Indiscutiblemente que la realización de las elecciones presidenciales en Brasil constituyó un hecho democrático aleccionador para toda América Latina.
Cuando se respetan las reglas del juego y se mantiene la independencia de las instituciones del Estado respecto del ejecutivo nacional, entonces se está en presencia de una República.
Los recurrentes descalificativos expresados por los altos personeros del gobierno nacional contra el presidente saliente de Brasil, Jair Bolsonaro, se convierten ahora en un búmeran contra sí mismos, por sus prácticas antidemocráticas en Venezuela.
Las persecuciones a la disidencia, la existencia de presos políticos, las inhabilitaciones a los adversarios con posibilidades y respaldo popular para competir en las elecciones, el adelanto inconstitucional de los procesos electorales ordenados por el presidente Maduro. Son indicios fehacientes de un régimen autoritario y dictatorial en nuestro país.
El recién electo presidente del Brasil Ignacio Lula Da Silva, fue sometido a varios procesos judiciales y fue absuelto de todas las acusaciones en su contra y además pudo utilizar su derecho ciudadano a postularse como candidato presidencial, obteniendo la victoria en los resultados electorales, tal y como indicaban todos los pronósticos y encuestas realizadas.
Lula Da Silva ganó las elecciones por un estrecho margen, teniendo como contrincante al propio presidente de la República de Brasil, Jaír Bolsonaro. Lula no fue inhabilitado, no hubo adelanto de elecciones y todo el proceso se llevó a cabo por las vías correctas y legales. Se demostró que el llamado "fascista" Bolsonaro fue respetuoso de las leyes, las libertades públicas y la democracia.
En Venezuela estamos lejos de un evento electoral similar al de Brasil, el mismo presidente Maduro y el segundo al mando del país, Diosdado Cabello, ya decretaron con su poder omnímodo, el adelanto de las elecciones presidenciales porque intuyen su derrota inminente si dejan unirse a las fuerzas opositoras. No es que estemos en presencia de un CNE autónomo y del todo confiable, es que la realidad política y la opinión pública, no dejarían espacio para el fraude y además el resultado sería "de manera irreversible" y contundente a favor del candidato opositor.
Estamos ante un cuadro político latinoamericano inclinado hacia la izquierda y dentro de esta izquierda, se encuentran mandatarios ortodoxos estalinistas, de conceptos anacrónicos.
Se necesita un equilibrio para evitar tanta dictadura junta como el caso de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Pudiera ser, que Lula influya en la rectificación de la gestión de algunos gobernantes y dentro de ellos Maduro, ante los atropellos cometidos contra sus adversarios y la reprensión política.