La certidumbre matemática y la incertidumbre matemática. Y, endenates, a las cinco en punto de la mañana del martes de carnaval, el día de San Félix, y, sonaba Alex Bueno por la radio Fiesta Latina: ¡Qué cara más bonita…! y, de simultáneo inmediato ipso facto, y, se me vino encima ¡Yo, no sé por qué!, la carita de la bella Valeria Leonor, la hijita de mi querida Maleo. Y, endespués, de antuvión, de antavión y de entuvión, acepto lo de Apeles, zapatero a sus zapatos, corro correo corriendo esa suerte en la voz pintoresca de la retina pictórica de Apeles, el hijo de Colofón. Y, a mas y a más, he de manifestar una vez más, que este cura ignaro raro cleuasmo quiasmo asno, sin fecha sin ficha ni horario querentorio escritorio mundano calendario, fervoroso hacedor del rehacer y reescribir al universo mundo espacio tiempo natura persona a su modo y a su forma significativa conmovedora de amontonadoras palabras que mi salvación labran por lo de la falta de memoria, que he padecido de la pluralidad de trancazos que he recibido en la infanta mollera testa, contra la portentosa memoria del poeta argentino de Ficciones en Funes el memorioso, y, contra lo que diga Jorge Luis Borges, que su memoria la adquirió de una septicemia de una propagada herida infestada de un portentoso portazo coñazo que recibiera en la cabeza, y, a según, él mismo, que decía que era enemigo de amontonar palabras, y lo de formar un pilón, que es lo que hace este cura ignaro raro desmemoriado güevón, llevado por la transportación, de la considerable curiosidad y el aventurado discernimiento de la percepción y la imaginación ansias innatas profundas, en que a falta de memoria buena es la imaginación, como quien dice a falta de pan buenas son tortas, ya que me ha fallado la memoria. Y, la imaginación es porque y para la transformación del entendimiento y la estética ética espiritual, la filosofía de las cuatro "E" de Maleo 2001, engastada con su correlativa tesis y teoría inédita innovadora novedosa avanzada cojedeña TINACO de los correlativos casos límite contradictorios caliginosos de equilibrio dinámico dialéctico difuso en el contradictorio medio maleoiano profundo de entre el ser y no ser, de entre el algo y la nada, de Maleo 2001 en la perogrullada primera vez de Perogrullo de entre misterios y manifestaciones, de entre anunciaciones y significaciones, de entre incertidumbres y certidumbres. Y, en las catacumbas de entre el algo y la nada, de los Vedas de entre el cero y el uno, surgiera el concepto postmoderno de límite matemático de Maleo 2001, de tendencia y de trascendencia, que complementaría y complementaría el concepto moderno de límite matemático de tendencia al cero, de tendencia a la nada de Isaac Newton y de Gottfried Leibniz. Y, endespués, fuera Albert Einstein, que recomendara siempre ir a las catacumbas de la modernidad ilustrada originaria, y a buen seguro, que Albert Einstein, fuera al lienzo pictórico blanquinegro del yin y el yang de Laozi y de Walt Whitman, a la contradictoria sombría penumbra whitmaniana laoziana de Buda y de Heráclito. Y, Albert Einstein, fuera al lienzo pictórico blanquinegro, a la slash diagonal hipotenusa del cuadrángulo rectángulo del teorema de Pitágora y de Sócrates. Y, Albert Einstein, fuera al lienzo pictórico blanquinegro de la composición con hoja cúbica de Fernand Léger. Y, como también Albert Einstein, fuera a la bacinilla de Rosa María, la mitad llena de miao y la mitad vacía. Y, Albert Einstein, fuera al cóncavo convexo contradictorio caliginoso concupiscente 69 cojedeño de Maleo 2001, y, Albert Einstein, fuera al dos de oro de las barajas del Tarot. Albert Einstein, fuera de entre el borrén delantero y el borrén trasero, fuera, al punto crucial decisivo inflexivo topológico borroso de la silla de montar caballeresca del Cid Campeador, de Don Quijote y del Libertador Simón Bolívar. Y, Albert Einstein, fuera a la línea curva lemniscata de Bernoulli y Albert Einstein, fuera a la línea curva de la parábola cúbica de Picasso. Y, como tiénese dicho y como deténtase mentado, la certidumbre matemática y la incertidumbre matemática, hubo de expresarla Albert Einstein, sin mojarse las nalgas en el cleuasmo quiasmo río heraclitoiano de Heráclito, de que un río no es dos veces el mismo río y es el mismo río las dos