La crisis económica y política agudiza las contradicciones, y acelera el proceso político venezolano. Los dimes y diretes por el twitter, y los shows politiqueros de baja estofa, son ilusiones que se desvanecen rápidamente.
El empeño de Drácula de llevar al PSUV carabobeño por derroteros del circo electoral, son contrarios a los marcados a fuego por la nomenklatura, con el forcejeo de Rafael y M Gabriela, resultaron efímero. Mucho más que el intento del payaso, de salirse del carril impuesto por la revolución a lo largo de estos 23 años, donde Maduro acabó siendo el gran hacedor de sus políticas, reforma constitucional incluida para adelantar las elecciones presidenciales en el 2023.
Ante la derrota cantada de Juan Guaidó, al ya ex interino es preciso recordarle al Marx de El 18 Brumario de Luis Bonaparte, en el que recomendaba dejar que los muertos entierren a sus muertos para que las revoluciones cobren conciencia de su propio contenido.
Pero para estos cerdos, payasos conversos, alacranes, y opositores ya no valen, y menos que nunca en momentos de una crisis general socio económica como la de ahora, los politicastros candidatos presidenciales opositores de brocha gorda que reducen todo a su vida burguesa, contra el hambre del proletariado. Ya no son útiles porque impiden tener en cuenta un aspecto central de las ciencias políticas como lo es, para los que medio han leído, un libro del alta política; sobre la lucha de clases: hay que conocer las contradicciones, y todos aquellos aspectos relativos a las clases dominantes enchufadas en los negocios de alta gama improductivos, esclavizantés, y explotadores de la juventud venezolana que puedan debilitar al revolucionario, que es el propio enemigo de estas mafias.
Por ello importa saber que el pilar político fundamental sobre el que pivotó la revolución de Chávez se resquebraja.
El PSUV, si no se divide con los vampiros, alacranes, jalabolas, y arrastrados, va a salir profundamente debilitado. Y ese es el regalo envenenado que recibe la fracción capitaneada por el grupo mesopotámico, persas, y asiáticos, que han sido los responsables directos de las políticas más agresivas contra la clase obrera en los últimos años, bien remunerados con los negocios en los consejos de alacranes, de las empresas vendedoras de trapos, bodegones, supermercados, y recolección de basura.
Con mucha probabilidad tendremos un Gobierno del PSUV con Maduro a la cabeza en el 2024. Ya no habrá más elecciones. Pero la inestabilidad política, y la deslegitimación del engranaje institucional, del futuro Gobierno, con su mayoría parlamentaria que lo sustente, esto no tendrá precedentes, porque yo no lo veré para contarlo.
Porque la tarea que tendrá ante sí el nuevo gobierno es aplicar un fuerte control social, al peor estilo cubano las conquistas laborales, las pensiones, y las privatizaciones por las que clama impaciente, desde hace meses, la Troika de árabes, chinos, y musulmanes, pasaran al olvido.
Y la respuesta popular ante esto, seguirá adormecida, porque va a estar en cero. Se lo meterán con vaselina, y sin la anestesia que hubieran podido representar caras jóvenes y amables, si estuvieran en la política, y no hubieran huido del país – como Lech Walesa en Polonia – que "no pudo hacer otra cosa que la que le mandó Varsovia".
Este es el gran tema, oculto en todos los análisis de la política venezolana, y no el chisme estúpido entre Rafael Ramírez, y María Gabriela, al igual como al rey que va desnudo, pero nadie lo señala. ¿Es que el Gobierno del PSUV, que sueñan con ser colonias de ¿Rusia,Cuba, Siria e Irán? y llevar a cabo políticas criminales contra las clases populares?
El descomunal escenario mediático en Valencia propiciado por Drácula, que molestó a María Gabriela en torno a la crisis del pueblo venezolano no debe impedir que veamos el verdadero bosque; y es que ninguna de las formaciones políticas opositoras cuestiona la camisa de fuerza con la que, a través del cumplimiento de los objetivos de déficit, y el desastre de PDVSA, asfixia cualquier posibilidad de soberanía económica.
Por ello es necesario cambiar el discurso de los políticos ante un hipotético Gobierno "contra el enchufe" y menos sin programa alternativo alguno, no anticapitalista sino ni siquiera de resistencia ante los designios de los chatarreros, y bodegoneros, y colocarse en las pancartas pretendiendo ser los nuevos salvadores con el arpa.
Hoy es necesario un movimiento popular, con una gran tarea de organización, y de clarificación. impidiendo que nuevos prestidigitadores, como los Blyde, y los Stalin que enarbolaron el Plan en México intenten desviar, y confundir los objetivos políticos que con mucho esfuerzo se vayan configurando.
Todo esto sin olvidar que la gran tarea pendiente es la construcción de un referente político que dé cuerpo, estabilidad, y perspectiva, para la conquista del poder, buscando a los embriones de las estructuras del poder popular que vayan apareciendo. Ya que el tiempo apremia porque el vacío político en este soberano peo no existe.
El fracaso continuo de los procesos electorales, y la desilusión consiguiente, cuando millones de personas, y entre ellos mucha juventud, mal viven sin trabajo, y sin esperanza, es el terreno abonado en el que se anida el fascismo. Y el fascismo sólo puede combatirse desde firmes posiciones que apuesten por la lucha de los trabajadores, y el fortalecimiento de la sociedad organizada, planteando que el totalitarismo es irreformable, y que no hay solución a nuestros problemas que no pase por romper con ellos, con las industrias quebradas, y con la hiperinflación, en el camino de destruir las relaciones sociales de la corrupción, y construir la Venezuela posible.