Quise que Burocrático tuviese un apellido, que no apareciese como un niño huérfano, de matrimonio morganático. Un engendro de nadie, porque justamente él, intenta parecer que no es él mismo y culpar a otros de lo que es justamente responsable. Por eso pensé largamente en un apellido para él y recordé un "ídolo" que tuve en mi temprana adolescencia, se llamó Pedro Formental, a quien le llamaban "Perico".
No creamos que Burocrático, por el nombre, es maracucho, que lo podría ser, pues burócratas hay como sorgo y en todas lados. Lo malo es que la gente les confunde y hasta ellos también.
A los muy jóvenes y a los que no, pero poco saben del béisbol, les contaré que "Perico", fue tercera base y cuarto bate de un equipo cubano, llamado el "Almendares", lleno de puras estrellas. Era la época de cuando los negros no tenían acceso a las grandes ligas o estaba restringido, tanto como para los latinos. Por eso, aquel equipo era tan poderoso. Y "Perico", era sólido al batear, ligero al correr, mago al fildear o defender y habilidoso al lanzar. Era de tanta calidad y quizás más que muchos jugadores que participaban en lo que suelen llamar "el béisbol grande". Y en aquel trabuco que fue el "Almendares", Formental era la primera estrella, la más luminosa en el terreno de juego.
Por ser una estrella rutilante, casi un dios, del deporte preferido de los cubanos, la dictadura de Batista le hizo senador. Por eso, le llamaban así también, "el senador Pedro "Perico" Formental.
Cuando tomé conciencia del triste rol político que pusieron a jugar a aquella estrella de la "pelota", como decimos por acá, me sentí defraudado y hasta molesto. Pero ahora mismo, cuando medito sobre Burocrático, un ejemplar muy representativo de su clase, no porque hubiese nacido como tal sino que el tiempo y la molicie o comodidad que suele, en veces, generar tanto tiempo en el poder, recordé a "Perico" y nada mejor que ensamblar nombre y apellido para hablar de los dos. Ya lo hice de "Perico", por lo menos en lo indispensable para mis fines.
Burocrático, cosas de los tiempos que corren, apenas se asomó a la política, sin el primer grado aprobado en carrera por demás exigente, con unos cuántos libros leídos con la premura que caracteriza a la juventud, el rigor y, más que todo, la formalidad de la academia y un demasiado nuevo título universitario, le nombraron ministro. Uno lo entendió, no dijo nada y optó prudentemente por esperar los resultados. Además, formaba parte de los grupos dirigentes que estuvieron cerca a Chávez cuando este inició su campaña electoral y lo que parece ser más importante, fue egresado de la ULA y asiduo visitante de la cárcel de Yare, cuando los alzados en 1982 estuvieron allí detenidos. Y todo eso, cosa curiosa, fue un aval o mejor que eso, "un ábrete Sésamo". Pero este es sólo uno de los burocráticos o burócratas, porque hay más de uno, también con el apellido Formental, pero llegaron después, porque todavía en 1998, cuando Chávez llegó a Miraflores, estaban muy carajitos para estar pensando en política. Pero estos también tuvieron la dicha, sin haber pescado guaraguaras y por tanto no mojarse el fondillo, apenas dijeron sus primeras palabras en una reunión de partido, de ser nombrados ministros o para ocupar otros cargos igualmente importantes. Estos, todos ellos, no fueron capaces de preguntarse y preguntar ¿qué voy hacer allí? Pero si rápidos en decir "¡sí! acepto", apenas el competente les hizo la propuesta. Como también, para sus adentros, se dijeron, "como vaya viniendo iré yendo". Así asumieron el asunto. ¡Cómo han cambiado los tiempos!
Burocrático, el de ahora, se metió en un partido que estaba en el gobierno y tiene como fin, eso dicen, hacer el socialismo, sin que él sepa "cómo se come eso"; más cuando camina porque lo lleva el viento y la vieja cultura de una cuna y "pagos", dicho a lo gaucho, donde todo está hecho y de una forma y gusto que "por demás le gustan". Para él todo está hecho, sólo hay que vivir acorde y ser feliz.
