¿Fue infiltrada la Revolución Bolivariana? La aberración de los "Protectores" (VII)

Lunes, 24/04/2023 05:35 PM

Chávez y sus contradicciones. |

Dice el diccionario de aberrar, "Desviarse, extraviarse, apartarse de lo normal o usual.".

Y, en efecto, la creación arbitraria de la figura del "Protector del Estado", obra del Comandante Chávez, la que inauguró, con unos de sus viejos compañeros de la escuela militar y del alzamiento del 4F, en el Estado Lara, por haber perdido allí las elecciones, las que ganó, si mal no recuerdo, Henry Falcón, un disidente de la llamada "Revolución Bolivariana", tuvo las características que enumera el diccionario.

Pues esa figura se apartaba de lo constitucional, ya que es un desconocimiento de la voluntad popular. Pues la mayoría, la que debe predominar en democracia, escogió su gobernante. Poner a otro, por encima o en paralelo con este, es desconocer la propia constitución y la mayoría. Y al mismo tiempo, una subliminal manera evadir que el colectivo, el partido, revisase las causas de la pérdida que, entre otras, pudiera haber sido, la muy mala labor del anterior gobernante regional, imagen del candidato, quizás uno impuesto, resultado de una deficiente evaluación o un reparto indebido. Fue una manera de desmentirse de quien fue el propulsor de la Constitución vigente.

Pero, pese eso no lo justifique, el comandante Chávez optó por esa opción viendo al gobernador electo, pasado cierto tiempo, predispuesto a desconocer al presidente, desdeñar toda coordinación con el gobierno central, plegado a la conspiración o descuidando de manera evidente asuntos de interés público. Actitud esta, sin duda, la de desconocer al presidente una absurda decisión opositora, de las tantas en que ha ocurrido ese universo, por lo que está, por ahora, virtualmente destruido.

Pero más tarde, se convirtió en una forma de evaluar con anticipación y premeditación al electo. Pues apenas asume el cargo ya se le descalifica, tanto como para ponerle un sustituto, casi rasparlo del cargo de inmediato y de manera ilegal. Es sin duda una mal disimulada y hasta subliminal destitución autoritaria, arbitraria. Pero al mismo tiempo, pudo servir para que los gobernadores desatendiesen sus obligaciones y dejasen que el imaginario popular les ignorase por estar pendientes del "Protector".

Quizás, por haber comprendido eso, el actual presidente se comprometió a eliminar esa figura después de las elecciones del 21-11-2021. Salvo haya tomado cuerpo en él, la idea que, en ese venidero proceso, ganarían todas las gobernaciones, sueño que pareció como demasiado optimista.

Pero la figura del Protector, a quien se le asignaba presupuesto paralelo, sin control, ni registro y una corte se funcionarios, escogida seguramente muy meticulosamente por él mismo, entre "los leales", todo ello al margen de la Ley y control de los mecanismos correspondientes, asumía los problemas a su saber y entender, sin que necesariamente se correspondiese con la realidad, menos con el equilibrio, justicia e interés popular, por las circunstancias ya expuestos, fue sin duda una fuente para la corrupción, inversión o gasto de los recursos de manera muy caprichosa y, en definitiva, el beneficio personal de muchos, empezando por el protector mismo y sus íntimos o funcionarios que le rodeaban.

Es pertinente pensar, pese el tiempo que ha pasado y la acertada decisión del presidente Maduro de eliminar esa figura, medida que, entre otras cosas, debió acompañarse de una investigación o auditoría al respecto. Pues no cabe duda que, al margen de la cuantía de lo que mágicamente se apropiaron de los recursos de Pdvsa y, otras empresas, como las del área de Guayana y lo que pudiera estar ocurriendo con el oro, entre los Protectores, más de uno, pudiera haberse ido con "la cabuya en la pata"; pero esta, la cabuya, en los tobillos y los jarretes, por lo menos, debe haber dejado marca o huella. Y cuando digo, esto no lo hago por indisposición contra nadie, sino por la ilegalidad y "extrañeza" del proceder, que por sí mismo, alentó la comisión de ilegalidades y corrupción.

La Constitución Bolivariana, en buena medida hecha por los deseos, aspiraciones del expresidente Chávez, establece una norma de gran importancia; esta es, el referendo revocatorio a mitad de ejercicio. Si el electorado o la mayoría del mismo, juzga mal la administración y proceder del gobernante elegido, puede destituirle por la misma vía que lo eligió y llamar, de inmediato, a nuevas elecciones.

De manera que la figura del Protector, aparte de ser una violación constitucional, construyó una fuente de abusos, mal precedente y hasta de asidero para la corrupción moral y económica.

Pero el mal proceder llegó a más. Casi desconoció, burló la voluntad popular, tanto que el escogido, a dedo, como "Protector", sin saber a ciencia "de quién o de quiénes", solía ser el candidato derrotado del gobierno, a quien la mayoría no quiso y por él no votó. Lo que, en principio, se juzga como mal evaluado por la voluntad popular.

Hay connotados casos de funcionarios ineptos, sin obra alguna donde antes se desempeñaron, puestos de "Protectores", cuando son ellos los primeros necesitados de protección. De estos, en Anzoátegui, hubo unos cuantos ejemplos.