veces. Y, es aquí, en el quiasmo río efesoíta de las plurales palabras pareadas paradójicas del ser y no ser del algo y la nada de los Vedas, Buda y Heráclito, en donde y en que han de estar todos los secretos del universo mundo espacio tiempo natura persona. Y, Albert Einstein, sin mojarse el culo, y, como decía Ezequiel, el rey del río Paso Las Negras de San Carlos: Pa’ coger corronchos hay que mojare el culo. Asina, Ezequiel decíale a Albert Einstein, que no cógense truchas a bragas enjutas, exactamente lo del profeta Ezequiel, el del Paso de Las Negras del río de San Carlos y de la Boca del Infierno, a cuatro cuadras de la Plaza Bolívar y de la Catedral de las cúpulas hechas con espesa leche perlina de las vacas del llano de Cojedes que ordeñaban en la pata de la Iglesia en la redoma lo que es hoy y la Plaza Bolívar de San Carlos. Y, fuera en La Boca del Infierno en donde naciera el matemático cojedeño y doctor en topología en el punto crucial inflexivo topológico borroso de entre el borren delantero y el borrén trasero de la silla caballeresca de montar de don Quijote. Ahí, naciera, el doctor Jesús Ramón Páez Veracierta, quien sí sabía que hoy es siempre todavía del poeta Antoni Machado. Y, a mas y a más, el doctor Jesús Ramón Páez Veracierta supo conjugar y engastar el entendimiento y la estética, la ciencia y el arte, como anillo al dedo, testimonial confesión indiciaria presumida en que apoyárase Maleo 2001 para desarrollar y demostrar la tesis TINACO, de los casos correlativos límite contradictorios caliginoso de Maleo 2001, teoría engastada con la Filosofía de las 4E de Maleo 2001, la Filosofía del entendimiento y la estética ética espiritual. Y, como tiénese dicho y detentase mentado, la certidumbre matemática y la incertidumbre matemática de Albert Einstein, del, de él, cuando dijera que en la medida en que las leyes de las matemáticas se refieran a la realidad no son ciertas y en la medida en que son ciertas no se refieren la realidad. Albert Einstein, estuviérase apoyando en Julius Robert Oppenheimer, padre de la bomba atómica, en que dijera que las diversas formas de explicar una experiencia físicas pueden tener cada una validez, ser cada una necesaria para una descripción adecuada del mundo a la par que se oponen recíprocamente, las diversas formas de explicar una experiencia físicas, en una relación de contradicciones mutuas. Albert Einstein, estaba dando con la teoría del campo unificado. Ahí, en el quiasmo río heraclitoiano de Heráclito. Mas y más, Einstein no se mojó el culo por culpa de Aristóteles, y, fuera Luis Alberto Machad 1975, cuando que mandara al carajo a Aristóteles, y fuera Luis Alberto Machado cuando que mandara al coño a Hamlet de William Shakespeare, y, mandara al coño a la conjunción disyuntiva exclusiva aristotélica "O". Y, Luis Alberto Machado, trajera trastrocada a la conjunción copulativa inclusiva de entre el ser y no ser, y, de entre lo concreto y lo abstracto. Y, lo Luis Alberto Machado, fuera testimonial confesión indiciaria presumida de supremo apoyo, en que apoyárase Maleo 2001 para desarrollar y demostrar la tesis TINACO, de los casos correlativos límite contradictorios caliginoso de Maleo 2001, teoría engastada con la Filosofía de las 4E de Maleo 2001, la Filosofía del entendimiento y la estética ética espiritual. Y como tiénese dicho y deténtase mentado la certidumbre matemática y la incertidumbre matemática es de Albert Einstein, y en él, en Albert Einstein, apoyárase Werner Heisenberg, cuando dijera que no todas las proposiciones científicas son verdaderas y no todas las proposiciones científicas son falsas, e, hizo ver, Werner Heisenberg, que de entre las proposiciones científicas verdaderas y las proposiciones científicas falsas, han de estar las proposiciones científicas grises borrosas caliginosas del lienzo pictórico blanquinegro del yin y el yang de Laozi en la contradictoria sombría penumbra whitmaniana de Walt Whitman de la que han de surgir iguales elementos contrarios, la certidumbre y la incertidumbre. Y, esto, la contradictoria sombría penumbra whitmaniana de Walt Whitman de la que han de surgir iguales elementos contrarios, lo que echaría por tierra el principio de incertidumbre del mismísimo Werner Heisenberg, la contradictoria sombría penumbra whitmaniana de Walt