Por eso digo que, la "Revolución Bolivariana" no fue infiltrada, ella tendió las camas, construyó cunas o nidos, donde engendraron, amamantaron y "educaron" a los burócratas y corruptos. Allí nacieron, y hasta les entrenaron, hasta que aun teniendo la leche en los labios, les nombraron de ministros y gobernadores y cuanto funcionario importase fuese necesario. Claro como es natural, de fuera llegó alguno que otro, llevado por familiares suyos que ya estaban adentro y le hablaban de la "Isla de Jauja" y el bello porvenir; otros atraídos por los mensajes que le llegaban por distintas vías. Pero todos ellos no entraron a dañar sino aprovecharse del mar de daños que adentro se había generado
A él, el burócrata, la palabra le suena ajena y la usa, como quien habla del dolor o defecto de otro. Le describe los dolores del alma, los malestares que producen los retortijones de las tripas, como un médico reciente, lo que leyó en un libro, sin nunca haber tratado a un paciente con tales síntomas y menos haberlos experimentado en su propio cuerpo. Para él, formado como burócrata, por los tiempos que corrían, cuando la palabra era extraña, no escuchada en la escuela y sin la militancia necesaria donde de eso se solía hablar en abundancia, ella le era ajena. Además, donde empezó su reciente y primera militancia, la rutina, improvisación, burocratismo y el asomarse para que le vieran y gritar como carajito en carnaval ¡aquí es! y ¿Chávez no se va!, buscando le cayera la chupeta, eran como los propios mandamientos.
Burocrático de nombre y apellido Formental, pasó y ha pasado años, más de los debidos, siendo ministro. Ha sido de una y otra cosa. Le ha servido y sirvió muy bien que en el gobierno haya más ministerios que mosquitos en la Gran Sabana. Salía y sale de uno y entra en otro. Siempre hay uno desocupado para é. Y hasta jefes del partido lo son; de no serlo, sería un burocrático a medias, incompleto y débil.
Apenas le nombraron para el primer ministerio, hizo su cama y se acomodó muellemente, de manera que nada le estorbase el sueño. Si algún subalterno, que por allá andaba o estaba en lo mismo que él, se le acercaba en busca de línea u orden, Burocrático optaba por preguntar primero:
-"¿Cómo anda la vaina por allá?".
No exigía más nada. Era muy condescendiente. Se sentía feliz y complacido recibir por respuesta, este podría llamarse "Cheo León y ser socia de Jonathan Marín:
"¡Cómo una uva!" o "¡Chévere cambur!"
Es decir, "no hay novedad", como aquella vieja canción cantada a una baronesa:
-"No hay novedad señora baronesa, sólo que anoche el huracán se llevó por los aires el palacio. Por lo demás no hay novedad".
Los dos gritaban al despedirse "¡Patria socialista! ¡Viviremos y venceremos!" y eso bastaba. Era el pasar el cerrojo de la lealtad mutua.
Burocrático se sentía feliz, complacido, despedía al subalterno con abrazos muy apretados y le complacía en todo lo que pidiese. Bastaba que éste no le incomodase la vida.
Cuando el jefe de más arriba, opta por cambiar el gabinete para combatir las "amenazas de paralización y burocratismo", lo que ahora intenta hacer por cierto Gustavo Petro, al Burocrático de aquí le mandaban y mandan para allá. Al de allá, se lo traían y traen para acá. Había que combatir la burocracia y nada mejor que esa estrategia y Burocrático.
En ese estar en un ministerio donde las telarañas invaden los espacios, hasta sin dejarse caer de los techos descienden mansamente hasta el piso, como burocráticamente, a cada mueble le falta hasta tres patas por lo menos, pasar a otro donde hay el mismo ambiente, sin que eso le incomode, se la ha pasado casi veinte años ya. Al contrario, encuentra aquello como hecho para él. Es su mundo. Su máxima felicidad. Siente que así está cambiando al universo. Por eso habla de un modo que uno cree sueña. Eso sí, su adarga está firme en su brazo dispuesta a destruir cualquier vestigio de burocracia que amenace su espacio.
