La nueva versión del regreso a la miseria

Domingo, 11/12/2022 03:04 AM

Son muchas las estructuras de poder que se empecinan en mantener un control demográfico, todas se resumen en la Tríada del Poder Oscuro (el capitalismo, las religiones y la esclavitud), liderada por el Nuevo Orden Mundial (NOM). Ya al señor Joe Biden se le chispoteó que una segunda pandemia llegaría; es probable que sea una nueva versión del COVID-19, u otras de las locuras que hacen contra la humanidad. Así mismo, el fenómeno migratorio que se viene suscitando en América Latina hacia Europa o los Estados Unidos, y de otros países como Ucrania, como consecuencia de la guerra, han causado un gran retroceso social hacia este sector, convirtiéndolos cada día más en una población muy pobre o en condiciones de vida infrahumanas. Todos estos factores, en conjunto con el flagelo del hambre, coadyuvan al incremento de la pobreza y de la miseria. Este NOM lo ofertan quienes lo promulgan como la salvación del mundo; sin países como China, Rusia y Corea del Norte. Como muy bien lo dijo el presidente Gustavo Petro, los EE.UU. se ha encargado de "arruinar todas las economías del mundo, ya que toma medidas para protegerse a sí mismo, sin importar lo que ocurra en los demás países. A través de sus medidas, se están vaciando la economía de las naciones latinoamericanas, se está saqueando Latinoamérica, nuestras monedas caen todas". Es el nuevo saqueo que ocurre en este continente tan o peor que hace más de 500 años atrás, como lo señaló Eduardo Galeano en "Las venas abiertas de América Latina".

Según la organización francesa humanitaria "Acción contra el Hambre (ACH)", la pobreza es la carencia de los recursos necesarios para satisfacer las necesidades de una población o grupo de individuos y, además, no tienen la capacidad u oportunidad de producir lo que necesitan. La pobreza extrema es la situación en la que no se dispone de los recursos mínimos que permitan a una persona satisfacer al menos una de las necesidades más importantes, como es la alimentación, en virtud de que una persona no tiene los recursos para comprar los alimentos más básicos, incluso destinando todos sus ingresos para comprar productos para su alimentación. Es una situación que va más allá de la carencia de alimentos, agua potable, servicios médicos, en fin, es un problema grave de Derechos Humanos. Es la nueva versión del regreso a la miseria, porque si el individuo solo compra productos para su alimentación no tiene para cubrir otras necesidades básicas, como el caso de Venezuela, donde la mayoría de los venezolanos ganan un salario básico mensual de Bs. 126, desde marzo de este año, equivalente a casi $7 mensuales (a la fecha se cotiza un dólar en más de Bs. 18); es decir, 0,23 dólares diarios, significativamente por debajo de los US$1,90 por día que fija el Banco Mundial como línea de pobreza extrema por rangos de ingresos. Esto significa que Venezuela se encuentra bajo el umbral de pobreza extrema, en un problema grave de Derechos Humanos que merece una atención inmediata, urgente, por parte de organismos no gubernamentales como ACH, las Naciones Unidas; pero, también urge que todos los países del mundo se pronuncien contra el imperio y le exija el cese de las sanciones, así como el bloqueo contra Venezuela y que la elimine de la lista de amenaza inusual que decretó el infame Nobel de la paz, Barack Obama.

