No temo a las fieras quieticas y temo a las flores margaritas. No temo a las fieras del circo y temo a las fieras del espiritualismo, me dijo Franci, cuando íbamos camino a las funciones, en Barquisimeto, de los Hermanos Egred, el circo. Y también a las furias del capitalismo, le dije. Sí, bueno, me dijo ella, el espiritualismo y el capitalismo engasta, a lo mejor en una religión. Y, mas y más, el temor sonoro temblor a las margaritas, siguió Franci, y, cuando se trata del sonido del cricrí de las margaritas, de entre los monasterios iglesias y los toneles sepulcrales armados, hay que quedarse pasmado y pasmada, arrobado y arrobada, fantástico y fantástica, temeroso y temerosa. Y, no obstante, díjele yo, que ahí, de entre monasterios iglesias y toneles sepulcrales armados, ha de estar el cricrí de las margaritas en equilibrio perfecto como si fuera de entre el universo expansivo einsteiniana de luz curvada propincuo a la vida como en la Tierra de Albert Einstein 1919 y el universo contractivo maleoiano de luz tragada no propincuo a la vida como en la Tierra de Maleo 2001. Ese sonido, ese temblor, ese cricrí de las margaritas es distinto al temor de las fieras quieticas de los circos, siguió Francis. Mas y más, lo de las fieras quieticas es de los circos y no les escurro ni les temo, siguió Franci. Y, una gran perola perorata paraulata, antes de la función circense, a las cinco en punto de la tarde, en torno y en rededor del temor a las fieras quieticas y el temor a las flores margaritas.
Con digresión y sin digresión, no temo a las fieras quieticas y temo a las flores margaritas. Un león castrado eunuco Vaticano y margaritas ante puercos perlas ante carne momia, rezongaba razonaba y sentía y asentía el filósofo cojedeño Roque Roco Pollo Ronco que enfrascábase con el diputado cojedeño Pepe Pineda, el Premio Noble de Literatura Cojedeña. Ahí, endenantes, en la Plaza Bolívar de San Carlos, y, don Cele Ávila un sabio pedestre rupestre kamasutra cojedeño, que hacía las veces de moderador de aquella alocada refriega oratoria del filósofo esclarecido con el parlamentario diputado. Y, los chamos del Liceo Eloy G González, frontero a la plaza, estábamos escuchando aquello de los enloquecidos y enfurecidos hombres en torno y torno de las fieras leoninas quieticas y a las flores margaritas. Peo y pero bueno todo aquello entre la filosofía y la política, endespués, la ironía quijotesca cervantina de don Cele, que concluía. El león capado y el león con bolas con cojones de don Quijote, asina, decía don Cele, ha de representar indistintas sociedades. O sea, símbolos valorativos, o sea, valores jerarquizados y valores polarizados, valores teóricos y valores prácticos, valores cuantitativos y valores cualitativos, valores teológicos y valores cardinales, valores éticos y valores morales, o sea, la axiología ética moral del león. Y, las margaritas, y, naturalmente, decía don Cele, la margarita no es una flor, a mas y a más, es una perla que no un plaqué, que se asocia al cristiano crisantemo, mas y más, se tiene tradicional como tal, como crisantemo cristiano, como perla, como una perla, que no como una perra negra de Winston Churchill, ante puercos y una florecita ante palomas, asina, decía don Cele, con que se ha de representar indistintas sociedades. O sea, la flor, el crisantemo, la perla, símbolo de la pureza, signo de la inocencia, sigla de la amistad, fórmula del amor, personificación de la alegría, modelo de la sencillez. Y, asina como hay leones con bolas con cojones como el de don Quijote hay leones sin bolas. Y, así como hay valores y sus opuestos, asina hay margaritas y sus opuestas, los despojos, la flor cadavérica. Y, don Cele, cuan estudioso de las flores de coronas y de ramos, y en atrevida sonada competencia con don Rafael el que hace flores, y, de entre gracias y desgracias, tanto como el radiante ajo avizor de don Francisco y el cricrí de las margaritas de don Federico, don Cele, de entre nalgas, y, a buen seguro, capturaba tucusitos. Y, como tiénese dicho y como como deténtase mentado, ansí, no temo a las fieras faunas quieticas de Franci y asina a lo que florece temo a las flores margaritas de don Cele.
Con digresión y sin digresión, no temo a las fieras quieticas y temo a las flores margaritas. El preclaro filósofo cojedeño y el parlamentario diputado campestre, han de coincidir con en persogo con Franci y don Cele, en perfecta comunión copulativa inclusiva. Ahora agora hogaño, y, como dice poeta William Nosuna, y, como jace y face uno para no escaparse ni zafarse de TINACO, si por donde quiera que sea y se ponga la mente y se meta el teodolito difuso borroso, dice William, se consigue con los casos correlativos límite límbico fronterizo contradictorios caliginosos de equilibrio dinámico dialéctico difuso en el contradictorio medio maleoiano profundo de Maleo 2001 en la perogrullada primera vez de Perogrullo. Asina asín, sigue el poeta William Nosuna, lo de las fieras quietas y las fieras inquietas, del león manso de circo y el león fiero de don Quijote, lo de la flor de margarita y lo de la flor cadavérica, lo de la perla y lo del plaqué. Y, el poeta William, de seguidas, fue ensartando, como el cuento de cacho ´e vaca, y cantando a Heráclito, a las palabras pareadas paradójicas, el ser y no ser, el ascender y el descender, el amor y el odio, de la rabia y la ternura, la vida y la muerte, la luz y las tinieblas, la justicia y la injusticia, la mortalidad y la inmortalidad, comienzo y fin, la verdad y la falsedad, el exceso y el defecto, el tercio excluso y el tercio incluso, la razón y la sinrazón, la locura y la cordura, la tesis y la antítesis, el cambio y el reposo, la acción y la reacción, la transformación y la parálisis, lo justo y lo injusto, lo divino y lo humano, los valores jerarquizados y valores polarizados, los valores teológicos y valores cardinales, los valores teóricos y valores prácticos, los valores cuantitativos y valores cualitativos, la guerra y la paz, y, en de por medio la contradictoria paz heraclitoiana profunda, el contradictorio camino medio budaiano profundo, la contradictoria verdad socrática profunda, hasta llegar el poeta William Nosuna, a lo del cuento de cacho ´e vaca, y, al poema Si de Rudyard Kipling, de entre el no temo a las fieras del circo y temo a las fieras del espiritualismo, de entre león castrado eunuco Vaticano y el león no castrado no eunuco de Don Quijote, de entre margaritas ante porco y margaritas ante púdico, de entre el no temo a las fieras quieticas y el temo a las flores margaritas.
Si el no temo a las fieras quieticas y el temo a las flores margaritas son casos correlativos límite contradictorios caliginosos. Entonces sea dicho que el no temo a las fieras quieticas y el temo a las flores margaritas, han de tener de entre y en de por medio y por la calle de en medio al contradictorio medio maleoiano profundo. Ergo vergo sea dicho que, el contradictorio medio maleoiano profundo, ha de ser similaricadente tautológico repetitivo paradigmático platónico a la perogrullada primera vez de Perogrullo, a la contradictoria paz heraclitoiana profunda, al contradictorio camino medio budaiano profundo, a la contradictoria verdad socrática profunda, de entre el no temo a las fieras quieticas y el temo a las flores margaritas.