Es razonable pensar que, los alimentos puedan sufrir aumentos de precios, por causas del cambio climático, que se expresa a través de la sequia severa o por las lluvias torrenciales y consecuentes inundaciones, huracanes o incendios forestales, debidos al calentamiento global. Actualmente, las lluvias e inundaciones están causando estragos en la agricultura de muchos países. Hay quienes piensan que el precio de los alimentos se ha disparado por esas razones, sin agregar que el valor del dólar también tiene su culpa, por ejemplo en Venezuela.
Ahora, no es el dólar paralelo, el que jode; ahora, el dólar BCV como un caballo, galopa cerca del paralelo, no deja que se escape y eso está bien; pero, a medida que se aleja el paralelo, desde el gobierno no se dan cuenta, que en su afán de acercarse, también se eleva y como la mayoría de los comercios cobran con el valor del BCV, entonces resulta que es la misma vaina para el pueblo consumidor. Todo caro. Esto puede provocar un calentamiento global. (Un economista, puede explicar esto con mejores argumentos)
De hecho, el informe de expertos encargados de la presidencia de la COP27 (Comer o perecer), señalan que, el calentamiento global existe a nivel de los trabajadores venezolanos, quienes han visto reducir su capacidad adquisitiva con el salario que devengan en la actualidad.
En realidad, necesitan que se les aumente el mismo, para poder enfrentar dicho cambio. Eso serviría para "reducir las emisiones de precios altos por parte de los contaminantes mayores de la economía venezolana: los empresarios y comerciantes; además, hay que reforzar la resiliencia para poder superar situaciones traumáticas como el aumento de la carne, el pollo, el pescado, las verduras, etc., todos los días. Asimismo, hay que tomar en cuenta que los trabajadores deben enfrentar los daños que les causa el cambio climático, pero deben restaurar su equilibrio económico hogareño a través de un salario digno"