Venezuela es la nueva versión del regreso a la miseria en todo el mundo, su PIB per cápita descendió a 2.299 dólares estadounidenses en 2019 de los 3.404 dólares del año anterior. Ha registrado un descenso constante por casi una década. La CEPAL estimó en abril de 2022 que la economía de Venezuela crecería este año el doble de lo esperado, con un estimado de 10% de incremento del PIB, y una mejora económica del 5%, después de los efectos de una prolongada crisis económica desde el año 2013, incluyendo un ciclo hiperinflacionario de grandes proporciones que ayudó a pulverizar el poder adquisitivo de los venezolanos, la devaluación de la moneda, hasta dar paso a una dolarización de facto y desorganizada desde el año 2018, y la descarada imposición del dólar. Sin embargo, en este último trimestre del año nuevamente los venezolanos han sufrido los embates de esa crisis económica: la variación de un dólar galopante, cuyos controladores cambiarios, tanto el BCV como el Monitor Dólar Paralelo, sometieron ese crecimiento económico al que la CEPAL le auguró una nueva expansión, e hicieron que los venezolanos se reencuentren otra vez en un bajísimo nivel de vida, en relación a los 196 países del ranking del PIB Per Cápita, por ende con un Índice de Desarrollo Humano con una mala calidad de vida, como en efecto lo refiere este indicador que elabora las Naciones Unidas. En este mismo orden de ideas, otro indicador de regreso a la miseria es el atraso educativo promedio en el hogar, el poco acceso a los servicios de salud, a la calidad y espacios de la vivienda, a los servicios básicos en la vivienda, acceso a la alimentación, grado de cohesión social, grado de accesibilidad a carretera pavimentada, y dos nuevos parámetros que debe considerar la ONU son: la sanción y bloqueo contra un país, como en el caso de Venezuela, que obligó a millones de venezolanos emigrar para sobrevivir y ayudar a los suyos, a retroceder su ciclo económico de crecimiento; y segundo, la imposición de una moneda como el dólar, ya que desequilibra la economía de un país para arruinar y saquear la de otros para oxigenar la del país de quien la aplica, en este caso, EE.UU. Es la nueva barbarie, la nueva imposición contra los pueblos.

No obstante, no todo es responsabilidad del imperio, pues esa época de crecimiento que vio la CEPAL fue solo un espejismo. El analista político Juan Guzmán señala que: ese crecimiento fueron las cuentas de una plata ajena que no es tuya, o si lo fue te la despojaron en el ciclo orgánico de reproducción del capital, y ya no te pertenece, es a lo sumo, la confesión que te hacen de tu terrible explotación, que es la cuantificación de tu despojo. Según el articulista Juan Requena, el dólar ha subido porque la Reserva Federal de EE.UU. ha aumentado las tasas de interés varias veces este año para tratar de controlar el aumento del costo de la vida. Esto ha hecho subir los rendimientos que ofrecen los productos financieros que utilizan dólares, como los bonos del gobierno estadounidense: un instrumento que le permite financiarse, y tras la invasión de Rusia en ucrania los grandes inversores han estado comprando miles de millones de dólares en bonos del Tesoro de EE.UU., porque es una manera de protegerse, lo cual hace que suba su valor. Por alguna razón China y Rusia retiran su dinero de la economía estadounidense, por alguna razón las estrategias del equipo económico del gobierno de Nicolás Maduro han fallado para controlar el dólar. Urge una revisión y rectificación en las políticas cambiarias, monetarias y del ingreso de los trabajadores en Venezuela; al mismo tiempo botar (no cambiar, porque los actuales asesores fracasaron), de sus cargos a los asesores económicos del gobierno, porque desde el año 2013 han transformado el salario de los trabajadores y la economía del país en la nueva versión del regreso a la miseria, por su negativa a indemnizarlos el salario, porque sus políticas atentan contra el bienestar y la felicidad de un pueblo. En el país no existe un mercado de comercialización del dólar, sino un mecanismo de inyección de divisas establecido por el gobierno y que busca controlar su aumento acelerado, que le hace juego, además, a una aplicación o página que lacera el bolsillo de los venezolanos, porque al parecer hay una "mano invisible" que también tiene sus intereses aquí. La razón del aumento del dólar es por factores externos, a lo interno es político; pero, también es producto de una serie de aplicaciones de ensayo y error que no han logrado estabilizar su valor, ya que la soberbia y no reconocer que fracasaron les impiden tomar otros rumbos en beneficio del colectivo en general.

Fecha: 10/12/2022

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