Adhiero al correveydile del Presidente Maduro
Presidente Maduro.
Hace 36 años, 1987, en mi condición de director de Relaciones Institucionales y Prensa de la trasnacional venezolana Corimón, (Corporación Industrial Montana), se me pidió preparar un borrador que expresase la satisfacción del conglomerado industrial químico por estar cumpliendo 40 años de haberse instalado en Valencia, la Ciudad Industrial de Venezuela, como se le conocía.
Esta manifestación cívica debía ir acompañada con el compromiso de realizar un proyecto de desarrollo participativo perdurable en el tiempo, que fuera acogido con beneplácito por todos los sectores de la comunidad.
Preparé dos ante-proyectos. El primero, dirigido a los niños y su preparación para que, en su edad temprana, se enorgullezcan de haber conquistado la titularidad de ciudadanos por haber participado en el bienestar colectivo y defendido la ciudad, ese escenario en el que todos somos actores y debemos cuidar y defender. El segundo plan, pintar y reparar cien escuelas y liceos en Valencia.
Corimón adoptó la segunda propuesta y no sólo se pintaron las cien escuelas y liceos en Valencia sino que el proyecto se entendió para beneficiar a todos los pueblos y ciudades turísticas del país.
Pasaron 7 años. En 1994, a través de "Cajón de Ideas", una columna semanal comunitaria dominguera que mantuvimos durante 17 años en los medios de comunicación escritos del Estado Carabobo, nos permitimos proponer a dos directivas del Concejo Municipal de Valencia, (no existía aún la figura del Alcalde), para desarrollar el proyecto que no fue posible accionar con Corimón.
Se trataba de Bricoval, Brigadas para la Defensa del Medio Ambiente de Valencia, una propuesta experimental a ser desarrollada por niños, niñas y adolescentes no mayores de 14 años, estudiantes de primaria en las 14 Escuelas Municipales que para entonces existían en la ciudad.
Proponíamos la conformación de Brigadas autónomas voluntarias en esas escuelas cuya acción básica se centraba en que, en el recorrido de los escolares de la casa a la escuela y viceversa, si veían basura amontonada en rincones, correntío de aguas al borde de las aceras, niños sin acompañamiento en las calles, ancianos acurrucados en portales, la plaza de su parroquia enmontada y la estatuaria dañada, deficiencia en el servicio colectivo de transporte sin ningún tipo de mantenimiento, etc. etc., lo reportaran a un Comando constituido en cada escuela por brigadistas (como hemos dicho, voluntarios) que, en el nivel de Comandantes recibirían la queja o lo observado por el escolar que, según su criterio, merecía ser corregido o solucionado.
El proyecto preveía que en busca de solución al problema el Comando enviaría la queja, en primera instancia, a la Asociación de Vecinos de la parroquia donde vivía el niño denunciante o, en su defecto, personalmente a los medios de comunicación locales en visita programada en busca de solución del problema planteado.
En el proyecto de nueve páginas está diseñado, empíricamente por su puesto, todo el plan a desarrollar para lograr el cometido.
Mientras usted jugaba basket y lo conocían como Lalo por su hermana mayor Lala, yo andaba con mi 1X10 bajo el brazo y nadie me paraba.
Usted, ahora Presidente de la República, revoluciona y lanza su norma científica 1X10 como "sistema abarcador de toda la sociedad, territorios, pueblos y sectores, método en el que pueblo y gobierno se empoderan para la solución de cualquier problema, constituye la construcción de un nuevo sistema de conexión tecnológica para atender los problemas reales de la gente".
A tal efecto, me permito proponerle, Presidente, que le abra cauce a ese torrente de imaginación, creatividad y voluntad manifiesta por el conocimiento, que pueden aportar, sin esperar recompensa alguna, los niños, niñas y adolescentes. Ábrale espacio en su norma 1x10.
En aquellos tiempos de mis escritos, a través de su lectura, el poeta W. Wordword me decía que "el niño es el padre del hombre porque es en los arenales de la niñez donde se arraiga y crece el árbol de la edad madura".
Ese niño liceista de doce años a quien usted hace poco le cedió la palabra para que se expresara y mientras más lo aplaudían, más se aferraba al micrófono, es semilla que está por allá…,por los raudales, en las sabanas, en las montañas en los cerros, en la ciudad. Si lo buscamos, esta allí a nuestro lado.
Ese talento y ese talante puro por el conocimiento del padre del hombre, Presidente, será la semilla que fructificará y robustecerá la nueva Misión de la Juventud que Usted acaba de poner en marcha.
Sí, Presidente. Ábrale cauce, y a su nivel de escuela y hasta, dentro de la multitud del Sistema de Orquestas y Coros Juveniles, ofrézcales la oportunidad para que miren la escuela, el conservatorio donde se alinean para la música o el canto, la calle, el otro niño que va y no sabe para dónde, la ciudad, y que nos digan cómo están.
Creo que sólo qujeda releer y enviar.
Aquí documento titulado Bricoval