Recientemente leí una cifra suministrada por la Organización Panamericana de la Salud, según la cual, las personas que acuden a los hospitales de las principales ciudades de Venezuela, deben cubrir por lo menos el 75 % del costo de los insumos médicos que se utilizan durante su atención.
Esto sin duda que revela la extrema precariedad del servicio de salud pública en Venezuela, durante estos tiempos que transcurren del año 2023, tomando en cuenta los bajos ingresos que percibe la mayoría de la población venezolana, y los elevados precios en dólares de los insumos médicos.
Bien es sabido que una de las variables más importantes a la hora de evaluar el potencial de la población de un país, es precisamente su estado de salud, ya que hay una relación directa entre este último y su capacidad productiva en términos económicos. No por casualidad un país superpoblado como China extremó las medidas de protección de su población durante los meses críticos de la pandemia del Covid-19.
Como parte de la crisis sistémica que atraviesa Venezuela, desde hace ya unos cuantos años, está la crisis en materia de salud. Y no deja de llamar la atención una suerte de modelo de salud hospitalaria que se ha venido consolidando, el cual funciona más o menos de la siguiente manera: las personas acuden a los hospitales en espera de ser atendidas, y si son aceptadas e ingresadas con estatus de pacientes, se les informa de los insumos médicos que deben adquirir y de los exámenes de laboratorio que deben realizarse, para poder ser atendidos. Luego, los insumos médicos y exámenes de laboratorio son accesibles a los pacientes, en precios dolarizados, a través de una red de farmacias y laboratorios, con horario de 24 horas, que se han establecido en los alrededores de los hospitales.
La pregunta que hay que plantearse en estos momentos, es si las autoridades de salud de Venezuela están de acuerdo con este modelo de salud hospitalaria, o si tienen al menos un plan para, en la medida de las posibilidades, ir aumentando progresivamente los insumos médicos y servicios de laboratorio que los hospitales deben suministrar a los pacientes. De no concretarse esto último, la salud de los venezolanos penderá cada vez más de un hilo.