La conferencia de los veinte países reunidos en Colombia los últimos días de abril de 2023 para buscar una salida política en Venezuela, era un buen escenario para destrabar las tensas relaciones entre los Estados Unidos y nuestro país.
Cómo ya se sabe, la Unión Europea envió a su representante Josep Borrel y el gobierno de Biden, hizo lo mismo enviando dos plenipotenciarios de alto nivel a dicha conferencia. Sin embargo, la posición de Venezuela fue del todo o nada, una terca actitud que no contribuye con una solución.
Gustavo Petro tomó la iniciativa de convocar a las naciones en pugna (en este caso Venezuela y los Estados Unidos), con la intención de llegar a un acuerdo honorable y que el próximo evento electoral presidencial se desarrolle dentro de los parámetros de la confianza y la transparencia que debe caracterizar todo proceso para elegir al presidente de nuestro país.
La conclusión del presidente de Colombia Gustavo Petro, es la de hacer andar en dos rieles en paralelo las políticas de los dos Estados. Estados Unidos eliminando sanciones y Venezuela democratizando sus medidas coercitivas contra los opositores y mejorando la economía nacional.
Lamentablemente, fue imposible lograr un acuerdo. El gobierno de Maduro exige la devolución de tres mil millones de dólares para ceder en sus políticas, sin asomar ninguna intención de rectificar a lo interno del país, ni mencionar el destino de 21 mil millones de dólares robados a PDVSA por Tarek Al Saimi y su mafia.
El asunto se torna más grave con la decisión de vender CITGO, en los Estados Unidos, como una forma de saldar cuentas con los acreedores y los que compraron bonos de esa empresa, sin recibir beneficio alguno. El serrucho se ha trancado y las elecciones del 2024 transitan un camino lleno de obstáculos, con la amenaza de un adelanto de ese acto electoral por parte del régimen chavista.
Así están las cosas en Venezuela. No hay aparentemente ninguna vía que pueda indicar la salida favorable a la institucionalidad democrática, las mejoras en la economía y la alternancia del poder.