Estos hombres tienen un alma viva, y en ella el alma de sus antepasados, adormecido tal vez, soterrada bajo capas sobrepuestas, pero viva siempre. En muchos, en los que han recibido alguna cultura, sobre todo, los rasgos de la casta están alterados, pero están allí.
En las disputas teológicas que provocaron la guerra de la independencia, y la guerra civil, más tarde, teólogos españoles fueron los principales heraldos del libre albedrío. Y aún las hay más enérgicas y castizas, que vienen como anillo al dedo a la doctrina shopenhaeriana de que la voluntad es lo genérico, así como la inteligencia la individuante en el pueblo, que el foco, Brennpunkt, de aquella son los órganos genitales.
En tales sociedades y con tales individuos prolongase un sentido de Justicia Primitivo, vengándose "devengan sus derechos". Entre nosotros buscaba Schopenhauer ejemplos del anhelo de llevar "al dominio de la experiencia la Justicia Eterna, la indiduación" dedicando a las veces toda una vida a vengar un entuerto, y con previsión del patíbulo.
"Los historiadores romanos por varón de gran ánimo a Catón, porque se mató, no pudiendo con paciencia sufrir la victoria de César, su enemigo. Yo no sé, por cierto, que mayor crueldad le hiciera el César de la que hizo... Y adornan su muerte diciendo que murió por aver Libertad... Y, ciertamente no puedo sin entender que libertad pueda aver para sí ni para dar a otro el hombre muerto."
Las necesidades de la Reconquista les dieron lealtad e igualdad entre los compañeros. Sin lealtad no cabe comunidad guerrera, "pues siempre de la cabeza baja el vigor a la mano". En el libre arbitrismo, el poder opresivo suple a la caída naturaleza; en el fatalismo representa a la ley externa; cuando se ve, el contrario, ley "determinante de la voluntad", se fía en el pueblo. Así es como el "·dejad hacer, dejar pasar", brotó de la conciencia optimista del "homo de economicus", que conoce siempre su verdadero interés, y de la fe en que este se concilia con el colectivo; de un determinismo.
-El Comandante: Tan silencioso como entraba en cualquier sitio, tan silencioso como pasó por nuestro tiempo horrible, tan silencioso nos dejó también, con frecuencia asomaba sonrisa, pero había en ella tanta defensa y tanta ocultación como amor del pueblo, incitante, sé temía al aproximársele, en virtud de tanto silencio profundo como rodeaba; y, sin embargo, uno se sentía dichoso al oír su palabra, que surgía pura y fraternal Comandante de esa quietud.
¡Chávez Vive, la Lucha sigue!
Venezuela: en su canción del ponche
Por: Manuel Taibo
Miércoles, 25/01/2023 07:43 AM