La aprobación de la Ley Antibloqueo (2020) y de Zonas Económicas Especiales (2022), le permitieron al gobierno bolivariano, presidido por Nicolás Maduro, establecer un marco Jurídico que crearon condiciones para disminuir los efectos negativos de las medidas coercitivas unilaterales, a que ha sido sometido el país por el imperio y sus adláteres.
En mayo de éste 2022, el Presidente Nicolás Maduro, le anunció a los venezolanos y venezolanas la adopción de un conjunto de decisiones trascendentales, para la renovación de la Revolución Bolivariana. Decisiones que fueron objeto de algunas críticas, sobre todo, por aquellos que no han logrado entenderlas como parte del proceso de transformación revolucionaria; inscritas en un marco de acción que permite devolverle al proceso transformador su credibilidad y su relegitimación.
Una y otra vez leímos al Libertador Simón Bolívar, en su Carta de Jamaica (1815) y en el Discurso de Angostura (1819), buscamos explicación a la situación vivida y como salir de ella. Las obras de Lenin: ¿Qué hacer? y Un paso adelante, dos pasos atrás, nos ratificaron la convicción de que, en aras de salvar la revolución, es necesario producir cambios para alcanzar tal propósito. Pero, sobre todo, volvimos a sumergirnos en las enseñanzas de nuestro Comandante Supremo, Hugo Chávez, para renovar las lecciones de él aprendidas.
Sobre nuestra mesa de trabajo posamos la Agenda Alternativa Bolivariana (1996); el Libro Rojo (2010); el Libro Azul (2013); el Plan de la Nación 2001-2007 y 2007-2013; las Líneas Estratégicas de Acción Política (2011); el Plan de la Patria 2013-2019 y 2019-2025, entre otros. Dialogamos con Camaradas con quienes por largos años hemos compartido andanzas en la lucha revolucionaria; así como también, con amigos y colegas universitarios, de quienes queríamos obtener su opinión sobre el estado de la revolución.
No podemos negarlo, las medidas anunciadas por el Presidente Nicolás Maduro, nos obligaron a pensar en las fortalezas y debilidades, que hoy tenemos; pero, sobre todo, nos indujeron a pensar en las oportunidades y limitaciones que debemos alcanzar y vencer, para que las mismas permitan hacer posible el proceso de renovación y redimensionamiento de la Revolución Bolivariana, propuesto por el Presidente Nicolás Maduro.
Manuel González Prada, decía que: "Cuando se abriga una convicción, no se la guarda religiosamente como una joya de familia ni se la envasa herméticamente como un perfume demasiado sutil: se la expone al aire y al sol, se la deja al libre alcance de todas las inteligencias…".
Y es que, el Socialismo Bolivariano lo imaginamos como un diálogo; un encuentro entre venezolanos y venezolanas con sus formas de pensar, con sus imaginarios y simbolismos, con sus pasiones y experiencias, en fin, con nuestras culturas.
Por tanto, sus fundamentos teóricos y conceptuales; sus principios y objetivos, no pueden ser sometidos a la dictadura del determinismo y el reduccionismo; su estructuración tiene que ser el resultado de un amplio debate que nos lleve a concebirlo de manera integral. Por lo que, su imaginación está más allá de los métodos, está en la sensibilidad. Busca las esencialidades de los venezolanos. Mira más hacia la tierra que hacia el cielo. Está precedido de una perspectiva amplia; no fija su mirada en una sola orientación, en una única "escuela", es superior a todo dogmatismo. Entiende que hay aportes, que hay instrumentos, que hay elementos utilizables en un momento dado de trabajo, que se encuentran en otras áreas del conocimiento, y dentro de las más variadas teorías de las ciencias sociales. Por lo que, el trabajo político siendo un trabajo racional, no niega que alguna vez debamos emanciparnos de la razón.
Conscientes estamos de que los seres humanos vivimos en un continuo cambio. Entender que las sociedades también lo están, es lo que nos permite pensar la Revolución Bolivariana, como proceso transformador de la sociedad venezolana, de una nueva manera.
Eso es –precisamente- lo que el Presidente Nicolás Maduro, le propuso al país en mayo pasado. Por lo que, renovar y redimensionar, como cambios dentro de una permanencia, la Revolución Bolivariana; es, en mi modesto parecer, uno de los mayores legados que nos deja el año 2022.