No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos. Martin Luther King.
Se debería saber, que la política es el arte de la convivencia ciudadana, programando las actividades de la sociedad, integrada por ciudadanos libres, resolviéndole los problemas que presentan su desenvolviendo como ciudadanos, y su convivencia colectiva. Es algo muy bien relacionado al bien común. Siendo todo lo contrario de la más baja politiquería ramplona, y según la Real Academia Española (RAE) viniendo a ser la acción de politiquear, es decir, intervenir en política con superficialidad donde la intriga o bajeza son el pan de cada día. Es la degeneración de la política cuando las autoridades municipales intervienen con propósitos turbios para su ganancia sifrina personal o grupal, aprovechándose en forma corrompida del poder o de su posición pública. Buena parte del descrédito de la política se debe al mal ejercicio donde la poca inteligencia, oportunista, histriónica o histérica que se modifica por un cálculo de conveniencia.
Cuando se aplica "La política en tiempos de indignación, hiperinflación, bajos salarios, sin gasolina, con hambre, y sin medicamentos", es cuando aquí vemos la volatilidad de los gobiernos, su desgaste, y sus dificultades para superar procesos complejos, que tienen su origen en un hecho fácilmente comprobable del desastre de la economía, y la devaluación del bolívar: hay muchos más tácticas para llegar al poder, que estrategias: "acerca de qué hacer con él después de obtenido". Hay más idiotas de la comunicación, marketing, y desarrollo de campañas sifrinas carnavalescas eligiendo, y coronando reinas: "que de un gobierno que busque soluciones propiamente dicho al alto costo de la vida". El cinismo, y la demagogia son hoy las mayores causas del desgaste de estas autoridades politiqueras, que se conducen como unas mafias de comerciantes de los dineros públicos, que se dedican únicamente a mal administrar influencias, poder y privilegios para unos pocos. La política como negocio, con esta crisis económica que vive el país, irrita profundamente al ciudadano de Anzoátegui, que pasan tres días en unas perversas colas para surtir sus vehículos de gasolina, con hambre, sin medicamentos, y con un salario de 5 $ mensuales, más aún cuando no se es capaz de resolver los problemas estructurales socioeconómicos, que fomentan la emigración de nuestra juventud, y en las épocas electorales que se avecinan, veremos a mas de un idiota sacando los errores de los demás sin hacer sus reflexiones propias ¡vaya que falta de sensibilidad humana! Cuando no pueden ser originales, inteligentes, y lo peor infalibles. Sus declaraciones suelen ser imperfectas, y sus comportamientos como autoridades locales, son incoherentes en el cotidiano vivir, donde todo termina en palabras, y más palabras huecas. Los ciudadanos de Anzoátegui quieren vivir en paz en nuestro país con calidad de vida, ya no son tolerantes a la diferencia de opiniones e ideologías, y peor aún cuando se anula lo básico de una democracia que es el debate de altura (sin faltar el respeto, sin insultos y con un argumento sólido lejos de las etiquetas o tabúes).que parece haber desaparecido incluso en los medios de comunicación que parecen más una caja de resonancia de vulgaridades de sólo un sector del poder. La soberbia es un ego con sobredosis de los politiqueros porque creen que así inspiran miedo y respeto. Sería mejor si muestran sus verdaderas intenciones -lo dudo que algún día lo hagan- y se confían en que los van a querer por lo que realmente son, y no por lo que deben proyectar. Cuando hablan de alianzas políticas, y le "venden el alma al diablo para obtener votos" y no tienen cuidado con quiénes se rodean, porque tienen poco que escoger dentro de tanto adulador de pacotilla. Así es difícil que mejores ciudadanos quieran participar en la *politiquería* porque entrar en ella se parece más la trampa del baboso jabonero: "donde el que no se cae, se resbala ante tanta zancadilla".