No obstante, hay mucho más que eso. Constituye la creación de una fuente, un manantial de corrupción y politiquería, contrario a lo revolucionario, lo participativo y protagónico; falta de respeto y reconocimiento que, los principios envueltos en eso mismo, tienen por los derechos de las multitudes, sin importar las ideas que estas tengan sobre el mundo y lo real.

Se volvió habitual la práctica, según la cual, el supuesto "Protector", actuase ante un hecho público, una tragedia o una crisis, desatada por desatención del gobernante legal, bien sea la causa, desidia, descuido, indolencia y hasta por falta de respaldo planificado desde el poder central, justo para crear un escenario ideal para su entrada en escena. Lo que interesaba era aprovecharse de cualquier coyuntura para darle "vigencia", "validez" a ese falso funcionario y descalificar al electo. Pero la terquedad de la realidad suele, casi siempre, poner las cosas en su sitio. El "Protector" sólo fue un personaje de circo, una fantasía y Caja de pandora.

Por supuesto, para que todo quede bien claro, no es que los gobernadores opositores hayan sido excelentes, ha habido buenos y malos, como los partidarios del gobierno nacional mismo, pero sin talento, buena voluntad, mejor compañía y, sin recursos materiales, nadie puede hacer algo significativo.

Y es pues el "Protector", una expresión del centralismo, que aún se resiste a reconocer el derecho de las comunidades. Pero también, se corresponde con la idea que el Estado y el partido no son entes para orientar, dentro de una sociedad capitalista y por ende diversa, dirigir el proceso de cambio, dentro de la conflictividad que significa ser distintos, como hallar puntos de entendimiento, síntesis, que permitan hacer las cosas y avanzar diariamente, sino para imponer a rajatablas las ideas que en aquellos, los poderes centralizados, germinan.

Por eso mismo, habiendo perdido las elecciones en alguna entidad federal y, por lo dispuesto en lo constitucional, y como el electo debe ejercer todo el poder que le es inherente, el Poder Central, derivado esto de una de las contradicciones de Chávez con respecto a lo dispuesto en la Ley, inventó lo de los "Protectores", aún en aquellas donde mantuvieron el control del poder legislativo regional, organismo que es más que suficiente para que el Estado ejerza su control. Aparte que, el partido de la región, si es lo suficientemente competente, puede, desde distintos espacios y mecanismos, ejercer su contraloría, vigilancia y presión al gobernante electo. Aunque se desconfíe de los partidos y entidades opositoras.

Lo que debió y debe suceder, sin orden especial alguna, es que los partidos "revolucionarios", asuman su rol de vigilantes y vanguardias para empujar al pueblo a luchar en sus espacios por sus intereses y la aplicación de las medidas que correspondan y emanen de la realidad.

Pero no, se optó por los llamados "Protectores", lo que implicó una evaluación y hasta sanción adelantada a los gobernadores entrantes. Descalificación de los poderes y fuerzas populares. Y es más grave todo eso sí, como se dice y cree, estos "Protectores" manejaron recursos de distinta naturaleza, sin supervisión y, en el mejor de los casos, sólo rindieron cuentas a quienes en eso les pusieron, lo que crea un grave estado de complicidad y una fuente de corrupción. Pues a estos "Protectores" nadie les evaluó y menos hizo auditoría, basta que, quienes desde arriba ilegalmente les pusieron, les diesen su carta de buena conducta.

Y a estos "Protectores", el partido de sus espacios, tampoco les reclamó nada, porque el poder central cierra el círculo, el aro de hierro, dándoles a aquellos, de manera abusiva, reaccionaria, la potestad de manejar todo a su antojo y, hasta peor, a su servicio. Por obra gracia del "espíritu santo", al recién llegado le hacen líder de la colectividad, pues fue habitual además que, el Protector, candidato perdedor, ajeno a la comunidad, de esos que antes solíamos llamar "paracaidistas", le convertían en "líder" del partido. Bastaba tocarle los hombros con una varita de virtud.

"El protector", como la palabra misma lo indica, era como un "mesías", "un enviado de Dios", puesto en la tierra para hacer milagros, repartir dádivas sin ningún compromiso real, concreto, con las comunidades y, si algo daba, aunque fuese precario o, al contrario, nada resolvía, nadie le pedía cuentas ni números. Lo poco, escaso o deficiente que él hacía, era recibido como una bendición y, lo que en abundancia dejaba de hacer, no importaba, porque no era su responsabilidad y menos deber.

Pero si hay todavía una idea clara, incrustada en el cerebro de la gente, que en ese "funcionario", dadivoso, enviado "del más allá", que resolvía escasamente alguna una emergencia aquí y otro más allá, donde más bulla hacían, que no estaba obligado a nada por la ley, se concentraba un falso y comprado liderazgo, porque era agente del Poder Central.

De allí salió la fea y asquerosa costumbre o práctica, a falta de ideas y liderazgo, de salir a repartir mortadela transportada en carretillas, de casa en casa, para intentar ganarse el afecto y voto de una gente que, días antes, estaba en el olvido y que después de votar volvería al sitio donde antes le tuvo el carretillero o engendro del "Protector".

Esa fue una de las tantas mutaciones del modelo. Por supuesto, es lo que hay que revisar y cambiar para cerrarle la rendijas, cuevas a los corruptos, adulantes e incompetentes, por lo general analfabetas funcionales.

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