían a muerte".
Habiendo fusilado al héroe, el Libertador desde Bogotá, en carta de 16 de noviembre de 1828 al General Pedro Briceño Méndez, le comenta:
"Yo estoy arrepentido de la muerte de Piar y Padilla y de los demás que han perecido por la misma causa: en adelante no habrá justicia para castigar al más atroz asesino, porque la vida de Santander es el perdón de las impunidades más escandalosas. Lo peor de todo es que mañana le darán un indulto y volverá a hacer la guerra a todos mis amigos y a favorecer a todos mis enemigos; pero lo que más me atormenta todavía, es el justo clamor con que se quejarán los de la clase de Piar y Padilla".