Se acerca la noche en que muere un año, por esta razón, viene a mi mente un fragmento del poema las "Uvas del Tiempo" escrito por el poeta y político cumanés Andrés Eloy Blanco, mientras que estuvo en el exilio. Supongo que Andrés Eloy, quizás sumergido en algunas noches de angustia, antes de la noche final del año, fue objeto de una lluvia de recuerdos por la lejanía e incertidumbre de no volver a su patria y darle un beso a su madre. El fragmento en cuestión dice lo siguiente: …Esta es la noche en que todos se ponen en los ojos la venda, para olvidar que hay alguien cerrando un libro, para no ver la periódica liquidación de cuentas, donde van las partidas al Haber de la Muerte, por lo que viene y por lo que se queda, porque no lo sufrimos se ha perdido y lo gozado ayer es una perdida... A este fragmento, me pregunto: ¿Valdrá la pena mantener en nuestros ojos una venda?, me parece que no debe ser, esta fecha debe convertirse en una oportunidad para la reflexión y el auto desarrollo de la vida que Dios no dio, bajo nuestro cargo. Nunca es tarde para detener aquellas habilidades, que se han instaurado y desencadenas saldos negativos actitudinales. Creo poder utilizar la angustia manifestada por Andrés Eloy, en el fragmento señalado, como una vía para entender el grado de responsabilidad que me debo tener en la administración de mi vida. Él, habla de aquella noche, pero porque no pensar en nuestros actos a lo largo de un año y el cuidado que se debe tener en cada acción que pensamos desarrollar o se esté desarrollando y sus consecuencia. Cuantas veces no atentamos contra uno mismo, usando esquemas familiares generadores de estructuras innegociables, propulsoras de paradigmas permanentes en lo que somos y para quienes somos. Me parece que para Andre Eloy, no solo se trata de un espacio geográfico (país) y el amor por su madre lo que le condujo, a ser este tipo de reflexión estoy seguro que sus líneas tenían un alcance mayor, vinculado no solo con la seguridad física pareciera que hace un llamado a la conciencia del cómo se está viviendo y trabajando nuestras cargas y luchas diarias. Deja entre dicho la Divinidad de un Dios que desea cerrar un libro con saldos positivos, bajo expresiones y acción de perdonar, no condenar y rectificar lo que se está haciendo mal. Eloy, llama a la reflexión e ilustra la mano de Dios como dueño de la vida de los seres humanos; deja entre dicho en sus palabras que estamos observado por alguien superior que es Dios.
Qué tanto nos pudo salir mal, si estamos vivos, con techo y provisiones; no te parece que son suficiente razones para estar agradecido y celebrar con Dios, para Eloy, en ese momento tan difícil en sus emociones, no era más que la soledad y el miedo de no reencontrarse con ese Amor, encarnado en su Madre. Cuantos de nosotros no vivimos arrastrando grandes soledades y temores que proyecta un mecanismo de defensa para no dejarnos ver tal cual somos, exteriorizan actitudes de soberbia y altivez, que no son más que una pobre cosa pequeña, ante la gloria que nos empeñamos en construir y no reconocer los grandes vacíos que llevamos como raíz de amargura. Aprovechemos esta última noche del año para ponernos a cuenta con Dios y con nosotros mismo, y hacer lo que tengamos que hacer para romper las cadenas del miedo, que es esa venda que utilizamos para no sujetarnos a la voluntad de Dios. Ese Dios que te ama tanto, que dio a su hijo Unigénito Jesús Cristo para el perdón de nuestros pecados y así poder vivir en su gracia y alcanzar la vida eterna, viviendo junto a Él.
En nombre de mi Hogar y el mío propio les deseamos un venturoso año nuevo para este 2023, que sean grandes las bendiciones para sus vidas y la de su familia.