Cavilaciones sobre el dólar y la miseria

Miércoles, 14/12/2022 11:21 PM

Durante este año, el gobierno ha inyectado al mercado cambiario más de dos mil millones de dólares, para tratar de mantener estable el precio del dólar. Sin embargo, éste se ha incrementado desde enero en alrededor de un 215 por ciento, inicialmente en forma lenta pero sostenida y en algunos momentos, como el que vivimos hoy, en forma rápida o por saltos. Existe una matriz de opinión que considera esa devaluación permanente del bolívar, pero sobre todo los bajones, se debe sólo a la inyección de bolívares en el mercado para el pago de salarios, lo que es exhibido por los empresarios para seguir pagando sueldos de hambre. Siempre se culpa a los trabajadores por cobrar sus salarios y por exigir aumentos, algo no solo absurdo sino muy perverso, lamentable e indolente, sobretodo en Venezuela, dónde el salario mínimo está muy por debajo del límite de subsistencia, pues es menor de medio dólar por día.

En las últimas semanas, el gobierno no ha hecho pagos extraordinarios salariales importantes, que permitan recurrir a la "explicación" señalada, por lo que deberíamos concluir que, por lo menos en el caso de la caída actual de nuestra moneda, las causas son otras, menos coyunturales. Las dificultades existentes en la generación de divisas por parte del Estado deben haber sido un problema serio, para poder suplir de divisas al mercado cambiario, por lo que es fácil concluir que este aporte se ha reducido en forma drástica y rápida, lo que ha llevado al incremento súbito de la devaluación del bolívar. El gobierno dejó de inyectar los dólares que antes inyectaba en la economía, a sabiendas de que se produciría una devaluación rápida de la moneda. Dicho de otra manera, el gobierno devaluó el bolívar sin la necesidad de ningún decreto, por lo que el año 2023 lo iniciaremos con otra paridad cambiaria.

Es como un viernes negro informal y sin cambio múltiple, sin Luis Herrera, con Maduro y sin RECADI ni CAVIDI, lo que no significa que no siga habiendo transferencia de dólares hacia el sector privado importador, sólo que la misma es mucho menor porque los dólares son actualmente un bien muy escaso. Y esta devaluación, como todas las devaluaciones, comprometen principalmente el bienestar de los más necesitados, pues encarecen todas las mercancías, entre ellas las indispensables para la vida. Se profundizará el sufrimiento de los ancianos pensionados, si es que esto aún es posible, si es que ya no llegaron al límite de dónde no pueden bajar más. También el de los desempleados, de los pobres en general y de las casi desaparecidas capas medias, hoy profundamente depauperadas.

Y ni las conversaciones con EEUU, ni las realizadas en México y no tenemos claro si las efectuadas en Miraflores, han discutido la aplicación de algunas medidas concretas de emergencia económica y social, para atender a esta real crisis humanitaria. Y me resistía a utilizar este nombre, porque el mismo fue prostituido por una banda de criminales, que la ha utilizado para todo menos para atender a sus víctimas. Entiendo que EEUU no se preocupe por esta situación de miseria nacional, pues su política ha sido justamente que la misma se profundice al extremo, con la "excusa" de que generará una explosión social y un quiebre en la cúpula gobernante. Injustificable es que esa misma indolencia exista en el gobierno, pues se trata de sus connacionales. Y perverso que también la use como arma política en su lucha contra las sanciones.

Es imperativo incrementar el ingreso de los venezolanos. Hay que elevar ya los salarios por encima del aumento habido hace meses a 30 dólares del salario mínimo. Y hay que cumplir con su supuesto anclaje al dólar (o al Petro, si quieren seguir con la engañifa ridícula). Bodegones y casinos, legitimados por alcaldes y gobernadores, que piensan que con esa práctica "se la están comiendo". Pobres seres marginales intelectuales, ajenos a su gran ignorancia y miseria. Y no hablo de lo que cualquiera sabe, que esas actividades en absoluto significan producción de riquezas, sino me refiero al lamentable hecho de que a los trabajadores que contratan, les asignen sueldos igualmente miserables a los del resto de la población, por lo que estos centros tampoco impulsan la necesaria reactivación económica, por la vía del incremento de la demanda.

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