Dado los discursos de ahora, dedicados a defender a los corruptos, pese se usen varias artimañas para disfrazar los fines, como aprovecharse del lamentable incidente relacionado con la muerte de uno de los acusados, sobre la cual hay dos versiones, la oficial, proveniente de la Fiscalía General de la República, según la cual se suicidó y la de sus familiares que esto ponen en duda. A esta, de manera casi automática, sin prueba alguna, se suman los deseosos de poner en duda la versión oficial que exhibe como corruptos a algunos personajes. Y a ella se suman los partidarios de los corruptos de los "viejos tiempos".
Son los "Burocrático" Formental, dos personajes que, sin saberlo, son uno solo, pero se hacen la guerra.
No sé, varias veces lo he dicho, si Ramírez es corrupto o no en la connotación que suele dársele a la palabra, ese no es mi tema preferido. Se lo dejo a quienes de eso se ocupan y sé que hay abogados que tienen como labor sacramental defender a sus clientes y es natural haya quienes digan y sostengan en la palabra y en los hechos "contra la familia nunca, con razón o sin ella". Esa es su moral y forma de asumir el rol en cada quien.
Me atengo a otras cosas. Por ejemplo, más que a filósofos, economistas y sociólogos, ahora, dado que muchos de ellos me han decepcionado, suelo leer a técnicos petroleros, por el impacto que en mí, como en Venezuela toda, causó la debacle de la industria petrolera desde los tiempos de Ramírez. Como que, Einstein Millán Arcia, un especializado en la materia petrolera, sin vínculo alguno con el gobierno dice cosas como que en los tiempos que Ramírez se manejó como ministro del ramo "La corrupción y la destrucción se apoderaron de PDVSA. Pasivos galopantes, pérdida real de producción, bestial endeudamiento, maquillaje de cifras y desaparición de producción".
https://www.aporrea.org/energia/a316104.html
En ese mismo artículo, el autor citado asegura que es responsabilidad de Ramírez que "Para el cierre de Agosto’2014 ya la producción se había abatido hasta 2,700,000 BPD, presentando un promedio-año de 2,899,000 al cierre de 2014. Bajo la mano de Rafael Ramírez, la producción de LGN (gas natural licuado) pasa de 177.000 BPDE en 2006 @ 114.000 BPDE en 2014".
Es por demás obvio decir que, la corrupción descubierta ahora es en buena medida responsabilidad de mucha gente que está encargada de evitar que eso ocurra, como Tareck El Aissami, de quien no sé si está o no metido directamente en el asunto, el Contralor General de la República dado que, por sus cargos, eso debían evitar. Como es válido se diga que lo acontecido en PDVSA bajo la dirigencia de Ramírez, hay responsabilidad del presidente Chávez, quien eso, pese lo que decían las cifras, la visión general acerca del tema petrolero y la estrategia diseñada por Ramírez, no intervino a tiempo. Siempre le dio luz verde y fue de los últimos en comunicarse con el hijo de Sabaneta. Sería bueno recordar "los desencuentros" de Giordani.
Y todo esto ocurre por culpa de Burocrático. Porque él, Burocrático, es enemigo de lo participativo y protagónico y, en consecuencia, perseguidor y juez cruel de quienes discrepan y denuncian.
El rostro de Burocrático, no importa la especie, la generación, es triste. Cuando intenta sonreír, por la felicidad que le embarga, la de estar donde le han puesto, la sonrisa se esconde tras la tristeza apenas nace, pues en verdad mucho sueña o quizás sospecha – algo del pasado queda - que no es lo que es. Por eso, piensa, "eso son otros".
Por creer esto, hasta de la mejor buena fe, grita "¡al ladrón!", para llamar la atención sobre quienes cree responsables y causantes de la burocracia. Aunque en verdad, no lo cree, quiere que los demás lo crean.
¡Cómo asombra cuando uno escucha a Burocrático tomar posesión de su nuevo ministerio y asegurarnos que llega allí para combatir la burocracia!