Simón Narciso de Jesús Carreño Rodríguez nació un 28 de octubre de 1769 en una Caracas donde apenas vivían unos treinta mil habitantes, y en la ciudad hay unas setenta y cuatro tiendas, además de veintiséis pequeños almacenes donde se vendían ropas y calzados.
Nuestro libertador Simón Bolívar tuvo la oportunidad de su vida cuando la providencia hizo que uno de sus maestros fuese Simón Rodriguez. El Profesor y amigo fue hombre de virtud acrisolada, de generoso corazón, de gran sinceridad, de luminoso y elevado entendimiento, de bellos ideales. Fue un hombre de bien y de verdad. Con un apostolado incansable por una civilización donde la cultura y el progreso fuesen los signos del futuro.
Tenía en alto aprecio su dignidad de ente libre y su decoro de ciudadano independiente. Sabía que el hombre de ilustración e inteligencia, creador, iniciador y original, no ha nacido para eunuco, para esclavo, para faquín, ganapán o esportillero. En el libro "Don Simón Rodríguez, Maestro del Libertador" de Gonzalo Picón Febres Cordero encontraremos algunos conceptos y anécdotas sobre este gran Maestro venezolano.
El Maestro Don Simón sabía que el hombre de talento no debe prostituirse ni engañar. Sabía que el hombre consciente de sus actos y responsabilidad no es lo mismo que el especulador soez, que mañanea al negocio y anochece en la pitanza descarada. Lo indignaba el adulón; el vividor le daba asco; del hacedor de antesalas se dolía; contra el farsante protestaba.
En una oportunidad en el ejercicio de ministro de Educación en Bolivia por encargo del mismo libertador le recuerda a propósito de un desencuentro con el General Sucre: "Por satisfacer a usted y por satisfacerme a mí mismo, me separé de usted en Bolivia. ¡Qué mal hizo usted en dejarme, y yo en no seguirlo! La obra que yo iba emprender, exigía la presencia de usted; y usted, para consumar la suya, necesitaba de mí".
Era evidente que Simón Rodriguez, allí le estaba recordando a Bolívar que él era todavía su Maestro.