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En Anzoátegui: ¡Hasta el alacrán hizo donaciones al ‘populismo climático’!

Martes, 08/11/2022 07:18 AM

«Queremos un cambio de sistema, no un cambio climático».

Fin de la cita. Anónimo y popular.

La celebración de la Conferencia en Egipto (COP27) sobre Cambio Climático impulsada por la ONU este noviembre de 2022, recogiendo el testigo de las inundaciones en Venezuela, ha colocado el cambio climático en el centro de la agenda social, y política en Venezuela.

Así es como el populismo se prepara para combatir el cambio climático

Durante la presente semana más de 120 países, con la solidaridad, y singularidad en las acciones pertinentes a combatir el supuesto del "cambio climático".

Muchos mandatarios en esa conferencia en declaraciones exigirán el hacer: cumplir los acuerdos climáticos en la COP 27 en Egipto, debido al clamor de los pueblos que sufren los duros golpes, generados por un sistema destructor que amenaza la existencia de la humanidad.

Estas declaraciones parecen ir de la mano con las recientes catástrofes que han vivido los residentes mas pobres de Guanta y Puerto La Cruz en el estado venezolano de Anzoátegui, donde las inundaciones, y los deslaves han sido catastróficos, habiendo causado estragos en general, principalmente entre la población más vulnerable. En mi humilde entender de la política como ciencia, y asesorado por expertos en la materia, las autoridades nacionales, regionales, y municipales, así como el rastrero candidato presidencial, mejor conocido en los bajos fondos politiqueros con el remoquete del ‘alacrán’ mostraron una ignorancia supina, entre los diarios selfies, que se tomaban al lado de las maquinarias pesadas que removían los escombros, creando una confusión fundamental en la opinión publica, al no saber explicar, y a la vez, tener la capacidad para diferenciar entre los estragos, muertes, y la catástrofe originada por la desidia, el abandono, la falta de planificación, y mantenimiento, y sobre todo, la corrupción de las autoridades en estos ultimo 60 años, y los efectos del supuesto desastre, causado por el cambio climático. Esto no se resuelve con declaraciones estúpidas, y repartiendo botellas de agua. A las victimas anzoatiguenses de esta tragedia, así que me pueden coger más arrechera de la que me tienen.

En este pais es bien sabido que después del gobierno de Marcos Pérez Jiménez, quien fue el único gobernante que se propuso a erradicar los ranchos, y la pobreza de Venezuela. Hoy más de medio siglo después es costumbre con estas tragedias causadas por las lluvias. El ver pueblos construidos en el cauce natural de ríos, riachuelos, de valles, y quebradas, así como ciudades que se han edificado en ventiladores aluviales como el caso de la tragedia de Vargas en 1999. Es corriente ver en la otrora, y rica Venezuela petrolera, mirar ríos, y quebradas que sirven de vertederos de basuras públicas, ciudades llenas de desechos, y los zamuros rondando, y el alcantarillado taponado de tierra y basura.

La pobreza no necesita de anteojos, así como las invasiones promovidas por las mismas autoridades en zonas de alto riesgo para preservar los votos, porque esas mismas "autoridades" de antes, y de ahora, lo menos que le preocupa es el bienestar del país, y su gente, sino el voto, y el poder para robarse, los dineros públicos. En Venezuela nunca ha existido la ingeniería de mantenimiento, como política de estado de las infraestructuras públicas, ni la planificación, y menos la atención, y el cuidado del medio ambiente. Lo que hay es politiquería ramplona, y de baja estofa. Hoy la pobreza en nuestra patria llega a niveles alarmantes del 90%.

Hoy tenemos un país hundido en el abandono, no solo por el declive, y abandono de sus escuelas, y universidades, con el conocimiento en el suelo, sino por la apatía del gobierno nacional.

En Venezuela hoy no se respeta el medio ambiente, cuando se construyen lujosas mansiones ilegalmente en los parques nacionales como El Ávila, y Los Roques, la destrucción del Arco Minero etc.

El populismo climático. El Diccionario de la Lengua Española define el populismo como la "tendencia política que pretende atraer para si a las clases populares". Una definición bastante neutra, si la comparamos, por ejemplo, con la del Diccionario de Cambridge, más cercana al uso habitual que se le da actualmente: "Political ideas and activities that are intended to get the support of ordinary people by giving them what they want" (ideas y actividades políticas que están destinadas a obtener el apoyo de la gente corriente ofreciéndoles lo que quieren). Fin de la cita.

El término populismo, y el calificativo "populista", suelen usarse -cada vez con más frecuencia y de manera más indiscriminada- con una connotación peyorativa. Sobre todo, en los ámbitos políticos con una más señalada diferenciación entre los espectros izquierda-derecha.

En las democracias reales, frente a la crisis climática no cabe el populismo, sino el pluralismo, y la alternancia en el poder. Debemos abordar las soluciones con una visión plural, atendiendo a las perspectivas globales, y las necesidades de los distintos pueblos. Los pueblos (the peoples), y no el pueblo, en el sentido de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU.

Venezuela ante esta tragedia exige soluciones, con reflexión, y serenidad.

Aunque los científicos vienen advirtiendo desde hace tiempo de las consecuencias para el planeta de la actividad humana, en estos albores del siglo XXI, pareciera que esas consecuencias se precipitan en avalancha. O al menos se perciben de forma más explícita.

Los venezolanos nos encontramos de bruces con ellas de forma inusualmente rápida, de hoy para mañana. Un día cualquiera desayunamos con nuevas inundaciones o inusuales tasas de prevalencia de algunas de ellas como consecuencia de las, deforestaciones masivas.

Ante esta aceleración de los efectos percibidos de la actividad humana, ante la emergencia, la respuesta es pensar y actuar con calma. Esto podría parecer una paradoja. "Pensadnos despacio y actuad con serenidad" -sería la reclamación de las posibles soluciones-, "que tienen prisa en ser implementadas".

Un historiador escribió: "Puesto a elegir entre la razón, y la paz, prefiero la paz, aunque eso me suponga guardar silencio cada vez más". En cuestión de democracia, y de emergencia climática, razón, y paz van de la mano, y no cabe guardar silencio.

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