Nuestra historia patria está llena de tantas aventuras y desventuras, hechos y episodios que en cierta medida, han marcado el hito de lo transcendental, dando a conocer el nacimiento del sentido de la nacionalidad. Hay que destacar aquí, que entre los grupos de militares patriotas y civiles destacados, no era de extrañar los antagonismos y las desviaciones. No obstante, más que las diferencias y las contenciones personales, se imponían los rasgos comunes: la espontánea y absoluta adhesión a la causa nacional. En esta orientación, basta conocer hasta dónde llega la gloria y el infortunio de los hombres a quienes les correspondió vivir esas horas de aciagos, (horas de vida o muerte). Si bien es cierto, que hubo personajes que no poseían las capacidades y los empleos que poseían; no es menos cierto que en aquellas horas cruciales para el país; hicieron esfuerzos prodigiosos y obtuvieron grandes resultados; ya que era lo que se pretendía y se premiaba ¿Política vs Justicia? Ninguna generación escapa a esas realidades; en este sentido, nuestra historia local, tiene bastante tela que cortar. El General José Francisco Bermúdez no fue la excepción.
Así las cosas, me ha nacido la voluntad de traer a la palestra, de una manera muy sucinta, los pormenores de la muerte trágica del precitado personaje, quien popularmente se conocía como (José Francisco Pueblo), como bien lo cita el señor Coronel Serapio Romero Mendoza, en su obra biográfica, y con quien tuve el honor de trabajar con él, en la otrora Academia Militar de Venezuela (AMV), cuando este servidor fungía como suboficial de planta de dicha institución castrense.
Según los historiógrafos, Bermúdez nació un 23 de Enero de 1782, aunque con motivos de dudas, al extremo se citan varios lugares: Carúpano, San José de Aerocuar y Cariaco. Lo cierto de todo, según fuentes escritas, la partida de bautismo del párvulo José Francisco está asentada en la iglesia parroquial San Felipe de Austria, en Cariaco.
En este orden de ideas, el intervalo de la vida cotidiana de Bermúdez, se desarrolló como la de todo militar patriota de la época, con sus altas y bajas, y precisamente, en cuanto a esto se consigue suficiente literatura que habla Per Se, de la cual, estoy convencido de que toda persona ha leído, al menos, los elementos más superficiales o resaltantes del personaje que nos ocupa, que formó parte de esos valores patrimoniales que nos enaltecen como venezolanos.
Ahora bien, nos narran los testimonios escritos que el día 29 de Noviembre de 1831, luego del alzamiento del Comandante Olivier Marcano, amigo de Bermúdez, y quien al grito de "¡Viva el General Bermúdez!", se adueña de la población. Cabe destacar que el movimiento fue sofocado por Antonio Carrera; haciéndose acompañar de un joven de nombre. Rafael Berrizbeitia Mayz, futuro victimario de Bermúdez.
Con mi relato a cuestas, tal día como hoy, 15 de Diciembre, pero de 1831, en la mañana, el Comandante Carrera había demandado a Juan José Guerra, primo de la esposa de Bermúdez, cuyo motivo era porque Guerra había manifestado que Marcano había entrado en contumacia, por la sencilla razón de que Bermúdez lo había conducido para ello. En horas nocturnas, Bermúdez se hallaba a bordo del buque del Capitán José María García, invitado por éste para una cena. En el ínterin del regreso a su domicilio, le corrieron con el chisme de que Carrera había accionado con una demanda. Inmediatamente, con el temperamento y la compulsividad que lo caracterizaba: reacciones bruscas y violentas, sin medir las consecuencias, -narra Romero Mendoza- penetró en la casa de un tal señor Jaime Mayz, donde habitaba Carrera, para aplicarle unos fuetes (Me imagino que eran como unos latigazos). -Continúa Romero- Carrera se hallaba conversando con Berrizbeitia. No obstante cuando Carrera escucha la voz del irascible Bermúdez, abandona a Berrizbeitia. Éste a su vez, ante la demanda de José Francisco, le responde con un disparo a quemarropa en el tórax, ocasionándole la muerte instantáneamente. Según las fuentes, este encono de Berrizbeitia contra Bermúdez, fue porque éste no le atendió una queja suya contra el Capitán de Navío José María García, supuestamente, por un maltrato físico que este último le había ocasionado, días antes en Pozuelos. Así terminó la vida terrenal de este héroe de la independencia. Sabemos cuándo nacemos, pero no sabemos cuándo, ni cómo nos vamos. Así es la vida, mi apreciado y estimado público.
Un episodio pintoresco en relación a la compulsividad emocional de Bermúdez, no las trae el difunto Arturo Uslar Pietri, que cuando Bolívar se hallaba en Güiria en 1916, después de la derrota de Ocumare, aquél lo desconoce notoriamente y hasta saca el sable para atacar personalmente al Libertador, acto que fue evitado y obstaculizado por otras personas que se hallaban cerca, aunque posteriormente, -según Uslar-, Bermúdez reconoce el error, limando luego las asperezas. A mi modo de ver, fueron las horas que les correspondió vivir, y muchas circunstancias favorables y desfavorables que rodearon aquellos momentos difíciles para la Nación.
Como colofón, voy a permitirme dejar aquí una copia textual del certificado de defunción de José Francisco Bermúdez, extraída de la magistral obra del señor Coronel Romero Mendoza, veamos:
Cito: "Partida de Entierro
Consta al folio 30 vuelto del libro 8º. de Bautizos de personas blancas de la Santa iglesia Matríz de Cumaná.
En la bóveda de los Padres Franciscanos, Convento de Cumaná, hoy diez y seis de diciembre de mil ochocientos treinta y uno, dí sepultura con entierro rezado, Vigilia y Misa Cantada al cadáver del señor General en jefe de esta República de Venezuela José Francisco Bermúdez, marido de la Señora Casimira Guerra. No recibió ningún sacramento porque fué muerto anoche alevosamente de un balazo. Y para que conste lo certifico y firmo.
Andrés Padilla Morón.
Consta al folio 241 de un libro General de Entierros de la S.I.M. de Cumaná". Fin de la cita.
¡Muchas gracias, por ocupar una parte de su aquilatado tiempo, para leerme!
José.
P.D:
Como usted ni yo estuvimos ahí, tuve que valerme de algunas compilaciones bibliográficas de apoyo para poder echarles el cuento.
.- Azpurúa, R. (1.877). Biografías de Hombres Notables de Hispanoamérica. Tomo I. Ediciones Mario González. Caracas. 1.982. Pág. 314.
.- Perú de Lacroix, L. (1.981). Diario de Bucaramanga. Editorial Antalbe. España. Pág. 213-214.
.- Romero, E. (1.981). El Libertador del Libertador. Editora Óscar Gámez Arévalo. Caracas. Págs. 173-174.
.- Salcedo, J. (2006). Historia Fundamental de Venezuela. Undécima ediciones. Editorial UCV. Caracas. Pág. 262.
.-Uslar, A. (1.982). Valores Humanos. 4ta. Ed. Tomo IV. Editorial mediterráneo. Caracas-Madrid. Pág. 16.