Whitman de la que han de surgir iguales elementos contrarios la onda y la partícula en la perogrullada primera vez de Perogrullo, en que la onda y la partícula han de tener la misma velocidad y la misma posición. Y, esto lo dijera en las caras del gigantesco cartón piedra rectangular guindando del techo del botiquín de Miguelito en San Carlos de Cojedes, en que se leía en las caras, el enunciado de la otra cara es falso y el enunciado de la otra cara es verdadero, ya Miguelito, acababa con el reinado del principio de incertidumbre de Heisenberg. Agora ahora hogaño, la certidumbre matemática y la incertidumbre matemática de Albert Einstein, a mas y a más del lienzo pictórico blanquinegro del yin y el yang de Laozi en el límite límbico fronterizo de la contradictoria sombría penumbra whitmaniana de Walt Whitman de la que han de surgir iguales elementos contrarios, la certidumbre y la incertidumbre, la certidumbre matemática y la incertidumbre matemática de Albert Einstein, han de estar tatuadas en el lienzo pictórico blanquinegro en el límite límbico frontero en la slash diagonal hipotenusa del cuadrángulo rectángulo del teorema de Pitágora de Sócrates de Kelsen, de Cirigliano y Villaverde del torbellino de ideas de la dinámica de grupos y del esquema retroalimentario cibernético. La certidumbre matemática y la incertidumbre matemática de Albert Einstein, han de estar tatuadas en el lienzo pictórico blanquinegro de la composición con hoja cúbica de Fernand Léger. La certidumbre matemática y la incertidumbre matemática de Albert Einstein, han de estar tatuadas en la bacinilla de Rosa María en la mitad llena de miao y la mitad vacía. Han de estar tatuadas en el cóncavo convexo contradictorio caliginoso concupiscente 69 cojedeño de Maleo 2001. Han de estar tatuadas en el dos de oro de las barajas del Tarot. Han de estar tatuadas en el borrén delantero y el borrén trasero de la topológica silla de montar de don Quijote. La certidumbre matemática y la incertidumbre matemática de Albert Einstein, han de estar tatuadas en al punto crucial decisivo inflexivo topológico borroso como si fuera el radiante ojo avizor de don Francisco, de entre nalgas, de entre las gracias y las desgracias, de entre la silla de montar caballeresca, en el punto crucial decisivo, que hiciera el callo en el culo al Cid Campeador, a Don Quijote y al Libertador Simón Bolívar. Y, como tiénese dicho y detentase mentado, que Albert Einstein, no mojárase el culo en el quiasmo río heraclitoiano de Heráclito por culpa de Aristóteles, y, sin embargo y no obstante, Albert Einstein, sostuviera la existencia de la certidumbre matemática y la incertidumbre matemática.
Si la certidumbre matemática y la incertidumbre matemática, que es de Albert Einstein, son casos correlativos límite contradictorios caliginosos de la tesis TINACO de Maleo 2001 y de la Filosofía de las 4 E de Maleo 2001, la Filosofía del entendimiento y estética ética espiritual. Entonces sea dicho que la certidumbre matemática y la incertidumbre matemática, de Albert Einstein, han de tener equilibrio dinámico dialéctico difuso en el contradictorio medio maleoiano profundo de Maleo 2001 en la perogrullada primera vez de Perogrullo. Ergo vergo sea dicho que la certidumbre matemática y la incertidumbre matemática, de Albert Einstein, que con ellas, desarrollara y demostrara la teoría del campo unificado einsteiniano que Albert Einstein no viera en vida. Que, con ellas, Albert Einstein, sin querer y queriendo, derrumbara el principio de incertidumbre de Heisenberg. Ergo vergo sea dicho que la grafía grata gratificante del lienzo pictórico blanquinegro del yin y el yang de Laozi y de Walt Whitman, que el quiasmo río heraclitoiano de Heráclito, que la slash diagonal hipotenusa del cuadrángulo rectángulo de Pitágoras de Sócrates de Kelsen de Cirigliano y Villaverde, que la composición con hoja de Fernand Léger, que la bacinilla de Rosa María, que el contradictorio caliginoso concupiscente 69 cojedeño de Maleo 2001, que la silla de montar del Cid Campeador, de don Quijote, del Libertador Simón Bolívar, que la línea curva lemniscata de Bernoulli, que la línea curva de la parábola cúbica de Picasso, han de ser la grafía grata gratificante de la certidumbre matemática y la incertidumbre matemática de Albert Einstein.